Tegucigalpa

Cada tres días cierra una pulpería o un mercadito

El conteo hasta la mitad del año indica que 60 comercios han suspendido operaciones.

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18.08.2013

NOTA DE REDACCIÓN

Las elevadas extorsiones de los grupos criminales que operan en la capital han llevado a la ruina a decenas de pulperías y minimercados en los últimos tres años.

EL HERALDO se adentró en varias colonias donde estos negocios han quedado como comercios fantasmas, ante el asfixiante “impuesto de guerra”.
Por seguridad, se han cambiado nombres y ubicaciones de los testimonios publicados.

Los barrotes de la ventanilla lucen oxidados, una capa de polvo cubre la fachada descolorida y pálida y un gran candado dorado permanece inamovible en la rejilla de la pulpería Los Compadres N.

Las huellas de los zapatos de los compradores y las bolsas de boquitas deterioradas son el único rastro de la gran actividad comercial que tuvo el negocio de “doña Chayo”.

Ahora, únicamente sobreviven enormes rótulos y láminas que promocionan refrescos y recargas telefónicas. Nada más.

Ni el eco del “¡véndame!” se escucha ni la puerta del local ha vuelto a abrir. No pregunten qué se hizo “doña Chayo” ni adónde llevó su mercadería y su humanidad.

Simplemente cerró sin aviso, según cuentan temerosamente los vecinos de la colonia, porque no pudo continuar con la doble planilla de cancelar a proveedores y el “impuesto de guerra”.

Así es la realidad que comparten cientos de pulperías y minimercados en la capital, que terminan en la ruina por la presión de los grupos de extorsionadores.

En la quiebra

Las huellas del delito se han percibido con mayor agitación últimamente en la colonias Las Palmas y Cantarero López, así como residencial Honduras.

En los referidos puntos se ha desarrollado un masivo cierre de pulperías y mercaditos silenciosamente en las recientes semanas.

Tal es así que los 52 establecimientos que supuestamente funcionan en Las Palmas se quedaron como un número simbólico de la base de datos, pues apenas sobreviven unos cuantos comercios.

En esta zona, los delincuentes han pintado las paredes de los que un día fueron prósperos negocios, en color blanco, como una forma de borrar las huellas de sus delitos.

Mientras que en residencial Honduras la gran incógnita es dónde están los 42 pequeños comercios enlistados oficialmente en la base de datos de contribuyentes de la Alcaldía Municipal, ya que solo se observan grises cortinas y puertas cerradas.

Por su parte, identificar las 25 pulperías en la Cantarero López es una tarea estéril, pues la gran mayoría hasta transformó sus fachadas para no dejar rastros.

La realidad de estos sitios solo es un espejo opaco de la capital, donde en los últimos 75 días -que corresponden a junio, julio y lo que va de agosto- han optado por salir del mercado 26 locales.

La cifra indica que cada tres días cierra un negocio en las ciudades gemelas.

Tres años de terror

En los últimos años ha sido notable el cierre masivo de estos negocios debido a la elevada renta que impone el crimen organizado y pandilleril.

Según reportes de la Alcaldía, en el presente año han salido de operación 60 de estos comercios (51 pulperías y nueve minimercados). Mientras que hasta el mismo período del año pasado habían clausurado 71 de estas microempresas, lo que demuestra un leve descenso, aunque faltará comprobar el comportamiento del resto del mes.

En tanto, durante todo el 2012, 94 pulperías y tres mercaditos se impusieron un cese definitivo de sus ventas.

Mientras que el 2011 cerró con 73 pulperías y siete minimercaditos clausurados, según el conteo de la comuna.

En total, durante los últimos tres años han ido a la bancarrota 237 establecimientos.

Aunque la municipalidad no detalla la razón del cierre masivo, entre los rumores de los vecinos se presume que las rígidas extorsiones dilapidaron sus ganancias.

Y es que pagar entre cinco mil y 15 mil lempiras mensuales por extorsión, según versión de los afectados, se convirtió en un costo permanente a las planillas de gastos -quizás el más importante-.

Al borde de las extorsiones

El “impuesto de guerra” es el tributo más temido para los microempresarios, pues las autoridades han demostrado incapacidad para frenar el delito.

Según el registro de la comuna, en el Distrito Central operan 9,906 de estas tiendas dedicadas al comercio minorista en barrios y colonias.

Según un procesamiento de datos realizado por EL HERALDO, unas 1,500 de estos establecimientos operan en las 15 colonias más inseguras, equivalentes a un 15 por ciento.

Estas zonas calientes son las que encabezan el informe de homicidios en la metrópolis del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) del 2012.

Basados en esta percepción, los 1,500 locales situados en el perímetro de violencia dejan probablemente jugosas ganancias a las maras, cuerpos de extorsión y crimen organizado.

Sin embargo, al alto nivel de inteligencia e impunidad de los criminales revela que no hay quien se escape, sin importar la condición social, de sus lúgubres garras.

La misma Fuerza Nacional Antiextorsión (FNA) reporta un lento avance en la lucha contra este flagelo. Hasta mayo de este año, 1,074 denuncias y apenas 84 detenidos.

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