TEGUCIGALPA, HONDURAS.- No es fortuito que al término “discusión” en español se le adjudique un sentido negativo, mientras que “discussion” en inglés apele al intercambio de ideas con asertividad.
En países como el nuestro, se suele creer -irónicamente- que la persona que más grita es quien domina sobre el diálogo. Incluso en conflictos de pareja gana aquel que tiene una posición más favorable o bien conoce los puntos débiles de su contrincante.
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En este artículo analizaremos cómo hacer de la discusión una fuente de soluciones, en lugar de un multiplicador de problemas. De acuerdo con Antonio Escobar, psicoterapeuta en parejas, discutir es un arte. “Si no se aborda como tal, el resultado no será el más productivo ni deseado”.
De entrada Escobar sugiere poner en orden las emociones e identificar de forma asertiva qué estamos sintiendo y por qué.
Seguido es esencial encontrar el momento adecuado para explayarse. Muchos de los conflictos de pareja se dan en situaciones críticas: por ejemplo, en una reunión social donde se cae en la validación personal, después de copas de más o en un momento de tensión y estrés.
En general, escenarios que indirectamente lo empujan a decir palabras de las cuales nos arrepentiremos más tarde.
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De ahí se da paso a escuchar a la contraparte sin interrumpir; pida en lugar de exigir; respete la opinión del otro sin invalidarla; acepte sus propios errores, en vez de centrar su discurso en los del otro; reconozca los aspectos positivos de su pareja, en vez de centrarse en los negativos; hable problemas actuales, no saque los viejos abordados; no grite, y calle aquello que puede herir.
“Por último, se busca solucionar la situación, ya sea encontrando un punto medio, haciendo compromisos, siendo más tolerante y comprensivos o disculpándose por el hecho”, concluye Escobar.