Marcovia, Choluteca.- En el sur de Honduras, donde se disfrutan los mejores atardeceres, existe un refugio natural para la vida marina, un lugar que sostiene el equilibrio del ecosistema marino a través de la protección de sus habitantes con aletas y caparazón.
En la playa El Venado, en el municipio de Marcovia, Choluteca, se encuentra el Centro Regional de Información Científica y Conservación de la Tortuga Golfina, gestionado por los habitantes de la zona.
Este centro se dedica a preservar la tortuga golfina mediante la recolección de huevos, el cuidado de los nidos y la liberación de las crías al mar cada año.
La veda aplicada en septiembre es crucial para facilitar la recolección de huevos, ya que durante este período está prohibido el consumo y comercialización de estos.
Sin embargo, muchos consideran necesario ampliar este tiempo para aumentar la cantidad de huevos recolectados en la zona sur del país.
“El proceso de conservación se lleva a cabo con la participación de las familias locales, incluyendo educación ambiental y la valorización de este patrimonio natural, para que comprendan la importancia de la tortuga golfina”, explicó Jorge Hernández, coordinador de Actividades Ambientales del centro de conservación.
Desde septiembre, las tortugas llegan a las playas del Golfo de Fonseca en mayor número, incluido El Venado, para depositar sus huevos. Los habitantes de la comunidad trabajan para proteger estos huevos de cazadores y depredadores.
Aproximadamente 45 días después, las crías emergen de los huevos y son liberadas al océano, con la participación de turistas que llegan a la comunidad.
Este año, sin embargo, se ha reportado una disminución en la cantidad de tortugas que llegan a desovar. Esto se refleja en la menor cantidad de nidos protegidos en el vivero del centro, donde solo se han recolectado 34 nidadas, en comparación con años anteriores, cuando se contaban hasta 150.
“Hemos tenido menos tortugas para liberar, pero estamos contentos porque este año ha aumentado el número de visitantes al proyecto”, destacó Hernández.
Los visitantes pueden colaborar en este proceso acercándose al centro de conservación, donde tienen la opción de acampar o alojarse en las Cabañas Mar del Pacífico, un espacio de hospedaje gestionado por la comunidad.
Aunque la temporada alta de desove va de septiembre a noviembre, las tortugas comienzan a llegar desde mayo.
Cuando no es temporada de liberación, los turistas pueden realizar recorridos en lancha por los extensos manglares de la zona, donde podrán observar una gran variedad de especies de aves.
Para este año, las comunidades, organizaciones y autoridades han establecido la meta de recolectar 50,000 huevos de tortuga.
Este objetivo es vital para la conservación, ya que las crías, al hacer el recorrido hacia el mar, memorizarán el lugar y podrán regresar a poner sus huevos en unos 20 años.
Cuantos más huevos se recojan, mayor será el número de tortugas que llegará a la edad adulta, aunque la probabilidad de supervivencia es de apenas entre el 7% y el 10%.
Las personas que deseen más detalles sobre el centro de investigación y el hospedaje se pueden comunicar al número 9688-5970.
Apoyo fundamental
El ecoturismo en playa El Venado ha beneficiado a unas 50 familias gracias a proyectos impulsados por el Programa de Pequeñas Donaciones (PPD) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Honduras.
Jimmy Andino, coordinador nacional del PPD, destacó que el programa se enfoca en el desarrollo comunitario con un fuerte componente ambiental.
“Las Cabañas Mar del Pacífico son un proyecto del PPD subsidiado en dos ocasiones, que ha permitido fortalecer esta empresa comunitaria mediante la construcción de un alojamiento, capacitaciones y manejo de servicios turísticos, todo vinculado a la liberación de tortugas”, explicó Andino.
Cada subvención asciende a 50,000 dólares y en esta comunidad organizada ya se han realizado dos.
“Este proyecto de alojamiento comunitario es una excelente opción para quienes vienen a presenciar la liberación de tortugas golfinas, generando ingresos a las familias locales y mejorando su calidad de vida. Los fondos son gestionados directamente por la comunidad, lo que fortalece su autonomía”, enfatizó Andino.
Por su parte, Richard Barathe, representante residente del PNUD, subrayó que estos programas buscan canalizar los recursos directamente hacia las comunidades de la zona del golfo.
“Hay un impacto global en la protección de la biodiversidad, como en el caso de las tortugas marinas en peligro de extinción, y además se contribuye al desarrollo económico de las comunidades locales”, señaló Barathe.
El beneficio para la comunidad no solo es la mejora de sus condiciones de vida, sino que también representa un aporte al cuidado del planeta.