TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La cita estaba pactada para la 1:00 de la tarde en la Casa Quinchón, ubicada en el centro de la capital de Honduras. No era con un experimentado empresario, sino con un cipote de apenas 17 años que no tuvo miedo de desafiar sus instintos para ofrecer las delicias y secretos del té.
Eran las 12:55 de la tarde y como es costumbre, los carros competían por salir del desesperante tráfico que generan los buses de la ruta urbana y taxis aparcados en los costados de las reducidas calles de Tegucigalpa.
A simple vista parece imposible que un muchacho a tan corta edad se atreva a emprender en un mundo en el que parece imposible crecer. Las puertas de Casa Quinchón estaban abiertas, la gente salía de los negocios después de degustar su almuerzo, sobre todo las comidas tradicionales que venden en el atractivo local.
Al hablar con el muchacho por teléfono, antes de la entrevista, había dicho que a las 3:00 de la tarde él llegaba al negocio, pero que podría asistir a la 1:00.
A las 12:59 del mediodía, el equipo de EL HERALDO estaba frente a la tetería Té Invito, nombre muy original que escogió para su negocio junto a su padre.
Allí estaba José Guillermo Gonzales vistiendo una camisa blanca y a la par de él la señora Yanet Meza, quien es una de sus cinco empleados y ha sido entrenada por el cipote para la elaboración de los tés.
Un corto saludo bastó para ganar la confianza del emprendedor y dinámico jovencito, quien tiene el toque perfecto para darle sabor a la vida con sus tés y calmar hasta el dolor de las enfermedades.
La segunda bebida más consumida después del agua es el té, expresó soltando una sonrisa... “Pensaron que la primera era el café, verdad”, exclamó con otra risa, pero esto depende del país.
La percepción de la gente es que el café es la bebida más consumida en el mundo, sin embargo, los tés son un producto ancestral, que viene desde China y se ha extendido a todo el mundo, explicó.
En el mostrador del negocio tenía pequeños frascos de vidrio con mezclas de hierbas provenientes de varios países del mundo que José Guillermo las ha fusionado para crear recetas completamente originales.
Para este joven, el consumo de té en Honduras no es algo nuevo, más bien se ha perdido con el paso del tiempo, sin embargo, su objetivo es que vuelva a la vida, que renazca en el paladar de la gente como parte de una cultura.
Elaborar tés no es nada fácil. Según este estudioso jovencito, las sustancias deben tratarse con delicadeza, “son de mírame y no me toques”, afirmó, porque hay que cuidarlas de agua, de lo seco, de la humedad, del frío y hasta de la luz.
Mientras salía del pequeño local, rodeado de teteras, una caja registradora, pequeñas tazas, estufas, percoladoras y batidoras, José Guillermo confesó que se comenzó a interesar por los tés cuando su madre se sentía mal y le decía que le preparara un té de manzanilla o de otras hierbas para cualquier otro malestar.
Experimentos
Al probar la delicia de los tés y sus bondades comenzó a hacer experimentos con hierbas y llegó a tener hasta diez recetas diferentes haciendo mezclas con otras sustancias naturales.
Las recetas que tiene son originales, pero todo con una base, aseguró al momento de tomar su puesto en el mostrador para sacar varios recipientes e ingredientes y comenzar a elaborar el baransú.
Este término tienen un significado en japonés que significa equilibrio y está compuesto por agua, leche, matcha -que es un té verde en polvo- y se complementa con hielo.
En un frasco de vidrio deposita con la cuchara medidora del té tres porciones de matcha, luego mide la leche, el agua y la miel para comenzar a prepararlo.
Al tiempo que prepara el exuberante té frió, comentó que hay recetas tradicionales, como té catracho, que son el de zacate de limón, el de jengibre y menta, manzanilla y té de boldo.
Además ofrece los tés tradicionales del mundo, como el té verde, el té negro, el té blanco y las tisanas. José Guillermo es de contextura gruesa y rostro ancho, de ojos pequeños, pero cuando habla de su pasión por el té los ojos se le abren como girasoles en plena germinación.
Se ha vuelto autodidacta, por medio de libros y cursos en Argentina, donde está bien arraigada la cultura de consumir té, se ha ido especializando en sus teorías y conocimientos.
En la tetería de José Guillerno se puede encontrar desde los té más dulces, como la manzanilla, hasta el más amargo como el yerba mate de Argentina.
La preparación del baransú siguió con una batida de la leche, luego del agua y la miel, al momento que el jovencito destacaba la importancia de tomar las distintas clases de tés.
Indicó que algunos tienen propiedades curativas para el cáncer, los dolores, reanima a una persona y hasta para relajar el cuerpo del constante estrés laboral o estudiantil.
Por ejemplo, el jengibre y menta es un gran relajante y ayuda para el sistema respiratorio y hasta calma dolores de cabeza.
También tiene recetas con licor y otro para calmar la resaca después de una parranda, confesó, pero esas no las ha comercializado. José Guillermo deposita en un frasco de 16 onzas la leche, luego el matcha con el agua y la miel y coloca hielo, dejando en el mostrador una belleza de bebida por la combinación de colores y un rico té frío para degustar.
Tener todos estos conocimientos lo motivó a buscar apoyo de empresas que le dan la mano a emprendedores y así logró abrir su negocio en octubre del año pasado, que lo combina con el trabajo y los estudios.
Sus actividades comienzan a las 6:00 de la mañana y se extienden hasta las 2:00 de la tarde en la Academia Agua Viva y de 3:00 a 6:00 de la tarde se dedica a su negocio. La visión es poder vender sus fórmulas como una marca propia en frascos o empaques para que los hondureños puedan disfrutar de los sabores de la naturaleza.