TEGUCIGALPA, HONDURAS.- En el Distrito Central parece que ir detrás de un volante es más seguro que caminar, los datos del Sistema Nacional de Emergencias 911 lo confirman.
Los reportes elaborados por el 911 revelan que la cantidad de peatones atropellados asciende a 1,592 en todo el país, de los que un 22.11% de estos incidentes ocurrieron en Tegucigalpa.
El personal del Sistema de Emergencias señaló que la mayoría de accidentes con transeúntes ocurren porque no se respetan los puentes y pasos de cebra, además de la imprudencia algunos conductores. En lo que val de 2024 más de 350 capitalinos fueron embestidos por un vehículo.
Para algunos ciudadanos, como Edgar Oquelí, estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) , la responsabilidad también recae en los peatones.
“Creo que a veces es irresponsabilidad de uno. Sabiendo que tenemos puentes, corremos por las calles cuando estamos apurados”, manifestó Oquelí.
En zonas como frente al Hospital San Felipe, a pesar de contar con señalizaciones de cebra, la actitud de los conductores puede provocar hasta accidentes.
Marta Suazo, auxiliar de Tránsito, quien vive su día a día dando indicaciones a los ciudadanos sobre cómo movilizarse o también deteniendo el tráfico, compartió su experiencia sobre cómo es su realidad en las calles.
“Cuando la gente quiere cruzar por este paso, nosotros les hacemos la parada respectiva para que el peatón pase. Algunos obedecen y otros le tiran el carro a la gente. No podemos detener al conductor y a veces preferimos no pelear para evitar problemas”, señaló Suazo.
Los conductores, como Luis Zúniga, también expresan su frustración porque sienten el irrespeto de la gente al meterse en las calles en los momentos no indicados.
“Es molesto cuando las personas no respetan nuestro espacio. Detener un vehículo a toda marcha es difícil. No solo el que maneja tiene la culpa, sino aquellos que parecen de hule”, apuntó Zúniga.
Además, explicó que “hay unos (ciudadanos) que se lanzan hacia los carros, pero claro, al que buscan fregar es al que atropella, sin ver quién tiene la culpa en el caso”.
Aunque las opiniones puedan variar según la óptica de quien se vea afectado, la realidad en las calles de la capital es que no existe una infraestructura amigable para el peatón ni las personas para verificar que las leyes de vialidad se cumplan.
