Tegucigalpa, Honduras
Un letrero impreso en una hoja de papel blanco advierte con su leyenda “Acceso restringido”. Está pegado sobre una puerta de vidrio que lleva un arte gris con el logo del Sistema Nacional de Emergencia 911 de Honduras.
La puerta está bloqueada, solo puede abrirse con las huellas digitales previamente programadas y que son identificadas por un lector que emite un pequeño sonido para aprobar el acceso.
Las medidas de seguridad aquí también son extremas, al igual que el centro de videovigilancia del 911, no se permite ni el ingreso de teléfonos celulares.
Adentro hay una sala, hace frío, la temperatura se mantiene a 17 grados centígrados, explica a EL HERALDO uno de los supervisores de los operadores del 911.
El espacio está dividido en pequeños cubículos, en cada uno hay un operador de la línea telefónica atendiendo el llamado y las necesidades de los ciudadanos de todo el país.
Sus herramientas: una computadora, un par de audífonos con micrófono y sus ágiles dedos que teclean el reporte para dar una respuesta inmediata.
Son 50 personas por cada uno de los tres turnos al día, todos hablan. Unos piden direcciones, otros saludan con el programado mensaje “911, ¿cuál es su emergencia?” y otros notifican a los enlaces de las entidades del Estado las incidencias que deben atenderse de inmediato.
Son 17 instituciones las que entran en función cuando se llama a la línea 911, entre ellas la Policía Nacional, la Policía Militar, la Secretaría de Salud, el Seguro Social, el Ministerio Público, las alcaldías, el Comité Permanente de Contingencias (Copeco) y el Cuerpo de Bomberos, entre otros.
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Atenciones
Según Lisandro Rosales, titular del 911, hasta la fecha se han recibido más de 955 mil llamadas, de estas se han atendido con respuesta inmediata más de 44 mil comunicaciones.
“La recepción de llamadas de emergencia es canalizada a cualquiera de las instituciones que se han incorporado, puede ser emergencia médica, emergencia de violencia doméstica, emergencia de contingencia por alguna lluvia o inundación, puede ser un incendio, puede ser un tema policial que se atiende y se coordina desde acá”, explicó.
La lucha por ahora es hacer que la línea sea bien utilizada, comentó Rosales, al indicar que, del total de llamadas, unas 595 mil son falsas (cerca del 85 por ciento del total) y otras 315 mil son abandonadas, es decir que la persona llama, pero de inmediato cuelga.
Resaltó que la planta en Tegucigalpa tiene capacidad para atender 50 mil llamadas por minuto, pero no se tiene el personal para cubrir su máxima capacidad. El día con más llamadas fue el 22 de agosto, la cifra alcanzó las 40 mil comunicaciones, detalló Rosales.
Los tiempos de respuesta varían, el del 911 a lo interno es de uno a dos minutos y el tiempo de reacción en calle depende de cada institución miembro, pero esta puede ir de cinco a 12 minutos.
Para lograr este tiempo de reacción, el 911 mantiene una coordinación con cada una de las unidades en calle.
“Aquí realmente el sistema lo que quiere es que todas las acciones sean coordinadas, es por eso que se les ha puesto GPS a las unidades que estamos atendiendo para saber exactamente la ubicación y no duplicar esfuerzos al momento de una respuesta”, apuntó.
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Medición
EL HERALDO quiso también comprobar este tiempo de respuesta y para ello el equipo periodístico determinó aventurarse una mañana con elementos de la Policía Militar.
Mientras el llamado del 911 era esperado por los uniformados; la patrulla 6667 a cargo del subteniente Zúniga, ronda como de rutina una de las zonas más conflictivas de Comayagüela.
El uniformado relata que la mayor actividad se ve en horas de la noche y que lamentablemente se trata de asesinatos.
“En zonas conflictivas como estas usted va a ver que la gente está en la calle a altas horas de la noche y esos son factores de riesgo para los ciudadanos, pero no le podemos prohibir a un ciudadano que lo haga y se acueste temprano”, expresa mientras dirige la ruta.
La plática se extiende, pero toma pausas en algunos registros de grupos de personas que a plena luz del día descansan sobre aceras o fuera de casas y pulperías.
Zúniga asegura que algunos de ellos pueden ser banderas, gente contratada por el crimen organizado para avisar cuando una patrulla ingresa a sectores peligrosos.
“Ellos botan el trabajo que uno quiere hacer en estas zonas, porque los delincuentes logran esconderse”, comenta Zúniga.
Colisión protagonizada por mujeres en estado de ebriedad.
