Honduras

Con angustia, llanto y dolor son enterradas hermanas que murieron en masacre de El Hato

Las jovencitas recogían botes de plástico en la zona cuando individuos completamente armados les dispararon sin piedad

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14.02.2016

Tegucigalpa, Honduras
Con angustia, llanto y dolor fueron enterradas este domingo las tres hemanas que murieron abatidas a balazos en la colonia capitalina El Hato de Enmedio el jueves pasado.

Las jovencitas Dulce María Valladares, de 13 años; Ana Valladares, de 14 años; y Sara Gisselle López, de 16, se dedicaban a recoger botellas de plástico en la zona para ganarse el pan de cada día.

Al sepelio llegaron sus familiares y amigos, quienes mostraban en su rostro grandes signos de dolor al saber que las mujeres ya no están a su lado.

Durante el entierro, las lágrimas afloraron y los lamentos por el dantesco crimen no se hicieron esperar. Otros estaban aturdidos. Tres luceros con la vida por delante se apagaron antes de tiempo en un crimen perpetrado sin piedad.

El descanso eterno de ellas se completó al entrar a las fosas del terreno accidentado del cementerio de El Durazno, en la salida al norte de la capital. Aquí es donde van a parar los restos de quienes pertenecen a familias de escasos recursos y no pueden pagar una ostentosa ceremonia.

Otras víctimas
En el hecho también perdieron la vida dos varones conocidos como “Adelito” y Luis Carlos Menocal González, de 15 años, quien quedó subido en la paila de un vehículo pick- up, en un intento por salvarle la vida.

Además se supo que una sexta víctima, que solo fue identificada como Abraham, fue trasladado gravemente herido al Hospital Escuela Universitario (HEU) para intentar preservarle la vida.



La matanza
Según los escasos datos proporcionados por algunos de los vecinos a los miembros de la Policía Nacional, el hecho ocurrió a eso de las 8:30 de la noche en el sector La Placita de El Hato de Enmedio.

Aparentemente, minutos antes de ocurrida la tragedia, una persona del sexo masculino estuvo cerca del lugar a bordo de una motocicleta y luego partió.

Segundos después llegó al sitio una camioneta negra de la que se bajaron varios hombres portando miniuzis y, sin mediar palabra, abrieron fuego contra las personas que se encontraban juntas, cerca del contenedor, que se ubica en una especie de callejón en la parte trasera de uno de los comercios del lugar.

Tras cometer el crimen, los malhechores abordaron la camioneta y salieron de la colonia con rumbo hacia el anillo periférico.