Tic Tac

Vanessa Caballero, directora del BAH: 'No me podía mover ni para ir al baño... fue duro”

La mandamás del Banco de Alimentos confiesa: “Solo tuve un novio”

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04.10.2019

TEGUCIGALPA, HONDURAS.-Se casó con su primer y único novio, desde niña anheló “tener un alto puesto” y hoy, sentada en la silla más importante de esa ONG, puede decir con orgullo: “He cumplido lo que me propuse de pequeña”.

Sonrisa de por medio y belleza elocuente. Sus 37 años de edad los disimula muy bien...

Vanessa Caballero, la directora ejecutiva del Banco de Alimentos de Honduras, es tan capaz de reír a cada instante como de llorar ante un recuerdo... “Ver que mi hija se ponía a hacer tareas al lado de mi cama y yo no podía ir ni al baño por mí misma me calaba mucho”, confiesa con unas palabras que se atragantan entre la dureza de las secuelas que le dejó su penúltimo empleo.

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Etiquetada como “una mujer hogareña”, esa dama que conoció una disco hasta sus 25 años ha desempeñado los cargos de dirección en la Cooperativa Elga, Digicel, programa presidencial Crédito Solidario y ahora mandamás en el BAH.

“Soy muy llorona y sensible, a pesar de que en todos los trabajos he tenido que ser bastante rígida”, confiesa la empoderada mujer que autoriza el play de TicTac para desnudar su vida... una vida más allá de las oficinas y los altos cargos...

Vanessa, la miro extrovertida, ¿así fue desde niña?

No, de niña fui introvertida. Me acuerdo que todos los fines de semana mis papás nos llevaban a la casa de mi abuelita y todos los sábados eran espaguetis en el almuerzo, entonces cuando estábamos más grandecitas pedíamos otra comida, como que ya aburrían los espaguetis ja, ja, ja... Además, mi papás nos llevaba de vacaciones y conocí los 18 departamentos del país.

¿Qué tal esa adolescencia de rebeldía?

Para nada, mis papas son súper estrictos. Conocí una disco hasta cuando estaba sacando mi segunda maestría. Era la clausura de un diplomado de liderazgo en la Cooperativa Elga y se decidió ir a una fiesta. No era mi ambiente y a la hora de estar allí me vine.

Me imagino que con muchos pretendientes cuando era soltera, ¿o no?

Pues le comento que mi esposo fue mi único novio y lo tuve en la universidad, no fui noviera. Mi papá me dijo: “Cuando te estés graduando de la universidad te voy a dar permiso que tengás novio”. Le dije a mi mamá: “Oíme, tan vieja voy a tener novio ja, ja”. Y empecé a sumar los años ja, ja, ja.

¿O sea que con unos 20 años tuvo su primer novio?

Como a los 20 o 21. Con mi esposo fuimos novios siete años y medio, pero que conste que mi papá era tan estricto que no permitía que llegara a la casa. Luis le decía: “Buenas noches, don Franciscoe_SDRq, y mi papá lo dejaba con la mano en el aire. Y yo decía: “¡Ay, no, qué vergüenza!”...

¿No lo aceptaba entonces?

No... era mi primer novio, un varón en una casa en la que había tres hijas mujeres. A los tres años de noviazgo empezó a entrar en confianza y lo dejaban llegar hasta las 6:00 de la tarde de lunes a viernes, mientras que los sábados y domingo hasta las 3:00 PM ja, ja, ja... Al quinto año lo dejaban estar hasta las 10:00 de la noche. Cuando yo salía al cine o a cenar con él, yo llevaba chaperona, mis dos hermanas.

Pasando a los estudios, ¿fue buena estudiante?

Sí, fui muy aplicada. Sí me costaron bastante las matemáticas y mi mamá ahora me dice: “Que ironía de la vida, porque en tus puestos has debido hacer la planificación presupuestaria de las empresas”. Las matemáticas nunca me han gustado. Quería ser veterinaria, después estaba la opción de Ingeniería Ambiental, pero me decidí por Mercadotecnia.

¿O sea que le encantan los animales?

Yo amo los animales, más que todo los perros. A mí me encantaría tener seis o siete perros en mi casa, pero mi esposo no me lo permite. ¡Ay!, los perros son mi adoración. Cuando llego a mi casa, los primeros que me reciben y me ponen las patas en las piernas son mis dos perros. El Rottweiler quita a mi hija para que yo lo salude.

¿Qué es lo que muy pocos saben de usted?

Que me encanta cocinar en los tiempos libres, especialmente mariscos. Mi especialidad son los camarones, los hago al ajillo, en salsa roja, en salsa endiablada, en ensalada verde, en salsa rosada, empanizado y arroz con camarones. Cocinar me desestresa.

Hablando de sus cargos, le tocó pasar de la empresa privada al gobierno, ¿hay diferencias?

Ja, ja, ja (risa elocuente) completamente... Era directora ejecutiva de las Mipymes, estuve seis meses, pero ya no pude... Yo tenía 25 personas a mi cargo y no reaccionaban, no llegaban. Era tan tedioso que a las 9:00 de la mañana estaban leyendo el periódico, cuando a las 8:00 AM había que empezar a trabajar. Les ponía metas y no sabían qué eran metas o indicadores, y me empezaron a odiar. Me daba impotencia porque quería barrer con los 25 que tenía a mi cargo.

¿Entonces se frustró?

Allí me frustré... nada que ver con la empresa privada. Le dije a mi jefe que me tenía que despedir a zutano y mengano, pero me dijo que no podía. Yo le decía que cómo no iba a poder quitar a una persona que no estaba trabajando y que salía aplazado en las evaluaciones. Renuncié. Después me tocó llegar al programa presidencial Crédito Solidario.

¿Otra vez en el Gobierno?

Duré tres años. Aprendí muchísimo y puse quieta a la gente. Habían diputados que me llamaban para insultarme porque despedía gente y yo les decía: ‘Lo siento mucho, pero el señor tal no cumplió con las metas’. Se molestaban porque los despedidos eran los que brincaban por la bandera y no sé qué ja, ja... El señor presidente llamaba todos los lunes y la que le tenía que dar el informe era Vanessa. Fue desgastante porque yo no tenía vida. Me llamaban hasta los domingos, cuando estaba en plena misa. Por ese trabajo quedé postrada en cama dos meses. Me dio fibromialgia crónica.

¿Postrada por el estrés?

Sí, no podía moverme ni para ir al baño, fue duro, tenía que mandarle un whatsapp a mi empleada: ‘Suba, necesito ir al baño’. Estuve drogada un mes con medicamentos y andaba en una silla de ruedas. Por el estrés de que todo me caía a mí. Uno debe tomar decisiones sobre todo cuando tiene una familia y una hija chiquita que le dice: “Mami, ¿hoy cómo te sentís, amaneciste mejor que ayer?”.

Supongo que eran inevitables las lágrimas cuando escucha a su hija...

Sí, por supuesto (se quiebra, le salen las lágrimas)... Mi esposo me chineaba para ir al baño y les decía a mis padres bromeando: “¿Se las puedo devolver?”, ya no aguantaba. Me calaba cuando mi hija hacía las tareas a mi lado y yo no me podía ni mover.

Hoy dirige el Banco de Alimentos, ¿cuál es realmente la función de esta institución?

Mire, yo estoy enamorada de este trabajo y la labor que hacemos. Somos una organización sin fines de lucro y nuestro objetivo es rescatar alimentos de empresas que se dedican a la distribución, comercialización y producción de los mismos. Son alimentos perecederos y no perecederos. Tenemos 115 organizaciones asistenciales, que aglutinan personas en extrema pobreza, riesgo social y en vulnerabilidad alimentaria. Me ha tocado ir a lugares remotos y ver casos que lo tocan a uno.

¿Qué tipo de casos han tocado su corazón?

Con un donante de leche y otro de cereal nos fuimos a una montaña arriba de Ojojona. Tras más de dos horas en calle de herradura y una hora y media caminando, vimos unos 150 niños que empezaron a aplaudir y cantar. Me acuerdo que algunos decían: “Hace ocho meses no tomo leche”. Encontramos niños que decían que no habían comido nada en la mañana y aparecía otro que decía: “Pero yo sí comí tortilla con sal”. Antes si mi hija no quería comer, no había problema, pero después de ver eso le digo: “Se lo come, porque hay un montón de niños que no tienen nada que comer”.

Hablando de niños, ¿piensa tener más o se quedará solo con su hija?

Eso fue algo por lo que lloré, en enero perdí un bebé. Mi primer embarazo fue difícil, quedé traumada y dije: ‘No quiero más, no quiero volver a pasar lo que pasé durante nueve meses’. Mi esposo decía: “Es que ya metí la moción al Congreso, pero no quiere”. Al final accedí a que tuviéramos otro hijo, pero sucedió lo que sucedió y ya con esto hasta allí llegué y me voy a quedar con una hija nada más.