CANTARRANAS, HONDURAS.- Uno de los municipios pletóricos llenos de arte y creatividad pero también de humildad y personas con deseos de superación fue el destino de la
Maratón del Saber.
Este par de estudiantes descubren con sorpresa el contenido de sus kits. Todos los pequeñines mantuvieron distanciamiento uno del otro, sus docentes les aplicaron gel antibacterial antes de ingresar al centro escolar y cada uno de los pequeñines llegaron con su mascarilla.
Los estudiantes recibieron el donativo en representación de sus compañeros. Los padres de familia , docentes y menores, niños a una sola voz agradecieron el granito de arena que les permitirán continuarpara que los niños sigan estudiando.
El municipio de Cantarranas está integrado por 20 aldeas, de las cuales llegamos a El Zarzal y a Chandala para compartir kits escolares con los niños de los centros educativos de estas comunidades.
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Aroma a esperanza y azúcar
Recorrer cada rincón del ““pueblo selfie' es una oportunidad para admirar la naturaleza acompañado por un envolvente aroma a caña de azúcar, pues en esta comunidad se encuentran importantes azucareras del país.Luego de una hora de viaje, desde Tegucigalpa hasta Cantarranas, se sumaron 20 minutos de recorrido para llegar a la Escuela Rural Mixta Álvaro Contreras, en la aldea Chandala.
Las calles empedradas quedaron en el casco urbano y el camino de tierra y el verdor de los pinos acompañaron el trayecto. Al llegar al centro educativo, una comitiva de estudiantes recibieron con emoción al equipo de EL HERALDO y de inmediato sus padres y docentes se sumaron a bajar las cajas en las que se trasladaban los kits escolares.
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“Mi color favorito es el rojo y me tocaron estos cuadernos que son rojos. Voy a aprender a escribir mi nombre en este cuaderno”, expresó Josué Rodríguez, de seis años de edad, y quien cursa su primer grado.
Misión cumplida
Luego de comprobar la razón por la que la Maratón del Saber sigue más viva que nunca luego de 18 años, el equipo de este rotativo se trasladóo hasta la aldea El Zarzal, a unos 25 minutos de Chandala.Nuestra parada fue en el Centro de Educación Básica Álvaro Contreras, en el que 15 niños con ansias de algún día convertirse en doctores, ingenieros y periodistas esperaban por sus útiles escolares.
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