Un viejo dicho reza que “no hay mal que por bien no venga” y a doña Karla Euceda, la humilde vendedora de baleadas que fue despojada de sus pertenencia por elementos de la Policía Municipal de San Pedro Sula, esa frase le ha caído como anillo al dedo.
Las buenas noticias para esta luchadora mujer no paran gracias al corazón de nobles hondureños, quien al escuchar su historia le han brindado la mano de una forma inimaginable.
Su historia no solo traspasó fronteras, sino que también tocó el corazón de los sampedranos que -además de darle aliento y acompañarla en los que fueron días tristes- este martes se han hecho presente y le han donado nuevos utensilios para que pueda tener un negocio digno y seguir sacando adelante a su familia.
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El ciudadano Walter Andrés López Hernández, quien hizo eco para que los hondureños se solidarizaran con doña Karla, subió un nuevo video donde muestra la donación de parte de una empresa y personas anónimas para la dama a fin que continúe degustando a los norteños con sus sabrosas baleadas.
Dos estufas industriales, una meza de acero inoxidable, una nueva carpa, entre otras cosas, le fueron entregadas este miércoles a la sampedrana, quien no guardó su alegría y con una enorme sonrisa de oreja a oreja recibió lo que ella llamó una bendición.
“Gracias a Dios primero por esta gran obra que están haciendo conmigo. Yo nunca me esperaba tener una estufa así de linda”, dijo la conmovida mujer mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.
Doña Karla volvió nuevamente a vender sus baleadas al mismo lugar de donde fue desalojada por la comuna sampedrana y ahora tiene una surtida clientela que la apoya cada mañana.