TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Las cárceles de máxima seguridad ya no son aquellas murallas que prometió el gobierno y su operación está cayendo en el tradicional sistema penitenciario.
EL HERALDO tuvo acceso a fotografías que revelan que los reos no pasan segregados en su celda como lo establece un sistema carcelario con la categoría de máxima seguridad.
Según Leonel Ayala, titular de la Secretaría de Gobernación Justicia y Descentralización (SGJD) en entrevista con este rotativo, en la celda de donde salieron los asesinos del narcotraficante Nery Orlando López Sanabria, también conocido como Magdaleno Meza Fúnez, los reos estaban divididos de dos en dos.
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Este hecho ocurrió el sábado 26 de septiembre en “El Pozo I” de Ilama, Santa Bárbara.
Ayala señaló que la orden de un juez estableció que los privados de libertad deberían estar en un área común y no encerrados 23 horas del día, como se había planificado.
“Cuando hay área común para ellos se dan confrontaciones y amotinamientos” como ha sucedido hasta ahora, declaró a EL HERALDO Ayala.
Revisión
En julio pasado, un juzgado de San Pedro Sula y otro de El Progreso, Yoro, a petición de abogados y parientes de líderes de pandillas, resolvieron que estos salieran de las celdas de máxima seguridad y ahora tienen más libertad para comunicarse, denunciaron autoridades del Poder Ejecutivo.
Consultado Ayala si es la Corte Suprema de Justicia la que está fallando, declaró que “yo no puedo decirle eso, porque si ellos están actuando en base a la ley, son decisiones que se respetan, pero son situaciones que debemos ir analizando y revisando
como sociedad”.
Todo esto ha permitido que peligrosos criminales se estén volviendo amos y señores de las cárceles que se construyeron con la promesa de tenerlos bajo control.
Aparte de estos, los centros penales ya sobrepasaron su capacidad para albergar a los privados de libertad.
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Cuando se construyó el centro penitenciario de Ilama, Santa Bárbara en el 2016, se informó que la capacidad de camas era de 1,454, para igual número de reclusos.
No obstante, al cierre de septiembre se reportó una población penitenciaria de 1,570 reclusos, de los cuales, 601 ya habían sido condenados y 962 se encontraban siendo procesados. Por otra parte, “El Pozo II” o La Tolva, de Morocelí, El Paraíso, surgió con una capacidad de 1,348 camas, para igual número de reos, pero a septiembre pasado la población de privados de libertad era de 1,502, 663 condenados y 825 procesados.
Una de las alternativas para retomar el control, según Ayala, es buscar soluciones con el Congreso Nacional y para ello ya se enviaron propuestas de reformas a la Ley del Sistema Nacional Penitenciario para hacer los debidos correctivos, pero todavía no son discutidas por los diputados.
