La Paz, Honduras
Por 29 años, Waldina Lizeth Oliva ha dedicado su vida a la formación de niños y jóvenes en el sistema educativo público, dejando como legado a varias generaciones el conocimiento para que puedan superarse como profesionales.
Oliva forma parte de una familia de cinco maestros, que incluyen a su madre y hermanos. Esta filiación por la docencia es una característica común en el municipio de Cane, La Paz.
Doña Olivia trabaja en el Instituto Técnico Rafael Pineda Ponce, ubicado en el casco urbano, donde hay una matrícula de 600 estudiantes.
“Yo me hice maestra desde 1988, impulsada por mi madre y luego mis hermanos siguieron el mismo camino”, manifestó con orgullo.
El municipio conformado por 7,000 habitantes es uno de los más pequeños a nivel del departamento de La Paz, pero uno de los más grandes en conocimiento académico de sus pobladores.
Según un estudio realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) del 2014, Cane se ubica a nivel nacional en el cuarto lugar en cuanto a Índice de Alfabetismo (personas que saben leer y escribir) y en la octava posición en el Índice de Desarrollo Humano (IDH), el cual mide variables como acceso a servicios básicos, calidad de vida, entre otros factores.
Según las autoridades municipales, ese logro se debe a que la comunidad tiene un porcentaje de educación formal que ha sido alcanzado por el 90 por ciento de habitantes.
Sin embargo, existe otro peculiaridad que lo hace ser diferente a otros municipios del país y es que tiene más de 2,400 maestros, lo que representa el 35 por ciento de su población total. Inclusive el alcalde José Tejeda es un maestro que dejó de enseñar para dirigir los destinos del municipio.
Vocación
La docencia parece ser una vocación que se lleva en las venas pues hay casos como el de Trinidad Bustillo, quien tiene cuatro hermanos con los cuales comparte esta noble profesión.
Bustillo expresó que el magisterio fue la primera opción por muchos años debido a que se criaron a pocos kilómetros, en la Escuela Normal Guillermo Suazo Córdova en la ciudad de La Paz y la Escuela Normal Centroamérica en Comayagua.
“El tener dos escuelas normales muy cerca incentivaba a los padres de familia a mandar a estudiar a sus hijos y el magisterio en aquellos tiempos estaba mejor que ahora”, dijo Bustillo.
Ahora los jóvenes de Cane tienen más opciones de estudio con la creación de carreras técnicas en institutos de La Paz y Comayagua.
Además, después del cierre obligatorio de la Escuela Normal Guillermo Suazo Córdova de La Paz, y de la Centroamérica de Comayagua, ahora estudiar magisterio para los adolescentes es más difícil.
Sin embargo, muchos jóvenes siguen aspirando a ser maestros y ahora ponen su mirada en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM) de Tegucigalpa.
“Estoy por graduarme del bachillerato en informática y estoy pensando en aplicar para la Universidad Pedagógica porque quiero ser licenciada en matemáticas, me gustan los números y también enseñar”, declaró Karla López, estudiante del I nstituto Técnico Rafael Pineda Ponce.
Por 29 años, Waldina Lizeth Oliva ha dedicado su vida a la formación de niños y jóvenes en el sistema educativo público, dejando como legado a varias generaciones el conocimiento para que puedan superarse como profesionales.
Oliva forma parte de una familia de cinco maestros, que incluyen a su madre y hermanos. Esta filiación por la docencia es una característica común en el municipio de Cane, La Paz.
Doña Olivia trabaja en el Instituto Técnico Rafael Pineda Ponce, ubicado en el casco urbano, donde hay una matrícula de 600 estudiantes.
“Yo me hice maestra desde 1988, impulsada por mi madre y luego mis hermanos siguieron el mismo camino”, manifestó con orgullo.
El municipio conformado por 7,000 habitantes es uno de los más pequeños a nivel del departamento de La Paz, pero uno de los más grandes en conocimiento académico de sus pobladores.
Según un estudio realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) del 2014, Cane se ubica a nivel nacional en el cuarto lugar en cuanto a Índice de Alfabetismo (personas que saben leer y escribir) y en la octava posición en el Índice de Desarrollo Humano (IDH), el cual mide variables como acceso a servicios básicos, calidad de vida, entre otros factores.
Según las autoridades municipales, ese logro se debe a que la comunidad tiene un porcentaje de educación formal que ha sido alcanzado por el 90 por ciento de habitantes.
Sin embargo, existe otro peculiaridad que lo hace ser diferente a otros municipios del país y es que tiene más de 2,400 maestros, lo que representa el 35 por ciento de su población total. Inclusive el alcalde José Tejeda es un maestro que dejó de enseñar para dirigir los destinos del municipio.
Vocación
La docencia parece ser una vocación que se lleva en las venas pues hay casos como el de Trinidad Bustillo, quien tiene cuatro hermanos con los cuales comparte esta noble profesión.
Bustillo expresó que el magisterio fue la primera opción por muchos años debido a que se criaron a pocos kilómetros, en la Escuela Normal Guillermo Suazo Córdova en la ciudad de La Paz y la Escuela Normal Centroamérica en Comayagua.
“El tener dos escuelas normales muy cerca incentivaba a los padres de familia a mandar a estudiar a sus hijos y el magisterio en aquellos tiempos estaba mejor que ahora”, dijo Bustillo.
Ahora los jóvenes de Cane tienen más opciones de estudio con la creación de carreras técnicas en institutos de La Paz y Comayagua.
Además, después del cierre obligatorio de la Escuela Normal Guillermo Suazo Córdova de La Paz, y de la Centroamérica de Comayagua, ahora estudiar magisterio para los adolescentes es más difícil.
Sin embargo, muchos jóvenes siguen aspirando a ser maestros y ahora ponen su mirada en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM) de Tegucigalpa.
“Estoy por graduarme del bachillerato en informática y estoy pensando en aplicar para la Universidad Pedagógica porque quiero ser licenciada en matemáticas, me gustan los números y también enseñar”, declaró Karla López, estudiante del I nstituto Técnico Rafael Pineda Ponce.