TEGUCIGALPA, HONDURAS
Una investigación que llevaba a cabo le habría costado la vida a la joven Sherill Yubissa Hernández Mancía, de 29 años, jefa de la Unidad de la Administración Pública de la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC) en Santa Rosa de Copán.
Una fuente del Ministerio Público (MP) ligada a las investigación del crimen reveló a EL HERALDO que Hernández llevaba a cabo una investigación en contra de un alto oficial de la Policía Nacional de la zona occidental del país.
Presuntamente este oficial, que no se precisó si se encuentra activo o ya fue depurado de la institución, pagó una cantidad de dinero para asesinar a la joven. Se maneja que habría buscado a personas cercanas a la víctima.
Hernández investigaba a este oficial por supuestos nexos con la criminalidad organizada del occidente hondureño, dijo la fuente.
Y para evitar que se filtrara la información, según explicó la fuente, las autoridades del ente fiscal ordenaron no permitir que los agentes de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) estuvieran presente en las investigaciones y que se hicieran cargo de las mismas.
Versión de la DPI
Al consultarle al titular de la Dirección Policial de Investigaciones, subcomisionado Ronmel Martínez, el porqué la DPI no se hizo cargo de la investigación de este caso, contestó que “ese es un tema al que no voy a referirme”.
“Ya los esquemas institucionales trazan las posibilidades de cada línea de trabajo, en ese sentido, como yo no conozco el expediente, no conozco del caso, no puedo referirme al mismo”, enfatizó Ronmel Martínez.
El alto funcionario policial argumentó que “hay que esperar a que las instituciones hagan lo que les corresponde para que sean los que están a cargo del caso los que brinden las respuestas a las preguntas que ustedes puedan tener”.
Entre líneas, Martínez dijo que no había nadie de la DPI inmiscuido en la investigación de la muerte de Sherill Yubissa Hernández Mancía.
Suicidio
Los médicos del Instituto de Ciencias Forenses certificaron que Hernández fue víctima de un homicidio y no de un suicidio.
El 11 de junio, la joven fue encontrada muerta en su cama con una pistola en su mano derecha apuntando a su cabeza, en el apartamento donde residía en Santa Rosa.
Las sospechas se comenzaron a despertar desde el momento que se comenzó a levantar el cuerpo de la víctima debido a que agentes de la ATIC no permitieron que se movilizaran hasta el lugar los médicos forenses e investigadores de la DPI.
Los mismos compañeros de la agente informaron que ella se había suicidado, sin embargo, no contaban con que las pruebas científicas los desmentirían.