Esta realidad, a pesar de ser más visible en los últimos años, no ha podido cambiarse tan fácilmente o de forma rápida, ya que para ello se requiere mucho esfuerzo y trabajo de concientización en todos los ámbitos de la sociedad.
Precisamente con ese fin surge el Día Internacional de la Niña, que desde el 11 de octubre de 2011, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció que las niñas, adolescentes y mujeres enfrentan desafíos únicos y posiciones de desventaja, quedó instaurado a nivel mundial.
VEA: Código Penal reduce penas en delitos de alto impacto
Decir que las mujeres tienen una situación de desventaja frente a los hombres no se refiere a tener menos capacidad física o intelectual, sino a que la sociedad ha relegado a la mujer desde sus primeros años a vivir sin acceso a derechos fundamentales como la salud, educación, empleos dignos, integridad física y emocional o simplemente el derecho a la vida.
Acciones simples generan grandes cambios
En nuestro país, algunas organizaciones como Plan Internacional, trabajan en campañas y actividades de vinculación que permitan empoderar a las niñas y sus familias, sobre todo a aquellas que viven en zonas en donde se enfrentan a otros retos como vivir en comunidades rurales, sectores con alta incidencia delincuencial, etc.Gracias a eso miles de niñas ya han comenzado a reconocer su valor ante la sociedad, su importancia dentro de la toma de decisiones y su capacidad para ser quienes ellas quieran.
Queda mucho por hacer
Aún así, las cifras en Honduras son escalofriantes, de acuerdo al INE, el 77% de niñas, niños y adolescentes viven en hogares pobres, lo que significa que sus familiares no pueden cubrir sus necesidades básicas y eventualmente, para ellos también será difícil romper ese ciclo de carencias.Una de las formas de mejorar la calidad de vida de los pequeños es garantizándoles el acceso a la educación, pero lamentablemente para el año pasado, el total de niñas en edades escolares en el país era de 1,446,038, sin embargo, de ellas 459,245 no ingresaron al sistema educativo público ni privado.
ADEMÁS: Honduras: Más de 100 mujeres asesinadas en lo que va de 2020
Y por si fuera poco, de las 986,793 niñas que sí pudieron matricularse, el 5% desertó y el 4% reprobó el año escolar por otros diversos factores.
Ahora, como efecto colateral de la crisis sanitaria y económica desatada por la pandemia del covid-19, más niñas forman parte de esa triste estadística que las mantiene alejadas de la formación académica, vital para su crecimiento personal y profesional y expuestas y atadas a muchos riesgos para sus vidas.
Distintas manifestaciones de violencia y su normalización
En nuestro país, como en otras partes del mundo, ser mujer representa un riesgo de sufrir violencia en todas sus formas, económica, psicológica, física y sexual.Paradójicamente a la existencia de un Código Penal, un Código de la Niñez y la Adolescencia y la misma Constitución de la República que condenan los delitos contra la integridad y la vida, en nuestro territorio las mujeres y niñas padecen de muchos abusos que hasta se han llegado a normalizar.
Ver a una niña en estado de gestación no genera la reacción que debería sobre una sociedad que supuestamente se rige con años de prisión para quien sostiene relaciones sexuales con personas menores de 18 años.
Las cifras en poder de la Secretaría de Salud revelan que en promedio, unas tres niñas de entre 10 a 19 años de edad dan a luz cada hora en el país.
LE PUEDE INTERESAR: Feminicidios, una epidemia que tiene que parar
Los matrimonios y uniones infantiles tempranas y forzadas se han vuelto parte de la normalidad en las comunidades, según los datos más recientes de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (Endesa) en 2012 el 47% de las mujeres formalizaron una relación de pareja antes de los 18 años y de igual forma, el 64% de las mujeres de entre 25 y 49 años que viven en el área rural se unieron en una vida de pareja antes de los 20.
Estudios hechos para entender este fenómeno solo concluyen en que las causas del preocupante fenómeno se centran en la pobreza extrema, las prácticas culturales arraigadas y el machismo, es decir, que en resumen, otras personas están decidiendo por las mujeres de nuestro país o ellas se están orillando a tomar esas decisiones ante la falta de oportunidades.
Otra realidad preocupante es que tal como lo evidenció EL HERALDO, la cantidad de llamadas recibidas por el sistema de emergencia del 911 -principalmente durante la pandemia- son alarmantes, cerca de 50 mil llamadas denunciando violencia intrafamiliar se registraron en los primeros seis meses del año.
Y como si lo antes descrito no fuese suficiente, unas 406 mujeres perdieron la vida de forma violenta tan solo el año pasado, y de ellas, 122 eran jovencitas menores de 24 años, 70 eran niñas y adolescentes de entre 0 y 19 años de edad y en los primeros seis meses de 2020 31 nombres de mujeres, adolescentes y niñas formaban parte de los decesos violentos en Honduras.
Por esas y por otras razones, es necesario entender el valor de las mujeres para el desarrollo de la sociedad, entender que el respeto es inherente a la persona y no al género, y que la capacidad de hacer, crear y desarrollar también le corresponde a la mujer. El día que las estadísticas que contemos sean las mujeres que presidan los poderes del Estado, las que hayan sido premiadas, las que dirijan las instituciones públicas y privadas y las que puedan sentirse libres y seguras en las calles, sus hogares, trabajos y centros de estudio, será cuando el Día Internacional de la Niña sea una fecha de celebración y no de tristes reflexiones.
VEA ADEMÁS: Cada 17 horas matan a una mujer en Honduras