YORO, HONDURAS.- Como héroes que honraron y sirvieron a su patria fueron despedidos los restos de cinco miembros de la familia Cruz Serrano que perdieron la vida en un fatal accidente.
Los restos mortales fueron trasladados de la funeraria donde eran velados hacia una iglesia católica, donde se realizó una misa de cuerpo presente.
Posteriormente, los féretros fueron trasladados al cementerio Parque Memorial Jardines de Paz, en Morazán, en el departamento de Yoro.
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La Policía Nacional despidió con todos los honores a dos de sus miembros y a sus familiares. El brutal impacto entre un vehículo tipo turismo y un camión se produjo el miércoles 11 de octubre a las 5:30 AM en la carretera entre El Negrito y Santa Rita, en la aldea Pata de Gallina.
Dos de ellos prestaron por varios años su servicio a la Policía Nacional.
El clase II de Policía en condición de retiro Alfonso Cruz Cruz, de 68 años, laboró en la institución armada hasta que se jubiló. Mientras que la inspectora de Policía, Sindy Cruz Serrano, de 33 años, ingresó a la institución desde muy joven con muchos sueños y aspiraciones.
Ambos eran padre e hija. En el accidente también perdió la vida la esposa de Alfonso Cruz, Silvia Olivia Serrano, de 53 años, y Carlos Barrientos, de 16 meses, hijo de la inspectora de Policía.
La única sobreviviente de la tragedia, la fiscal del Ministerio Público (MP), Kenia Jackelin Cruz, de 26 años, se recupera en un hospital en la ciudad de El Progreso.
Ella se encuentra estable, fuera de peligro, pero con el trauma psicológico de perder a su familia.
En el accidente, ella perdió a su hijo recién nacido llamado Deret, a quien llevaban a consulta médica al Seguro Social de San Pedro Sula cuando ocurrió el accidente.
Despedida
En el recorrido fúnebre para llegar al cementerio, cadetes y oficiales marchaban para brindar un homenaje.
Las patrullas de Policía hacían sonar sus sirenas para acompañar el cortejo, que tantas veces escucharon en el ejercicio de su labor.
Los cadetes de la Academia Nacional de Policía (Anapo) custodiaban el paso de los ataúdes.
Una multitud de personas, entre conocidos, amigos, compañeros y familiares acompañaron a pie el cortejo.
Las lágrimas rodaban por las mejillas de las personas que caminaban, ya que eran personas de bien y serviciales. Los familiares todavía estaban incrédulos por la terrible tragedia que sucedió.
Sepultura
Al momento de darle cristiana sepultura a las víctimas del fatal accidente, sus familiares se descontrolaron.
Los llantos eran desgarradores, mencionaron que no era justo que buenas personas y luchadoras hayan perdido la vida de esa manera.