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'Honduras sufre

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16.05.2014

En cada palabra, Gabriela Alejandra Castellanos Lanza refleja sinceridad, decisión, valentía y compromiso. Al escucharla y verla realizando su trabajo al frente del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA) no cabe duda de que el sexo femenino no es débil, decir lo contrario sería una difamación.

Esta joven abogada, en menos de cuatro meses, sacó del letargo a una institución que había caído en la anarquía, la politización y el conformismo.

Hoy los hondureños ven a un CNA con presencia, cumpliendo su responsabilidad, tratando de alcanzar el sueño de todos los hondureños, el de tener un país sin corruptos ni corruptores.

En una entrevista de media hora, Castellanos relata a EL HERALDO sus facetas como mujer romántica, disciplinada y comprometida con la transparencia y la rendición de cuentas.

¿Cual era su experiencia en la lucha contra la corrupción antes de llegar al CNA ? Soy abogada de profesión, con estudio en derechos humanos y otros vinculados a los temas de transparencia, rendición de cuentas, gobernabilidad e institucionalidad. Fui asesora, por más de 15 años, de organizaciones no gubernamentales y definitivamente siempre he estado involucrada en estos temas.

¿Algunos proyectos que manejó antes de entrar al CNA?

Fui la promotora de la Ley de Organizaciones No Gubernamentales. Se trabajó fuertemente en temas de cabildeo e incidencia en este tema. También he trabajado en temas de políticas públicas, seguridad, transparencia y rendición de cuentas. La verdad es que ha sido una experiencia bastante fuerte, siempre en sociedad civil. En estos quince años también me he desarrollado como abogada, por ejemplo, he trabajando en proyectos de organismos internacionales.

¿Cómo fue ese cambio de mantener un perfil bajo en las ONG a mantener un perfil público?

El reto no ha sido fácil. Venir a trabajar al Consejo Nacional Anticorrupción no ha sido fácil desde todo punto de vista.

Antes, de una u otra manera, salía en los medios de comunicación porque presentábamos en la Fundación Democracia sin Fronteras informes de producción legislativa y fondos departamentales del Congreso Nacional y saltar, precisamente, a temas de impacto, que trascienden, de corrupción, ha sido un reto que definitivamente lo tomo con la seriedad, la formalidad y el compromiso del caso. Incursionar en los medios de comunicación no es nada fácil, pero si se hace con responsabilidad, el trabajo se mira bastante bien.

¿Cómo logra convertirse en la coordinadora del CNA? Fíjese que el CNA contrató a una empresa de prestigio que se dedica a la evaluación y contratación de personal. De hecho, algunas organizaciones de la sociedad civil solicitaron mi hoja de vida y esta cayó en esa empresa que se llama Caderh, y es ahí donde empezamos un proceso bastante fuerte de selección entre septiembre-octubre del 2013. Tuve varias entrevistas, diferentes exámenes y, al final, seleccionaron a tres personas que cumplían con los requisitos de capacidad, experiencia, valores para las entrevistas ya directamente con el Comité Ejecutivo (del CNA), que lo conforman el padre Carlos Rubio, el pastor Alberto Solórzano y el ingeniero Arnaldo Bueso de Foprideh. Fueron varias entrevistas y ellos tuvieron a bien el seleccionarme.

Cuando le dijeron que usted era la persona elegida, ¿cuál fue su reacción? Fue bastante grato porque en la selección participó un número importante de profesionales, pero también entendí la dificultad de estar en una institución, en un espacio de sociedad civil (CNA) que no era muy bien visto, desde ese momento entendí que el reto era bastante grande. El consejo era una institución que tenía problemas en la parte técnica, administrativa y en la parte política.

¿Cuál fue la primer decisión que tomó en el CNA? Evaluar a todo el personal. Entendemos que tal vez en un momento, el personal que tenía sí cumplía con los requisitos o con las necesidades de la institución, pero ya para proyectar otros temas que no se venían tocando desde el Consejo, entonces nos dimos cuenta que teníamos que revisar el personal, así que se removió en un 95 por ciento, solamente quedó un asistente técnico, dos conductores y las dos personas de servicio que son las que nos ayudan a limpiar el edificio.

¿ Qué le dijo su familia cuando la vio por primera vez en una lucha frontal contra los corruptos? Puedo decir que soy muy afortunada porque mi esposo me apoya en un cien por ciento y mis padres -personas muy cerca al Señor- me dicen adelante; es un trabajo que hay que hacer. El Señor (Dios) nos manda a ser valientes y, definitivamente, ellos entienden esto y oran a diario para que el trabajo como equipo del CNA se mejore constantemente.

¿Antes de llegar al CNA, tenía idea de la monstruosa corrupción que impera en el país?

Como le comenté, había trabajado en temas relacionados al combate de la corrupción pero desde otra plataforma. Definitivamente, cuando nos topamos y vemos los alcances de las investigaciones que hacemos desde el Consejo Nacional Anticorrupción nos damos cuenta que es una situación monstruosa. Entre más investigamos más situaciones irregulares, más situaciones de corrupción salen, más nombres. La verdad es que esta no termina, es realmente complicada.

¿Hay casos grandes y pequeños? Por supuesto. Nosotros hemos tenido información, mediante las investigaciones que se sustentan aquí, que los actos de corrupción son pequeños, medianos y grandísimos. Hablamos de robo por compras diarias de una institución de gobierno de millones, son transacciones de millones de lempiras. El país está sufriendo por la corrupción, no desde hoy. Lo que estamos haciendo es tratar de rescatar, señalar, apuntar actos de corrupción que son propiciados por altos funcionarios, por funcionarios y por empleados de cuarta, de tercera y de segunda categoría.

¿Si en Honduras hay tantos corruptos, por qué no hay corruptos presos? Esa pregunta nosotros nos la hacemos y se la hacemos de manera directa a las instituciones que castigan los delitos. Nosotros nos preguntamos cómo, ante tanta investigación, tanta información, y situaciones contundentes, es que no existen más requerimientos fiscales por parte del Ministerio Público, apuntando a esas personas que se ven involucradas en actos de corrupción. Definitivamente, aquí hay una relación importante, debo destacarla, con el Ministerio Público, en virtud de no solo queremos apuntar al Ministerio Público de que no hace nada, sino que le cooperamos, le ayudamos facilitando técnicos especializados, nuestros investigadores y nuestros analistas jurídicos para que, definitivamente, estos casos se investiguen con la formalidad que el Ministerio Público debe manejar para que al final se presenten requerimientos fiscales.

¿Es complicado luchar contra los corruptos en este país?

Muy difícil, las puertas no están abiertas, hay que empezar a tocar. El primer obstáculo es que en Honduras la gente no está acostumbrada a que instancias de la sociedad civil estén adentro de las investigaciones, apuntando, señalando actos de corrupción. Que estén diciendo con nombre y apellido quiénes son los corruptos.

¿La falta de valores, cuánto propicia la corrupción? Esto es bastante importante. Los valores deben de ser inculcados y dirigidos desde el hogar. Pero vemos en estos tiempos que los hogares están muy fragmentados, es ahí donde comienzan las debilidades. Los niños crecen sin el respeto hacia los padres, entonces cómo es que nosotros le vamos a pedir a un adolescente que respete a la autoridad. Es importante redirigir la educación moral y que las escuelas y colegios se comprometan a educar en materia cívica a los jóvenes y adolescentes.

¿Usted es cristiana evangélica o católica? Yo soy católica.

Si en este país el 95% de la población es cristiana y conoce el mandato de “no robar”, ¿por qué hay tantos corruptos?

La verdad que es bastante fácil decir yo soy católica, yo soy evangélica, lo importante aquí es cómo practico mi creencia, cómo está mi relación con Dios. Definitivamente, aquí es de practicar a diario en nuestras actividades personales y profesionales. Nuestro país está orientado a ser cristiano, pero creo que falta un poco más de compromiso, no solo de las personas, sino también de las iglesias.

¿Cuándo se graduó como abogada pensó que un día estaría en un puesto como este? No, pero desde muy pequeña no tuve confusión en la profesión. Dije, me gustaría ser abogada.

Dicen que los abogados desde niños ya son peleones. Ja, ja, ja, no, en lo absoluto. Fíjese que en mi vida personal y profesional me he caracterizado por ser una mujer respetuosa, prudente, con bastante tolerancia, pero no en temas de corrupción, por supuesto. Yo creo que querer, desde muy pequeña, ser abogada es porque me apego, me agrada ser una persona justa.

¿Tiene alguna anécdota que le haya pasado durante su trabajo en el CNA? Varias, positivas y negativas. Una positiva, es que la conformación del equipo que hemos hecho en unos cuatro meses ha sido sumamente satisfactorio. El reconocimiento que tenemos de la población en general es bastante fuerte, en muy poco tiempo. En esta semana fui al supermercado, paran a mi esposo y le preguntan, ¿verdad que ella es la del CNA?, mi esposo dice: sí, ella es. Entonces la gente se me acerca y me dice: qué buen trabajo el que están haciendo, métalos presos a todos. Es algo gracioso pero en esas palabras nos dicen mucho, la gente tiene esa ansiedad de ver que los que actúan mal sean castigados.

¿Una anécdota negativa?

Donde vamos, la gente en algún momento se siente incomodada cuando sabe que ha cometido algunas situaciones irregulares y, pues, nos están demandando en todo momento. Nos dicen que nos retractemos de información que estamos dando o que nos van a demandar por la vía civil. De hecho, vamos a audiencias, en las conclusiones de la defensa el CNA sale a relucir, entonces sí es algo incómodo, pero es algo que debemos de llevar bajo el cargo que estamos ostentando.

¿Entonces ya se dio cuenta que los corruptos son cínicos? Por supuesto, nos hemos enfrentado a funcionarios públicos que dicen ser dignos, que dicen ser personas honorables y se mantienen así y nosotros sabemos con pruebas de que han robado una cantidad de millones y que el afectado es el pueblo hondureño.

¿Cómo vivió su vida como estudiante universitaria? Fui una estudiante bastante aplicada, muy metódica en mis clases, muy puntual. En algún momento creo que me salí de esa línea porque me gusta leer, entonces llevé un par de años con mucha lectura descuidando algunas clases, pero luego retomé el camino. Siento que fui muy querida por mis compañeros. Puedo decirle de manera humilde que me destacaba por ser líder, yo estudié en el Nido de Aguilas, cuando estaba ubicado en Támara, ahí saque mi bachillerato.

¿A un bachiller no le es muy difícil estudiar derecho? En bachillerato llevamos las clases de física, química matemáticas, pero es lo elemental; así que cuando nos trasladamos a la universidad y llevamos las clases generales no se nos dificulta tanto. La verdad es que teníamos horas de estudio, hora de tareas. Yo venía de un colegio con mucha educación física, mucho ejercicio físico y aún sigo esa disciplina, por salud. Soy ciclista, hago rutas en bicicleta, hago montaña y, bueno, bastantes ejercicios en un lugar donde aún puedo salir a caminar.

¿En ese tiempo dedicado a la lectura, a quién leía? He leído de todo un poco. Me gusta mucho la literatura, también leo muchos informes serios que llevan cifras respaldadas. Me gusta mucho leer a Gabriel García Márquez, Isabel Allende. Yo le leído un poco de todo.

¿Usted es una mujer romántica? Bastante, fíjese que sí. Yo creo que en nuestra vida es esencial el romanticismo, yo creo que eso le da un sentido a nuestra vida personal muy interesante.

¿Y qué cantantes románticos escucha? En cuanto a la música escucho de todo un poco. Me gusta tanto el merengue como la salsa, pero también me gusta mucho la música instrumental, mi cantante favorito, puedo decir que es Andrea Bocelli, (Luciano) Pavarotti, incluso tengo la colección de su música. Disfruto de la música, de la lectura, de la cocina.

¿Buena cocinera? Pues fíjese que me educaron muy bien, en el tema de la cocina. Cuando era pequeña yo acompañaba a mi madre a los cursos de cocina y aprendí bastante.

¿Por lo que veo, de soltera usted no era parrandera? Ja, ja, ja... tal como parrandera no, debo decir que pude viajar no en exceso, no como yo hubiese querido, pero sí pude conocer algunos países bastante interesantes.

¿Usted era la más inquieta entre sus hermanos? Fíjese que sí, honestamente, le voy a decir, sí fui bastante inquieta. Mi hermana Vanesa es ingeniera civil, una persona bastante disciplinada, muy entregada a sus estudios, pero más reservada; mi hermano Christopher también es abogado.

¿Usted fue la consentida de sus padres? En un momento sí. Me costó tener novio, me costó muchísimo, de hecho no fui noviera. Puedo decir de manera orgullosa que con el hombre que me casé fue mi primer novio, imagínese, ya bastante grandecita. Mi hermana y mi hermano se casaron y se fueron de la casa, entonces solo quedé yo y ahí agarre el primer lugar hasta que llegaron los nietos, y ahí como que sentí que me hacían a un lado.

¿A qué aspira en el CNA?

A hacer cosas importantes para Honduras. Esta es una lucha constante que alguien tiene que hacer. Queremos dejarle un legado a nuestros hijos, a nuestro país, siendo personas responsables con nuestro trabajo, señalando de manera directa a la gente que no hace bien, que comete actos de corrupción y que las personas que quieran cometer actos de corrupción lo piensen dos veces, que ya no sea tan fácil, que sepan que hay un auditor social que les puede estar viendo y que en algún momento les puede señalar.