Una revuelta a lo interno del Centro de Detención para Menores Renaciendo, en el Valle de Amarateca, permitió la fuga de 30 jóvenes supuestos miembros de la banda Los Chirizos.
El enfrentamiento se produjo alrededor de las 5:30 de la tarde cuando los adolescentes se enfrentaron con otros menores internos supuestos miembros de la pandilla 18.
Elementos militares informaron que estos últimos quemaron la carpa en la que dormían los adolescentes y dentro de ella los colchones y otras propiedades de Los Chirizos, que quedaron en cenizas.
La acción desató la furia de los menores afectados que, además de enfrentarse a golpes con los hechores del acto, aprovecharon la oportunidad para fugarse del centro.
De inmediato, agentes de la Policía y militares dieron captura a 28 de los 30 fugados, sin embargo, dos quedaron prófugos de la justicia.
Al lugar también se trasladaron miembros de la Fuerza de Seguridad Interinstitucional Nacional (Fusina) para retomar el control del centro.
El pasado 13 de noviembre, un grupo de 12 pandilleros de la mara 18 de alta peligrosidad se escaparon del centro en horas de la madrugada.
En diciembre se registró otra fuga de un menor que supuestamente pertenecía al grupo delictivo conocido como “El combo que no se deja”.
La falta de vigilancia interna ha permitido que las revueltas en este centro se vuelvan más frecuentes.
Y es que los militares y policías asignados al centro solo pueden vigilar el perímetro de la institución ya que la ley prohíbe el resguardo interno y el uso de armas y en su lugar los elementos de seguridad utilizan toletes.
¿Quiénes son Los Chirizos?
Según autoridades, Los Chirizos son los responsables de cometer asaltos a las personas que retiran fuertes cantidades de dinero de las instituciones bancarias en diferentes sectores de la capital de Honduras.
También contribuyen al lavado de activo de sus “padrinos”, por lo que compran vehículos de lujo, unidades del transporte o establecen negocios comerciales. Pero su principal fuente de ingresos son las extorsiones, la venta de drogas y el sicariato.
+ Los Chirizos, de “banderas” infantiles a sádicos asesinos