TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Los niños dejaron de correr tras una pelota o han perdido el interés al lápiz y papel en la escuela.
Muchos cambiaron sus preferencias y ahora son los primeros en llegar a los lugares donde se cometen actos criminales.
En las principales ciudades del país es cada vez más frecuente la presencia de menores que son los primeros en llegar para observar cuadros de violencia donde le han quitado la vida a una o más personas.
En la mayoría de los casos se puede observar a los menores que cargan sus mochilas en la espalda y se acomodan en lugares estratégicos para tener una mejor visibilidad al momento que se realiza el reconocimiento y levantamiento del cadáver de una persona que ha perdido la vida de manera violenta.
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La presencia de los menores en los lugares donde se cometen los crímenes causa preocupación a las autoridades policiales y a las organizaciones que velan por la protección y derechos de la niñez.
Aseguran que los padres son los que motivan a los menores a ser los primeros en estar en escena de un asesinato. En la mayoría de los casos, los agentes de investigación encuentran menores dentro de las escenas y las contaminan al pasar por donde se encuentran las evidencias como ser: ojivas, casquillos y hasta armas.
El abogado criminalista, Carlos Varela, dijo que los padres de familia “podrían ser penalizados por permitir que sus hijos vayan a la escena de un crimen”.
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Considera que hay varios factores para que los niños lleguen a observar un hecho sangriento entre ellos: la curiosidad y la educación que se les da en el hogar, pues se les debe enseñar que hay que respetar a la autoridad.
