SAN PEDRO SULA, HONDURAS.- Regresar y encontrar todo perdido. Es la realidad que enfrentan miles de damnificados en el valle de Sula, luego del impacto de la depresión tropical Eta.
El nivel del agua ya bajó en la mayoría de municipios -restan algunas de las zonas bajas de los campos bananeros- y el panorama general es devastador.
“Todo mi pueblo está ahogado”, lamentó Santiago Motiño, alcalde de La Lima, en un sentimiento que hunde moralmente a las personas de la zona norte.
Las pérdidas aún resultan incalculables, por ahora solo resta comenzar con el proceso de limpieza pues las casas que lograron mantenerse en pie poco a poco volverán a ser habitadas.
En las zonas productoras la situación es crítica e irreparable, las siembras y cosechas están totalmente perdidas y hay miles de cabezas de ganado muertas.
Oficialmente, 21,952 manzanas de cultivos como maíz, frijol, sorgo, arroz, plátano, cacao, camote, yuca, papas, cebolla, hortalizas y productos apícolas fueron dañadas, indicó el secretario de Agricultura y Ganadería, Mauricio Guevara.
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La Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) menciona oficialmente 1.7 millones de hondureños afectados y más de 27 mil personas rescatadas.
Sin contar con el daño en la infraestructura vial del valle de Sula, que es evidente hasta por donde la vista alcanza a observar. Hay 21 puentes que resultaron destruidos y 25 dañados, además del aeropuerto Villeda Morales que resultó inundado.
Los que no han podido regresar volvieron a pasar la noche a la orilla de los bulevares o en albergues que fueron habilitados.
Unas 37 personasmuertas contabiliza las autoridades de Copeco en el país. |
En las viviendas particulares también hay una gran cantidad de afectados, que deambulan las zonas afectadas durante el día para descansar en la noche.
Las ayudas continúan llegando, diversas campañas a nivel nacional y las tristes imágenes replicadas por los medios han sensibilizado el corazón de los catrachos que se han sumado.
Urgen medicinas, los casos de gripe aumentan, el covid-19 por su parte está golpeando en los albergues donde ya van varias personas confirmadas.
Persisten algunos desaparecidos, aunque se han podido evidenciar en fotografías y videos que circulan en redes sociales decenas de reencuentros de familias en las calles y albergues.
Los rescates cada vez son menos, aunque las lanchas y los helicópteros continúan en la búsqueda de sobrevivientes -como una bebé de apenas dos días que fue sacada de una vivienda inundada-, que mantienen la esperanza de ser encontrados por los socorristas.
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Hay personal de Copeco, bomberos, Cruz Roja, Cruz Verde (Honduras y El Salvador), Policía Nacional y militares, entre otros, pendientes de ayudar a las personas que lo necesiten.
El gobierno ha lanzado su campaña “No están solos”, por lo que los afectados mantienen algún tipo de esperanza.
Recorrido
Otra noche en la calle. Las medianas de los principales bulevares de los municipios del valle de Sula afectados por Eta continuaron abarrotadas de personas que perdieron todo.
La zona de la Planeta sigue siendo el epicentro del desastre; Villanueva, El Progreso, Choloma, Potrerillos se suman.
Pequeñas carpas improvisadas, colchonetas mojadas y bultos de ropa sirvieron como refugio para los damnificados que se resisten a abandonar la zona, a la espera que el agua bajara.
Lamentos, caras largas, cansancio evidente, lágrimas, desesperación, miedo e incertidumbre acompañan a los catrachos.
Dormir les resulta casi imposible, la pesadilla está muy reciente, y hay mucho por hacer.
En las calles se escuchan llantos de menores, otras personas llaman a sus familiares dispersos en el país para decirles que están bien y porqué no, pedirles posada por unos días o ayuda.
Cuatro personascontinúan desaparecidas, según el conteo oficial de Copeco. |
Con los primeros rayos de sol, los catrachos que se atrevieron comenzaron una expedición por la zona cero, a medida avanzaron las escenas eran impactantes, casi sacadas de películas apocalípticas.
Vehículos volcados, árboles arrastrados, viviendas destruidas, toneladas de lodo y basura, pedazos de concreto, láminas de zinc, postes de alumbrado público, alambres de púas, animales muertos, puertas arrastradas, cosechas perdidas, son algunas de las cosas que se evidencian a primera vista en la zona cero.
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El hallazgo de personas ahogadas ha disminuido, pero serán las autoridades quienes confirmen las víctimas mortales, oficialmente se contabilizan 37 víctimas y cuatro desaparecidos, pero podrían ser muchos más.
Ya en las viviendas el dolor es particular, no hay absolutamente nada que recuperar, los electrodomésticos dañados, las camas empapadas, lodo por todas partes, gaveteros, armarios, divisiones, todo completamente arruinado por la inundación.
Sollozos, reclamos, molestia, dolor, predomina entre las personas que aún no terminan de digerir el desastre que ven sus ojos, los más fuertes armados de escobas comenzaron a limpiar sus viviendas, consientes que no hay otra que empezar.
El inicio de semana es devastador y así será durante varios días que dure el proceso de limpieza de las zonas afectadas.
El valle de Sula aún está moribundo, pero no vencido; Honduras les ha mostrado su cara más solidaria, pero restan demasiadas cosas por hacer.