Un padre de familia murió hoy en la morgue de Medicina Forense, en la capital de Honduras, tras esperar durante varios días a que le entregasen el cadáver de su hijo.
El cuerpo inerte de don Estanislao Banegas Carranza, de 65 años, quedó en el exterior de la instalación mortuoria después de sufrir un paro cardíaco, mientras esperaba por tercer día consecutivo poder llevarse los restos mortales de su vástago para su cristiana sepultura.
El drama de don Estanislao comenzó cuando su hijo Bernardo Banegas Domínguez, de 33 años, fue raptado hace unas semanas en la comunidad de Las Mesas, en el departamento de El Paraíso, al oriente de Honduras, por hombres que usaban una indumentaria policial.
Posteriormente, el cuerpo sin vida y casi irreconocible de su vástago fue encontrado en estado de descomposición.
'Eran como las once de la mañana cuando lo levantaron, y lo hallaron tirado en un lugar que le llaman San Juancito, y de allí lo trajeron para acá (a la morgue)', explicó el cuñado del ahora occiso, mientras aguardaba ahora por los dos cuerpos.
Acompañado de varios parientes, don Estanislao se trasladó hasta la capital hondureña para reclamar los restos mortales de su hijo; no obstante, las horas de espera se hicieron días en las afueras de la morgue capitalina.
El calor del día y el frío de la noche castigaron con su inclemencia al hombre, que finalmente no pudo soportar la angustiosa espera y sufrió un paro cardíaco fulminante.
La tragedia que cubrió con su velo negro a la familia Banegas Domínguez cobró dos vidas, una víctima de la imparable violencia que azota a Honduras, y otra, aparentemente, de la engorrosa burocracia.
