Siempre

La Sultana de occidente resplandece de noche

FOTOGALERÍA
03.06.2017

Santa Rosa de Copán, Honduras
Escondida entre bosques de pino y ubicada a 12 kilómetros de El Florido, punto fronterizo con Guatemala, está Santa Rosa de Copán.

La tierra que esconde edificios centenarios y que colinda con las Ruinas de Copán resplandece durante las noches con un ambiente bohemio de bares y cafés que operan hasta que la puesta del sol se asoma por las ventanas.

El centro histórico, declarado Monumento Nacional y Patrimonio Cultural de la Nación, muestra el poderío de la dinastía maya en sus calles empedradas.

Durante la noche, el enchapado natural sirve de espejo de la zona viva, que se disfruta más a pie que en vehículo debido a lo pequeño del casco urbano, por lo que basta con cruzar unas cuadras para disfrutar de parajes diferentes.

En el centro de la plaza se ubica el templo que con su arquitectura barroca y su colindancia con edificios antiguos como el cine Hispano y Handal sumergen al visitante en una época dorada.

La catedral, erigida en honor a Santa Rosa de Lima, es sede de la Diócesis de Santa Rosa de Copán, cuyo primer obispo fue monseñor Claudio María Volio y Jiménez.

Los diseños de edificios de los siglos XVII y XIX como la Real Factoría de Tabacos, que es conocida también como Casa Nacional, desde la cual se empacaba el tabaco que se exportaba hacia España, forman parte del encanto de antaño que posee el poblado.

La economía local descansa en los rubros del tabaco y la ganadería, siendo la fábrica La Flor de Copán, que produce alrededor de sesenta marcas de habanos o puros para clientes exclusivos distribuidos en Europa, Estados Unidos, China y Rusia, una de las más prósperas empresas.

El café es el principal aroma de la sultana de occidente, por lo que no falta cafeterías que ofrecen una taza del aromático en ambientes plagados de detalles artesanales.

La Casa de la Cultura, que data de los años 1800, donde actualmente funciona una biblioteca y un teatro, es otra de las visitas obligadas.

La serenidad de la plaza se respira en las residencias antiguas construidas en el siglo XVII, que solían ser de familias prominentes como los Arias, de estilo barroco clásico y que en la actualidad tiene locales comerciales; la Hernández, de estilo victoriano, la Castellanos, la Castejón, que es también barroca y la Rodríguez, donde todas parecen sacadas de las estampas de un libro de historia.

Uno de los orgullos de los habitantes es que la ciudad crece alejada de los problemas políticos y sociales que aquejan al país.

Uno de los orgullos de los habitantes es que la ciudad crece alejada de los problemas políticos y sociales que aquejan al país.

Sabores

Además de caminatas por lugares históricos, la gastronomía es un atractivo sin igual.

Los tradicionales ticucos, las empanadas de loroco, el atol chuco con frijoles y aiguaste (semillas de ayote molidas), las famosas Copán Dry, sus aromáticos cafés y el Timoshenko, son solo algunas de las delicias que pueden deleitar su paladar.

Y para los amantes de la cerveza, Sol de Copán es una parada obligada, donde se ofrece una espumosa bebida a un buen precio.

Además del misticismo que envuelve el linaje maya del pueblo, el movimiento cultural, que incluye exposiciones fotográficas, obras de teatro y conciertos, ofrece a los turistas una estancia interesante y enriquecedora.

Y por si fuera poco, el clima tropical templado del llano hace que los recorridos, lejos de ser agotadores, sean refrescantes.

Además, por su cercanía con centros coloniales como Corquín o San Pedro, Copán, los visitantes pueden extender la visita hasta conocer a fondo el legado colonial y el patrimonio cultural que heredaron los pueblos del occidente de Honduras.