Honduras

El sueño de Texíguat: Que el cuartel de Francisco Morazán sea un museo

Por ahora, la vieja casona que hospedó a Francisco Morazán solo sirve de bodega a la alcaldía de Texíguat

12.09.2019

TEXÍGUAT, HONDURAS.- La instalación de un museo para recordar la historia de Francisco Morazán y su rol durante los meses que estuvo en este pueblo es un viejo sueño de todo Texíguat.

Restaurar el edificio que sirvió de sede al Ejército Aliado Protector de la Ley con un diseño aprobado por Antropología e Historia que, según el alcalde Lindolfo Campos, no ha tenido un papel protagónico cuando se le ha buscado.

“Hemos querido hacer de esta una casa bonita, pero las autoridades de Antropología e Historia no le han puesto interés a la historia de Honduras”, dijo.

EL HERALDO se trasladó hasta Texíguat (El Paraíso, oriente de Honduras) para contemplar la casona que sirvió de cuartel general al fundador de la Patria Centroamericana.

“Yo he querido remodelarla con madera de caoba, sin quitarle nada, que nos autorice Antropología, hemos ido personalmente, nos han atendido muy bien, pero lamentablemente no hemos tenido una respuesta, solo vinieron una vez a platicar”, cuestionó.

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Por ahora, la vieja casona que hospedó a Morazán, Cabañas, Ramón Pacheco, Remigio Díaz, Román Valladares, Márquez y los exsoldados de Napoleón Bonaparte -Raúl y Saget- solo sirve de bodega a la alcaldía.

“La usamos para bodega, en casos de emergencia metemos alimentos, tubería”, reconoció el alcalde Campos.

“Si Antropología me autoriza, buscaría a la gente conocedora del tema, hacer un diseño y con este empezar a buscar un presupuesto con el gobierno o alcaldía y hacer de esta casa un museo”, prometió el edil.

Dijo estar comprometido con Honduras, con la historia y con su pueblo y, al igual que el resto de alcaldes que ha tenido el municipio, está comprometido a que el edificio no caiga. “Esto es intocable, que le caiga todo el peso de la ley al que lo toque”.



El sueño de los texíguats es que el pueblo hondureño los visite como pueblo turístico, pero sería indispensable que el gobierno pavimente los 49 kilómetros que conectan con Nueva Armenia.

“Mi sueño es ver a Texíguat colocado en el sitio que se merece”, afirmó, por su parte, el profesor de Ciencias Sociales, Francisco González.

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Una restauración del edificio para atraer el turismo le devolvería a la casa, además, el amplio solar que Morazán usaba para amarrar sus caballos y para colocar las hamacas en las que descansaba.

Este espacio, ubicado en la parte trasera del viejo edificio, está ocupado actualmente por un kínder y por el juzgado de paz, los que deben ser reubicados para darle paso a la renovación de la historia.

También representaría la colocación de los viejos pilares que adornaban el corredor frontal de 30 metros. Los armeros que servían para colgar los fusiles y las argollas para las monturas deben regresar a sus sitios.