La ilusión de ver crecer a su pequeña se esfumó el pasado viernes para Elorgia de Jesús López cuando se enteró que la bebé que llevaba en su vientre estaba muerta.
En medio de su tristeza acudió al hospital, sin embargo, pese a que los restos de su niña le fueron entregados, ella no podía dejar el hospital hasta su recuperación. Fue su imposibilidad de estar presente en el sepelio de su pequeña lo que ocasionó que el cuerpo de su pequeña permaneciera durante tres días en el refrigerador de su casa.
El padre de la menor, sumamente afectado por la muerte de su retoño, pero llevado por el amor que le tiene a su esposa, hizo que tomara la decisión de guardar en el refrigerador de su hogar a la pequeña. Esto con el fin de retrasar la descomposición de los restos de la recién nacida y así permitir que la madre estuviese presente en el sepelio cuando recibiera el alta médica.
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Este inusual hecho ocurrió en el municipio de Catacamas, en Olancho.
Fue un vecino del lugar quien dio parte al personal de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI), quienes al llegar al humilde hogar sacaron a la bebé que estaba congelada.
El padre de la menor manifestó que quería enterrar a la pequeña acompañado por su esposa.
A pesar de esta versión, las autoridades de la DPI comenzaron una investigación para determinar cuál fue la causa de la muerte de la bebita. Según se conoció, a la bebé no se le desarrolló bien el cerebro estando en el vientre materno.
Ese extremo fue confirmado por especialistas del Hospital Hermano Pedro de Catacamas. Los padres de la niña no fueron arrestados, puesto que las autoridades consideraron que los señores no cometieron delito alguno. La bebé será sepultada el próximo martes.
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