Tegucigalpa, Honduras
Sobre una vieja tabla de madera y presionado con hules podría estar ahora el próximo boleto ganador de la Lotería Menor de Honduras, más conocida como “Chica”.
Para obtenerlo, en teoría, solo hay que visitar el Parque Central de Tegucigalpa o ubicar a uno de los pocos vendedores que quedan, y que están avalados por el Patronato Nacional de la Infancia (Pani).
El precio sugerido del boleto o “pliego” es de 16 lempiras, pero puede llegar a costar 25 o 30 lempiras, dependiendo de la demanda que tenga el número, y más si se trata de uno de los llamados “números especiales”.
Un equipo de la Unidad Investigativa de EL HERALDO se infiltró en el oscuro mundo que rodea a la Lotería Menor de Honduras para conocer más sobre las denuncias que hay en contra de su funcionamiento.
-Buenas, quiero diez pliegos del 03, 16, 22, 25, 47, 59, 61, 67, 79, 84 y 91, pidió el reportero encubierto a uno de los vendedores de “Chica” en el Parque Central.
El lotero ni se inmutó y respondió serio:
-No tengo, más bien quiero esos números, son los buenos para la venta.
No conforme, el reportero consultó:
-¿Y dónde los consigo?
-Vaya a la ventanilla que está en el Pani, pregunte por la encargada, a ver qué le dice, aconsejó el lotero, resignado por dejar ir una buena venta.
Esa era la pista que ocupaba la Unidad Investigativa para poner al descubierto el presunto acaparamiento de “números especiales”, en contubernio con algunos funcionarios del Pani, a través de la creación de una ventanilla para venta de lotería “partida”.
A pesar de que esta ventanilla no están contemplada en la Ley Orgánica del Patronato Nacional de la Infancia (Pani), funciona desde hace dos años y se ha convertido en una especie de competencia para los vendedores de lotería, que según la finalidad del Pani deben ser personas con alguna discapacidad o adultos mayores.
21.7millones de lempirasdescendió la venta de “chica” el año pasado, sumergiendo a la institución en una profunda crisis. |
El equipo de investigación tuvo acceso al Plan Operativo Anual (POA) para el presente año en el que se revela un descenso del 6% en las ventas en del período 2017, que se traduce en una caída de 21.7 millones de lempiras. Debido a ello, el POA propone un replanteamiento de la venta de lotería partida en la famosa y polémica ventanilla del Pani para evitar quebrar la “Chica”, que es la columna vertebral de la institución.
Pero esto ha traído amenazas a muerte, atentados e intimidaciones por parte de una especie de mafia interna y externa que acecha a la institución y que no ha permitido la venta de boletos en la ventanilla a un nuevo grupo de vendedores denominados “independientes”.
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Llegamos a la ventanilla
La polémica ventanilla de lotería por número o “partida” está ubicada en la parte frontal derecha del edificio del Pani, en el bulevar Los Próceres, de Tegucigalpa.
Una verja de color negro la separa del jardín de la institución y un rótulo inmenso en la parte superior invita a las personas a que se acerquen a comprar su boleto de lotería.
Al ingresar, el cliente encuentra tres muebles cafés deteriorados y dos ventanillas cubiertas con un polarizado metálico que no permiten ver hacia adentro.
En el interior hay un cubículo grande dividido en dos partes: la primera área es la oficina del jefe de ventas del Pani donde, además, la Unidad Investigativa de EL HERALDO constató que está la bóveda en la que se guarda toda la lotería partida que se imprime para la venta de los sorteos del mes.
En la segunda área hay dos escritorios que son para los encargados de ventas, una señora y un joven, que atienden a los compradores de lotería “Chica” y les entregan el producto.
Escasez de números
La visita del equipo de reporteros a la ventanilla del Pani se hizo un día martes, después de no encontrar en el Parque Central la serie de “números especiales” en los puestos de los vendedores avalados por la institución.
Les llaman “números especiales” no porque sean los que jueguen seguido sino al contrario, son los que llevan años sin jugar y han logrado que miles de hondureños les tomen “amor” y se ve manifestado con su compra puntual en grandes cantidades todas las semanas.
Al llegar a la ventanilla, y pese a que solo habían pasado dos días del sorteo anterior, ya no había números para el público.
La encargada de la ventanilla tomó la lista que llevó el equipo de EL HERALDO y marcó 20 de los 26 números. “Los que no tienen marca se los puedo vender (seis)... aunque yo conozco a los vendedores y ustedes no lo son, empiecen comprando bolsas en el banco, si quieren entrar al negocio”, sentenció la persona.
Uno de los vendedores certificados por el Pani, de los muchos que pasan horas en la ventanilla “rogando” porque les vendan números, escuchó la plática y pidió al equipo encubierto la lista y comentó: “Desde la mañana estoy (en la ventanilla del Pani), pero los números buenos no son para todos, hay que traer buen dinero, o comprarle a un grupito de vendedores, pero son muy caros, no resultan para revender”.
La escasez en los puestos no es justificada, pues documentos internos del Pani a los que tuvo acceso EL HERALDO muestran que esa semana se llevaron a la ventanilla 172,000 boletos.
Entre esos existió una impresión de 62,000 boletos con 40 “números especiales”, entre ellos estaban algunos de los que trataron de comprar los reporteros encubiertos.
EL HERALDO también supo que el departamento de ventas solicitó hasta 3,000 impresiones individuales de números especiales como 06, 14, 16 y 18. Este último fue el favorecido en el sorteo de ayer.
Requisitos
Para ser vendedor de Lotería Menor o “Chica” y poderle comprar al Pani, la institución, en su portal de transparencia, contempla los siguientes requisitos para registrarse como vendedor de la lotería Menor: estar afiliado a una de las dos asociaciones de vendedores y portar el carné de manera obligatoria.
Este requisito está vigente, pero es ignorado con la venta de lotería “partida” en ventanilla a un grupo de personas denominadas como “vendedores independientes”.
Es así que a las manos de este grupo de personas privilegiadas llegan los “números especiales” para la venta y distribución a nivel nacional, siendo ellos quienes los revenden a los clientes o a los vendedores de las asociaciones.
¿Parientes?
Denuncias de las asociaciones de vendedores apuntan a que los “vendedores independientes” no son más que familiares y amigos de funcionarios del Pani, quienes conformaron una especie de mafia para acaparar y retirar lotería “partida” en cajas, para distribuirla en todo el país a un precio más alto.
Vendedores afiliados a nivel nacional han denunciado el acaparamiento de números, como consta en algunas denuncias a las que tuve acceso EL HERALDO.
En uno de los escritos, la Asociación Nacional de Vendedores de Lotería Unidos de Honduras (Anvluh) reclama a la directora ejecutiva Golda Santos por el acaparamiento de boletos por parte de una sola persona en Siguatepeque, en La Ceiba, en Santa Bárbara y en otras zonas del país, quien revende la lotería a un precio más alto o solo a sus clientes.
172mil boletos se entregantodas las semanas a la ventanilla, de los cuales 62,000 son números “especiales”. |
Como este reclamo existen otros más, pero los vendedores que los han hecho han tenido que abandonar el negocio por las amenazas a muerte constantes.
Este tipo de intimidaciones también fueron reveladas a la Unidad Investigativa de EL HERALDO por funcionarios del Pani que han tenido el valor de solicitar el cierre de la ventanilla o el traslado al banco.
“Me mandaron a decir que ‘juco’ me iban a encontrar y me pincharon las llantas del carro, después de una reunión con la junta directiva”, reveló la fuente.
Las denuncias de los vendedores, asociaciones y funcionarios apuntan a la Gerencia de Lotería y a la junta directiva.
Acusan al esposo de la responsable del área de, supuestamente, retirar más lotería en cajas del Pani y distribuirlas a nivel nacional.
EL HERALDO buscó la versión de María Teresa Yllanes, gerente de Lotería, y Franklin Mejía, jefe de Ventas del Pani. Ambos accedieron a conversar, aduciendo que estaban al tanto del malestar interno en la institución y de los “falsos señalamientos”.
Además, comentaron que sabían de la investigación de EL HERALDO desde el primer día que el equipo trató de comprar lotería en la ventanilla, cómo ni a través de quién habían obtenido dicha información.
A Yllanes se le consultó sobre la versión de que su esposo labora en el Pani o es vendedor y distribuidor certificado de lotería.
En primera instancia lo negó, aduciendo que son “chismes”, pero al ser consultada nuevamente aceptó que él transportaba lotería.
Explicó que era un negocio personal en el que su esposo le llevaba la lotería a otra persona y que no tenía idea cuánto era el dinero que ganaba por la labor y tampoco miraba en eso una irregularidad.
Añadió que ellos no podían negarle la venta de lotería a nadie y que por eso se crearon los “vendedores independientes”, de quienes aseguró tener un registro exacto de cuánta lotería reciben, pero no accedió a brindarla pues consideró que eso debería ser solicitado mediante el Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP).
A Mejía se le consultó sobre la creación de la ventanilla, la preferencia a ciertos vendedores a la hora de vender “números especiales” y la negativa de cerrar la ventanilla o trasladarla al banco para una mejor regulación, ignorando informes internos que lo solicitan.
Explicó que la ventanilla fue creada hace dos años para incrementar las ventas y que es la capacidad económica del “lotero” la que permite asignarle una cantidad específica de boletos.
Mostró, además, una serie de listados de vendedores solicitando números y reconoció que ellos deciden cuánto pueden venderles.
Cabe mencionar que para que una persona reciba lotería “partida” debe mostrar el comprobante de que también adquirió bolsas enteras en el banco, pero en la gerencia no se ha definido cuánta lotería “partida” se debe entregar por bolsa comprada, dejando la venta sin regulación.
Por último negó que existan informes que soliciten el cierre de la ventanilla, pero dijo que para terminar con la especulación el Pani tiene planificado trasladar la venta por lotería “partida” al banco.