Su rostro denota la angustia de ver a su hijo tras las rejas. De sus ojos brotan de forman incontenible las lágrimas de dolor al recordar que su último retoño, Kevin Joshua Solórzano Hernández (19), guarda prisión en la Penitenciaria Nacional Marco Aurelio Soto “por un crimen que no cometió”.
“él es inocente, yo estaba con él, todos creen en Kevin, solo los policías de Fusina es que me lo han tratado como un delincuente”, expresó a EL HERALDO entre llantos Ana Betty Hernández Paredes, empleada de la unidad de recuperación de fondos del Hospital General San Felipe.
Solórzano fue detenido el pasado miércoles 19 por miembros de la Policía Militar que llegaron hasta su casa de habitación ubicada en El Chimbo, Santa Lucía.
Al joven se le acusa del asesinato del exfiscal Edwin Geovanny Eguigure Abdul, ocurrido en la misma comunidad alrededor de las 6:00 de la mañana del martes 11 de noviembre.
Según su madre, el día del asesinato, el joven y ella salieron de su casa de habitación aproximadamente a las 6:15 de la mañana para salir al encuentro de un compañero de su hijo que los trasladaría a ella a su centro de trabajo y a Kevin a su clase en una universidad privada del bulevar Los Próceres.
“Cuando íbamos saliendo de mi casa escuché sirenas, no sé si de ambulancias o de patrullas, y le dije a él: ¿qué pasaría?”, recordó la humilde dama.
Respaldó que su hijo llegó a la universidad minutos antes de las 7:00 de la mañana.
“Yo tengo pruebas, tengo los registros porque gracias a Dios la universidad nos ha apoyado por el índice que tiene Kevin”, manifestó al detallar que su hijo ha cursado en dos años 43 de las 60 clases de la carrera de ingeniería en gestión logística.
Hernández Paredes aseguró que su hijo ha sido una víctima más del debilitado sistema judicial. “Yo le pido a la fiscal (esposa del fallecido) que sea un poquito más consciente y más justa, lamento lo de su esposo, pero mi hijo no puede pagar por un crimen que él no ha cometido”, solicitó.
“En la prisión hay gente más decente que los policías, porque nosotros creemos que ellos nos cuidan y no es así, ellos han ido a destruirle la carrera a Kevin y voy a exigir que me le limpien el nombre porque Kevin es un muchacho ejemplar”, agregó.
“El día que me lo secuestraron, porque no me lo capturaron, llegaron diciendo que tenían una orden de captura y de allanamiento y no era cierto, se las pedí, se las exigí y no la mostraron, no los dejé pasar y querían hacerme firmar una hoja en la que yo debía autorizar que ellos pasaran”, denunció.
La también sobrina del reconocido abogado sampedrano Rafael Paredes, asesinado el pasado 18 de septiembre, recriminó que el crimen de su pariente haya quedado en la impunidad, además solicitó ayuda al presidente de la República, Juan Orlando Hernández.
“Yo le quiero pedir a él que por favor nos ayude a aclarar esta situación, que la Policía que él ha creado es un atropello para toda Honduras”.
Audiencia
Ayer, Kevin fue sometido a una audiencia de reconocimiento en rueda y, según sus abogados Eduardo Jair López y Celeste Cerrato, sus derechos fueron violentados.
“El propio fiscal antes de que se llevara a cabo le dijo al juez no puedo hacer el reconocimiento en rueda porque el Ministerio Público no pudo conseguir gente con similares características”, denunció Cerrato.
“El juez, entonces, dijo que si el Ministerio Público no lo pudo hacer, yo sí lo voy a hacer y voy a buscar gente aquí que se le parezca. El fiscal dijo que se realizara el medio de prueba aunque la gente con la que se llevó a cabo no tuviera similitud con la persona imputada, se llevó gente que no cumplía ni con la altura”, agregó. Indicó que esta prueba también pudo ser realizada ese día en el que se celebra la audiencia inicial, pero se violentaron sus derechos al igual que en el día de su captura.
“Buscaron una persona con las características que dio la esposa del fallecido y con esa referencia se fueron a buscar a cualquiera en la zona donde él vive. Lo apresaron solo porque atendía a las descripciones de un retrato hablado que ni se parece”, dijo López.
