SAN PEDRO SULA, HONDURAS.- Los habitantes de la ciudad de El Progreso intentan iniciar el camino a la normalidad y sobreponerse de los estragos de Eta y Iota entre la tristeza y la incertidumbre.
En esta pequeña región se estima hay 254 mil habitantes que todavía no pueden retornar a sus hogares.
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Hace tres días algunos de los afectados regresaron a sus hogares y lo que encontraron fue destrucción y sus comunidades convertidas en pantanos.
Los pobladores, que han empezado a limpiar las casas que quedaron en pie, manifestaron que tardará muchos días el retorno a ellas porque quedaron soterradas por la arena, lodo, piedras y árboles que arrastraron las inundaciones provocadas por el desbordamiento del río Ulúa.
Las comunidades ubicadas en la franja norte del municipio, conocidas como los excampos bananeros, están entre las más afectadas.
En ese sector se ubican las comunidades de Campo Buena Vista, las aldeas Soberanos del Norte, Río Chiquito, Campo Las Flores, Amapa y Naranjo Chino.
“Aquí es una tristeza porque después de tener nuestras habitaciones quedamos en la nada, porque aquí de lo que teníamos no quedó nada. Primero le pedimos al gobierno que mande maquinaria porque aquí hay demasiado lodo, arena y no hay por dónde empezar y uno solo no puede”, expresó doña Erika Ávila, pobladora de la aldea Buena Vista, quien a pesar de tener tres días de estar limpiando su casa no cree que retorne a ella en mucho tiempo.
“Tenemos un mes y tres días de encontrarnos en esta agonía. Cuando llegué a mi casa me dio tristeza y solo dije gracias Dios porque tienes vida”, dijo doña Erika.
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Sandra Arita, vecina de la aldea Soberanos del Norte, expresó que no ha podido entrar a su casa porque la cantidad de lodo que hay en las calles no se lo permite.
“Es difícil volver a nuestras casas y no se cuánto tiempo vamos a esperar para volver a entrar y nosotros queremos estar ya en nuestras casas porque en los albergues no es lo mismo. Necesitamos ayuda del gobierno para limpiar nuestras casas y la comunidad”, manifestó Arita.
En la comunidad de Río Chiquito la crecida del río Ulúa destruyó 33 casas y dañó el resto de las viviendas.
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Edward Mauricio Álvarez, quien es una de las personas que quedó sin casa, dijo que ahora “estamos intentado hacer nuestras casitas con pedazos de madera que quedaron porque no queda de otra”.