TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Con la mirada perdida y dejando caer saliva de su boca frente a todos, así se presentó Plutarco Ruiz ante el juez el primer día del juicio en su contra por las muertes de Sofía Trinidad y María José Alvarado, Miss Honduras Mundo.
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Los hondureños recordarán como aquel 20 de abril, cuando en medio de la expectativa por el inicio del juicio en el doble crimen que conmocionó al país, el imputado llegó a la sala de los tribunales en una actitud completamente irreconocible: Ruiz comenzó a jugar con su saliva queriendo demostrar que tenía problemas mentales.
Esposado de manos, vestido con un uniforme naranja de reo, portando unos finos tenis blancos de marca, con el cabello largo, barba tupida, la mirada a veces fría y a veces perdida, y con una libras menos fue traslado ese día desde la cárcel de máxima seguridad El Pozo hasta Tegucigalpa para sentarse en el banquillo de los acusados para responder por el delito de femicidio.
A los presentes en la sala II de los tribunales les llamó la atención el extraño comportamiento del imputado, cuando de repente comenzó a jugar con su saliva.
Todo habría sido una artimaña, o al menos así lo determinó la Fiscalía, pues Ruiz estuvo fingiendo todo el tiempo padecer de demencia para así evadir o reducir su pena. Sin embargo, los médicos forenses asignados en el caso determinaron que no existía ningún problema mental o psiquiátricos en él (como había alegado su defensa) que lo exonerara de su responsabilidad y pasó a enfrentar su audiencia.
“La actitud y el comportamiento que adoptó en la sala de juicio es una actitud muy propia de él. Nosotros la respetamos, pero son los jueces y es la experticia de los psiquiatras y psicólogos los que han determinado un estado de simulación”, indicó en ese entonces Julissa Villanueva, quien fungía como directora de Medicina Forense en 2017.
EL HERALDO constató ese día en la audiencia que el imputado estaba normal, pero cuando familiares de las víctimas entraron a la sala comenzó a tomar una posición extraña (mecerse) y a expulsar y jugar con la saliva como lo haría un enajenado mental.
Aunque en aquella ocasión se llegó a suspender la audiencia, un día después cuando se retomó, Ruiz realizó los mismos actos, finalmente fue declarado culpable en el juicio y condenado a 45 años de prisión, sin embargo fue asesinado por dos reos el reciente 2 de febrero en la cárcel de El Pozo, en un crimen que las autoridades investigan.