TEGUCIGALPA, HONDURAS.- En medio del dolor por haber perdido a su hija en la masacre perpetrada en Comayagua, don José Canales, padre de la profesora Rosa Delia Canales, no pudo evitar reprochar la situación de inseguridad y falta de empleo en el país.
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“Desgraciadamente la muerte le llega por andar buscando trabajo, porque este país es tan arruinado que no le da trabajo a los profesionales”, reprochó don José con su rostro visiblemente afectado a minutos de haberle dado el último adiós a su hija en el cementerio de la aldea La Laguna, Comayagua.
Agregó que después de graduarse, Rosa Delia trabajó cinco años en el Programa Hondureño de Educación Comunitaria (Proheco) y por temas políticos la despidieron.
Los últimos años, la licenciada en Educación Básica estuvo de concurso en concurso de docentes y en el más reciente logró pasarlo.
“Por andar buscando una plaza donde ubicarse mi hija se montó en el carro equivocado”, lamentó.
“Enterrar a una persona inocente que no tiene vela en un entierro, no cabe para uno. Yo le decía a unos compañeros, que lo entierren a uno por guerrillero sin ser guerrillero eso sí que es triste”.
Con su voz pausada, afectada por el dolor, don José describió a su hija como una cipota educada que le ayudó mucho a él pues siendo padre de 10 hijos y habitando en cerros, logró hacer profesionales a la mayoría de ellos.
“Ahí está un Dios que mi hija no tenía nada que ver con ellos. Ellos hicieron algo que no debieron hacer. Yo se lo dejo a la mano de Dios porque la justicia está muy débil”, expresó en referencia a los autores de la masacre.
La profesora Rosa Delia, fue sepultada ayer al mediodía entre el drama, la conmoción y la impotencia de su familia. Deja dos niños de 11 y 7 años de edad.