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Ramiro Sierra Rodríguez: 'Aún ya jubilado sigo haciendo periodismo”

Critico mucho el manejo de la nota roja en algunos medios porque fomenta la inseguridad, comenta.

24.01.2014

Le voy a contar, yo dirigía al equipo de la Escuela de Periodismo. En un partido termina el primer tiempo, los llamo y los pongo sentados en rueda y yo de pie, como rey maya, solo me quedaban viendo.

Mire, esa papada es efectiva. Entonces les pego una bañada, les reclamo: lo que está fallando es esa volanteada, no sé qué, que aquí, que allá, y le digo a uno de los muchachos que estaba sentado atento a mis indicaciones; mire prepárese que usted va a entrar ahorita de cambio y él me queda mirando sorprendido y me contesta: licenciado, si yo ya estoy jugando.

¡Jugando! ¿y por qué p... no lo he visto en el partido?, ja, ja, ja... Si no me equivoco creo que era Alan Aragón. Eso sí, ganaran o perdieran al final les decía vamos a La Galera, una cafetería que quedaba frente a la Universidad.

Hablar con Ramiro Sierra Rodríguez es para reír y reír escuchándole sus anécdotas como catedrático y director de la Escuela de Periodismo de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y sobre todo como director técnico del equipo de fútbol de los estudiantes de comunicación.

Este maestro de generaciones -ahora en retiro- sigue siendo aquel hombre jovial, buen conversador, pero también de carácter firme en la toma de decisiones serias, que muchos comunicadores conocieron en las aulas universitarias.

Aunque ya está de baja en la carrera de la enseñanza, Sierra, goza del cariño y la admiración de todos aquellos comunicadores que aprendieron de él académica y futbolísticamente.

En esta entrevista con EL HERALDO él recuerda a sus compañeros catedráticos y a sus discípulos, los llama por sus nombres y describe con detalles gratos y difíciles momentos que vivió con ellos.

Licenciado ¿qué tal la vida de jubilado? Todos los jubilados tenemos formas distintas de vivir y pasar la vida que resta. Algunos se dedican a descansar, otros a realizar actividades de entretenimiento, yo me he dedicado a continuar trabajando. Lo importante es no cruzarse de brazos y acostarse a dormir, porque eso más bien le puede quitar la vida más rápido a uno. Aún ya jubilado yo sigo haciendo periodismo. Tengo un periódico que se llama Nueva República, impreso desde el 2010 hasta ahora que es digital. Antes estuve en otro periódico que se llamó Letra Libre, como director el editor era el tocayo Ramiro Colindres, estuvimos cerca de seis meses con él.

¿Qué tal le ha ido con su proyecto periodístico? No bien, no bien, porque el periódico tenía una línea editorial diferente a toda la prensa tradicional y por eso era casi imposible conseguir publicidad con los empresarios; entonces lo que hacíamos era tratar de cubrirla con los sectores populares. Algunos nos ayudaron mucho y logramos sostener el periódico, pero se dieron otros problemas que hicieron que sus ingresos bajaran. Entonces decidí pasarlo a digital y ahorrarnos costos, esperamos en el futuro volverlo nuevamente impreso. Independiente de que lo digital esté de moda, en el país continuamos teniendo preferencia por la prensa impresa.

¿Metió toda su jubilación en ese periódico? Fíjese que sí, invertí. Y la verdad que algunas instituciones que debieron habernos apoyado no lo hicieron, a pesar que en la línea política estábamos a favor no recibimos ningún apoyo. Ahí metí mi dinero de la jubilación y otro que tenía ahí se fue.

¿Los jubilados tienen mucho que contar? Sí, más que todo desde el punto de vista profesional y personal. Es una vida muy buena le voy a decir. Con la pensión que nos dan por lo menos a mí me permite vivir tranquilamente.
Vamos a ese tiempo que usted estuvo como director de la Escuela de Periodismo. En primer lugar, yo tengo un respeto y una admiración especial por el primer director que hubo en la Escuela de Periodismo que fue Óscar Reyes Baca, estuvo como diez años y fue un excelente director.

¿Usted formó parte de la primera promoción de graduados de la Escuela de Periodismo? De la segunda.

¿Quiénes fueron los primeros? Recuerdo que estuvieron Juan Ramón Durán, Reynaldo Amador, Armando Cerrato y otros.

¿O sea que usted es más cipote que ellos? ¡Ja, ja, ja, ja! Ellos están viejitos y yo viejo. Había una muchacha tica también, muy buena por cierto, eran como veinte periodistas y yo vine en la segunda, teníamos buenos maestros como Mario Espinoza, excelente profesor de nacionalidad nicaragüense.

¿Antes de ser director qué hacía en la Universidad? Estuve como administrador de la Editorial Universitaria y dirigía el periódico Presencia Universitaria. Después, siendo estudiante, gané un concurso y pasé a Filosofía, era monitor y daba clases de seis a siete y de siete a ocho. Recuerdo también a un profesor de filosofía que se llamaba Augusto Serrano, de origen español, con él aprendí mucho. él me permitió ir a dar clases de filosofía y en julio del 81 pasé a la Escuela de Periodismo, por medio de Durán y el rector Juan Almendárez.

¿Cuándo es electo director de la Escuela de Periodismo? En el 83, en ese tiempo era con la participación estudiantil, ganamos la dirección en agosto.

En la escuela teníamos limitaciones de espacio físico, no teníamos equipo, no teníamos nada y ya había más de 400 estudiantes. Recuerdo que yo iba a la rectoría -ya estaba Oswaldo Ramos Soto- a plantearle los problemas que había en la Escuela y ver cómo me ayudara a resolverlos.

Lo esperaba hasta tres o cuatro horas, finalmente me hacían pasar -ahí todo estaba dominado por el Frente Unido- y como él y todo mundo sabía que yo era del FRU (Frente de Reforma Universitaria) después de tres o cuatro horas me atendía un minuto y me decía no hay plata, vaya al Consejo de Administración a ver qué le resuelven. Iba y no había nada. Así pasé todo el 83 y parte del 84.

¿Y usted qué hizo? El 14 de agosto convoqué a una conferencia de prensa y fui personalmente a entregar la invitación a todos los diarios, a las radioemisoras y ¿sabe cuál fue lo grandioso de esa conferencia?, que los periódicos no mandaron a los reporteros, fueron los jefes de redacción, y por primera vez las unidades móviles de las dos radioemisoras más grandes estaban ahí transmitiendo en directo.

¿Y qué dijo en esa conferencia? Denuncié al rector y la situación en que estaba la Escuela de Periodismo y que la rectoría en vez de ayudarnos más bien nos había eliminado una partida de imprevistos de 18,000 lempiras, quedábamos en la calle prácticamente. Criticamos fuertemente al consejo de administración. Las radios y los periódicos destacaron lo que dije en la conferencia. Luego, en ese tiempo Rodrigo Wong Arévalo estaba como director de Radio América y me invitó a un programa de los sábados, fui y no hablé mucho, porque sonó el teléfono y era el rector y empezó un debate que duró una hora y media.

¿Y cómo hacía para entenderle a Ramos Soto? ¡Ja, ja, ja! podía entenderle y comprenderle. Recuerdo que me dijo que cómo era posible que estuvieran en la escuela profesores que tenían un índice académico muy bajo. Le contesté, ‘yo no me avergüenzo de mi índice, usted sabe que fui dirigente estudiantil, estuve en el Consejo Universitario, en el Claustro Pleno con usted, incluso usted fue mi profesor en Introducción al Estudio del Derecho y ha sido uno de los mejores profesores que yo he tenido’. Entonces me dijo: ¡Ramiro! usted fue un gran estudiante... Al final Rodrigo me preguntó: ¿tenés algo que decir para finalizar?, sí le contesté, agradecerte porque por primera vez he tenido el gusto de hablar con el rector hora y media. Rodrigo se sorprendió.

¿Y cuáles fueron las consecuencias de todo eso? Eso es lo importante. A raíz de eso el Colegio de Periodistas y la Asociación de Prensa Hondureña me dieron el apoyo. Luego Oswaldo me mandó una carta para una reunión en la rectoría. Yo reuní una comisión de maestros y estudiantes, ¿y sabe por qué?, si iba solo iban a decir que yo me vendí. La cita era para las cinco, y minutos antes ya estaba Besy (la secretaria) diciendo, licenciado ya debe estar allá. Ya voy a ir, le respondí; a los diez minutos otra vez Besy, licenciado, las cinco y diez y no se ha ido- si ya voy... a las 5:20 me fui, tenía el poder por la manga y quería hacerlo sentir. Cuando llegué me sale un asesor de Oswaldo y me dice: ‘licenciado, dice el rector que puede entrar, pero los estudiantes y los maestros que trae no’, y le respondí: dígale al rector que no voy a entrar si no entramos todos, al rato salió el asesor diciendo, está bien, entren.

¿Y qué pasó en la reunión? Oswaldo tenía la oficina llena de todo su personal y a su lado tenía una silla, se echó un discurso donde me criticaba por haber ido a los medios de prensa a dar a conocer problemas que podían resolverse internamente. Al terminar, me dijo, ahora usted tiene la palabra, en eso Oswaldo es muy correcto, entonces le recordé cuántas veces había ido y me hacía esperar, y le dije que como él no me resolvía los problemas invité a los medios. Total que los 18,000 lempiras que nos habían quitado se convirtieron en millón y medio, esto incluyó el estudio de televisión, de radio, 25 máquinas de escribir nuevas, 25 mesas para las máquinas, 12 cámaras Minolta, espacio físico, taller de redacción, fotografía.

¿Después se reelige en la dirección? Yo sinceramente no estaba interesado en un segundo período porque mi propósito era estudiar derecho, pero hubo presión de los estudiantes, entre ellos recuerdo a Luis Grádiz, Mauro Orellana, Jaime Flores y otros que me convencieron. En la primera elección había ganado por una diferencia de 65 a 68 votos; en la reelección gané con el doble. La gente estaba reconociendo mi labor, además las puertas de la dirección pasaban abiertas y buscamos resolver los problemas. Simultáneamente a esta labor dirigíamos el equipo de futbol y jugábamos contra las facultades, porque había campeonatos. Por cierto en 1987 o 1988 salimos campeones de forma invicta. El rector nos tenía que entregar el trofeo, pero al darse cuenta que el campeón era el equipo de periodismo mandó a otro, estos ñángaras, creo que decía… ¡ja, ja, ja!

¿Quiénes integraban ese equipo campeón? En la portería teníamos aquel loco hombre, (Marvin) López Zunchiny, en la defensa, que no era tan buena, tenía a mi hijo que ahora trabaja en La Tribuna, David Sierra. ¿Sabe quién era buen defensa? Fredy Guzmán. En el centro teníamos un cerebro, a ese yo le indicaba que no marcara, que solamente armara y mandara pelotas, ese era Juan Carlos Pineda Chacón y adelante tenía a ese que ahora se ha puesto bien panzón, ¿cómo es que se llama? Ese que ahora está en TN5, uno de bigotillo. Herman Henry, sí ese, en ese tiempo pesaba como 50 libras, tenía una velocidad impresionante; el otro delantero era (Carlos) Ferrari, ese era el goleador, también jugó con nosotros es que ahora es cachureco, Denis Cano, era buenísimo.

¿Y recuerda aquel jugadorazo que se llamaba René Hernández? ¡Ahhh! Al que le decían el gamberro, ese fue uno de los mejores jugadores que tuve, ¡ja, ja, ja! Él llegó después de que fuimos campeones, porque yo los llamaba al semestre siguiente para ver la gente que había y así armar el cuadro. Un día llegó el gamberro y después que lo examiné le pregunté ¿y usted a qué se dedica? me respondió: tengo un puesto en el mercado, entonces le digo, mejor dedíquese a eso, porque en el fútbol no creo que se vaya a poder, a menos de que saque un cursillo corto de unos 30 años para aprender a parar la pelota, ¡ja, ja, ja!... Ahora cuando me ve me dice que aún le faltan tres años para terminar el curso. No, pero el gamberro es buena gente, póngale ahí que era de los buenos jugadores que tenía la escuela.

¿Qué otra pasada recuerda? En el segundo tiempo de un partido, no recuerdo contra quién era, un jugador del equipo de la Escuela de Periodismo me grita: ¡licenciado, licenciado!, cambio, se golpeó fulano; pucha -digo y me pregunto- ¿a quién voy a meter ahora?, y miro al lado y ahí estaba Melgar calentando, trotando de un lado para otro. Lo miro detenidamente, y me llevo la mano a la cabeza y le digo al jugador que pedía el cambio, “mejor sigan así como están”, ¡ja, ja, ja, ja!.. Fueron tiempos bonitos, se disfrutaba con los muchachos, les tengo mucho aprecio. Durante estuve como director yo dirigí el equipo todo ese tiempo.

¿Su tercer período en la dirección cuándo fue? Fue del 94 al 95, estaba de director Armando Cerrato, quien dejó el puesto, pidió permiso indefinido, entonces el claustro de profesores se reunió y acordamos que íbamos a proponer a un compañero como director, pero el rector René Sagastume nos llamó a una reunión, él me pidió que me hiciera cargo y yo les consulté a los profesores y ellos estuvieron de acuerdo.

¿Por qué no se impulsó la reforma académica? Siempre se habló y nunca se hizo. Creo que todos hemos fallado, yo mismo fallé, yo me preocupé, se lo dije al principio por la infraestructura, porque no podíamos hacer cambios si no teníamos la infraestructura necesaria. Logramos la infraestructura pero no logramos la transformación académica, creo que fue un fallo de nosotros y yo asumo mi responsabilidad.

¿Cuál es el periodismo que necesita Honduras? El periodismo digital está tomando auge, entonces tiene que encaminarse por ese lado. También tiene que formarse comunicadores con más conciencia social para que puedan impulsar cambios, se necesita una nueva mentalidad, la gente exige cada vez mejor información.

En lo académico, ¿qué generación recuerda? La de los 80 y 90, una parte del 2000, todos ellos están en los grandes medios de comunicación, son triunfadores. Me siento muy orgulloso de ellos, de lo que están haciendo. Tal vez con muchos diferimos política e ideológicamente, pero yo reconozco la labor que hacen. Me los saluda.

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