De acuerdo con un análisis realizado por los productores, toda la problemática de este rubro radica en la falta de una gobernanza democrática en las instituciones encargadas de formular y dirigir la política cafetalera del país.
En este sentido, afirman que resolver la problemática pasa por democratizar la gobernanza de las instituciones, reactivar el Conacafé, eliminar el fideicomiso, que el Estado funcione como facilitador y se apliquen reformas a las atribuciones y a las funciones del Ihcafé.
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Propuestas
Para poner fin a los mismos grupos que han controlado el sector por más de15 años, la propuesta consiste en reformar las leyes, tanto la del Consejo Nacional del Café (Conacafé) como la del Instituto Hondureño del Café (Ihcafé).
En particular se busca cambiar la integración de los miembros en las juntas directivas. “Que sean integrados por una representación igualitaria de todos los actores del sector café (productores, intermediarios, torrefactores y exportadores), e incluir la representación de los diversos sectores que están excluidos, como intermediarios y exportadores”, detalla el documento.
Lo anterior es derivado de que el 67% de la gobernanza está concentrada en cuatro gremiales, que se supone representan a los más de 120,000 caficultores del país.
“La ley y reglamento del Conacafé no debe establecer que el Consejo lo integren algunas instituciones específicas (como ser Ahprocafé, Anacafeh, La Central, Uniocoop. Tostacafeh y Adecafeh), ya de la forma como está regulada esta institución es inconstitucional porque produce exclusión y discriminación”, agregan los productores.
La segunda exigencia es reactivar el Conacafé de forma permanente. Activar su estructura y funcionamiento, oficina, personal, organización, ya que hasta hoy es poco operable. Enfatizan que “para que no genere problemas debe de ser un Consejo democrático e igualitario”.
Asimismo, se propone que se reformen las leyes y reglamentos del Ihcafé en cuanto a que se eliminen las funciones y atribuciones excesivas que generan una duplicidad con el Conacafé y que el Ihcafé se convierta en un ente técnico y de investigación. Específicamente que se enfoque más a la capacitación técnica de los productores, y no al negocio de fertilizantes, como lo ha venido haciendo la institución en los últimos años.
En cuanto al papel del gobierno, los caficultores piden que el presidente de la República aborde e intervenga con seriedad la grave problemática del sector café en Honduras, tomando en cuenta la importancia del rubro para la economía del país. “Que la participación del Estado sea facilitar las reformas necesarias para democratizar la gobernanza y las demás propuestas”, insta la fuerza productiva.
Aclaran que la intervención solo debe ser al más alto nivel para definir una política cafetalera real que beneficie a la mayoría de los productores que están atravesando una crisis por los bajos precios internacionales.
En el tema del fideicomiso proponen eliminarlo en los términos acordados y firmados el 7 de marzo del 2018 en el seno de la Mesa Técnica del Café. En un documento firmado por todos los actores del rubro cafetalero se aprobó eliminarlo por completo y se estableció elegir, mediante un sistema democrático, otro mecanismo que beneficie, alivie y respalde al productor frente a la situación de desprotección y crisis que sobrelleva el sector café en Honduras.
En el mismo escrito se aprobaba la creación de un sistema de garantías para el acceso a financiamientos, pero no se cumplió ni se incluyó en el decreto 93-2018 en el que se aprobó un nuevo préstamo al Ihcafé por 1,900 millones de lempiras para otorgar 200 por quintal a cada productor.
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Las políticas
La caficultura hondureña no va a mejorar como sector mientras no se resuelva el problema de fondo o estructural de la falta de democracia en la toma de decisiones que afecta a toda la cadena de comercialización de café en Honduras, afirman varios analistas.
Incluso el coordinador de la Mesa Técnica del Café, Ebal Díaz, reconoció que deben aprobarse reformas en la organización interna del Ihcafé. “Necesita más apertura, más mecanismos democráticos para que haya mayo participación de otros sectores”, afirmó Díaz, quien viene trabajando en el tema desde el año anterior.
La falta de una política cafetalera ha provocado un empobrecimiento y endeudamiento insostenible para el productor, sin ningún estudio económico que respalde dicho endeudamiento, que a largo plazo puede resultar insostenible.
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Sin aceptación
Todas estas propuestas fueron presentadas hace unas semanas en la Mesa Técnica e incluso se tenía un preacuerdo entre el gobierno y los productores.
Sin embargo, la junta directiva del Ihcafé, liderada por Asterio Reyes y los presidentes de las cuatro gremiales, rechazó la propuesta. Calificó al gobierno de querer intervenir en el sector del café, el cual es totalmente privado, según Reyes.
A criterio de los directivos, se han generado protestas en contra de su administración y no por el descontento que haya entre los productores.
Por su lado, los representantes del gobierno afirmaron que no están interviniendo el sector, sino apoyando para lograr consensos.
No obstante, todavía no han logrado nuevos acercamientos con los diferentes actores.
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Importancia
El sector caficultor es de alta importancia para el país, generando más de 1,300 millones de dólares por cosecha. Esto significa el 35% del Producto Interno (PIB) agrícola y coloca a Honduras como uno de los cinco principales países exportadores de café del mundo.
Pese a la generación de riqueza, el productor sigue en la pobreza, produciendo 10 millones de quintales.
Parte de los ingresos que debería percibir el productor son retenidos o descontados.
Los productores son los únicos que financian el funcionamiento de las instituciones de las que no se sienten representados, de acuerdo con Walter Villatoro, productor de café.
Otra situación que afecta a los productores es el precio que ha bajado a niveles por debajo del costo de producción. Actualmente el precio está fluctuando entre 100 y 105 dólares a nivel internacional. A nivel interno, las utilidades del productor están en números rojos. Afirman que durante esta cosecha no se alcanzará a cubrir las deudas que mantienen con las diferentes instituciones financieras.
Tampoco pueden invertir en sus fincas para mejorar la poductividad. La falta de entabilidad económica en el rubro podría llevar al abandono de esta producción, según la Organización Internacional del Café (OIC).