Aunque solo queden fotografías y recuerdos, estos pequeños jamás serán olvidados.
Cada año cientos de hondureños llegan al histórico Cementerio General, a entregar ofrendas florales. En el lugar reposan miles de cuerpos y se tejen conmovedoras historias.
Oportunidad
En el marco del Día de Todos los Santos, además de ser un punto de encuentro para reuniones espirituales entre los vivos y los muertos, sus eternos pasillos se convierten en una oportunidad para los que buscan ganar un par de lempiras.
Los comerciantes inundaron las afueras del lugar con comidas y llamativas flores. La docenas de puestos con santas rosas, muños y margaritas se instalaron en las afueras del lugar.
Asimismo dentro del recinto varios menores ofrecieron trabajos de limpieza, mientras que los albañiles proponían remodelaciones.
Lea también: Más de mil cuerpos olvidados en la morgue de la capital de Honduras en la última década
Entre las caras de los militares que vigilaban el lugar y los pasos de los visitantes, las conversaciones de los músicos destacaban en el calmoso ambiente.
Aunque sus instrumentos aún no emitían ninguna nota musical, unos cuarenta lempiras los avivarían pronto, “la paciencia es el arte de tener esperanza”, dice un popular adagio.
Además de los comerciantes, otros exponían toda clase de lamentos para conseguir dádivas de los dolientes, sin mucho éxito sus ojos denotaban tristeza al ver que sus manos extendidas quedaban vacías.
Seguridad
Mientras el camposanto se llenaba de a poco, el personal de la Alcaldía, junto a la Policía Nacional y Militar rondaba alerta para atender y resolver cualquier eventualidad, ya que el lugar es catalogado por algunos como “peligroso”.
Mario Rivera, portavoz de Fusina, detalló que los operativos de seguridad se realizarán todo el fin de semana, dentro y fuera de los cementerios; invitó a los capitalinos a conmemorar la fecha sin miedo.
El amor de una madre hacia sus hijos es eterno
El 10 de septiembre de 1965 nacieron dos gemelos, sanos pero prematuros, eso convirtió a doña Viviana García en una feliz madre.
Sin embargo, la alegría de la dama pronto mermó, uno de sus hijos murió el 11 de septiembre, es decir un día después de llegar al mundo.
Escoltada por su hijo Javier, Viviana visitó al ángel que perdió en 1965.
A 54 años de la partida de José Ramón, la señora mantiene vivo el recuerdo de su angelito.
Dentro de su cartera reposa una bolsa plástica donde atesora una raída fotografía en blanco y negro.
En la imagen José Carlos y José Ramón (QDDG) descansan dentro de una incubadora.“Él murió en el Seguro, cuando nacieron hasta me felicitaron porque estaban sanos, pero después un médico me dijo que uno se puso morado, ese día solo estaba una enfermera para atender a un montón de niños”, recordó.
Las memorias de sus familiares siguen vivos
Las gotas de sudor en su frente se mezclaban con las lágrimas de sus ojos.
Estas últimas emanaron en don Andrés Palma al recordar a todos sus familiares fallecidos mientras realizaba –junto a su hijo– la limpieza del espacio donde descansarán para la eternidad su papá, hijos, hermana, nietos, abuelos y tíos.
Bajo el cálido sol acompaña, el machete y el azadón, hicieron su trabajo el lugar quedó reluciente.
Don Andrés siempre visita el lugar para no olvidar a sus familiares.
“Estos dos días los aprovechamos bastante porque hay más seguridad, pero yo vengo cada quince días a limpiar, aunque sea una visita de médico porque a los difuntos no se les deja solos”, explicó.
Con profunda tristeza, recordó que en el 2012 delincuentes terminaron con la vida de dos de sus hijos.