TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Humilde, sencilla, pero sincera, así es Luz Amparo Fonseca, la madre de dos niñas con microcefalia que clama desesperadamente por ayuda para comprar leche y pañales para sus hijas.
La conocimos en su vivienda, en la colonia La Cañada de Tegucigalpa, donde nos recibió para contarle a El HERALDO su viacrucis. El desierto en que la mayoría de las veces ha estado sola, con sus inocentes y risueñas pequeñas, que ajenas a su realidad juegan todo el día y demandan comida y atenciones de su madre.
Como toda mujer, se casó con el anhelo de ser madre y, a los 23 años de edad, logró quedar embarazada. Tenía muchos sueños y esperanzas, pero jamás se imaginó lo que la vida le tenía preparado: convertirse en madre de dos pequeñas con problemas especiales.
Así fue como dio a luz a Bessy Cárdenas. Desde su inicio, la discapacidad de ella no evitó el amor que su madre pudo darle.
Casi nueve años después, Luz nuevamente salió embarazada sin imaginarse que su segunda hija, a quien llamó Sury Cárdenas, también vendría con el mismo padecimiento: microcefalia.
Ayudemos a esta guerrera
Amparo, quien ahora tiene 68 años, busca la manera de salir adelante con sus dos hijas: Bessy, de 44 años, y Sury Cárdenas, de 33.
Al llegar a la aldea La Cañada de la capital hondureña, donde tiene su hogar, doña Luz nos recibió con una sonrisa, pero en su rostro pudimos ver reflejado cansancio y mucha tristeza.
En su humilde hogar, un espacio reducido, dañado y forrado en su frente con láminas para evitar que el polvo ingrese y afecte la salud de las que ella llama sus pequeñas, hay una vieja refrigeradora, muy limpia, pero sin ningún alimento que ayude a seguir luchando cada día.
Al ver llegar al equipo de EL HERALDO, Bessy y Sury, las hermanas con microcefalia, no tardaron en mostrar su alegría y comenzaron a sacar la ropa de su cuarto. “Ese es el golazo (tienda) de Sury, todos los días saca la ropa y la riega por todos lados”, explicó doña Luz para dar a conocer que esa es la manera en que expresa su felicidad.
Doña Luz tenía encendido un equipo con música ranchera y nos comentó que a ella no le gusta ese género, pero a Bessy le encantan y la mantienen tranquila, mientras escuchaba “Que de raro tiene” de Vicente Fernández.
Teme morir y dejar a sus hijas solas
La mujer de 68 años teme por su vida porque tiene problemas en el corazón y no quiere partir de este mundo y dejar solas a sus hijas, ya que ellas requieren cuidados especiales.
La enfermedad que tiene es una cardiopatía isquémica y el costo de la operación es de 80,000 lempiras. Todos los días siente un dolor en el pecho, pero no tiene las posibilidades para pagar la cirugía cardíaca.
“No sé si yo me voy a morir o si ellas mueren primero. Yo le pido a Dios que me dé la fuerza para soportar”, dijo a este rotativo con un nudo en la garganta.
Luz cuida a sus hijas de domingo a domingo, de sol a sol, llueva o no. Hay jornadas en las que no duerme porque tiene que estar muy pendiente de ellas dos.
Aunque su edad es la de una persona mayor, su comportamiento es como el de un bebé. Su mamá tiene que bañarlas, vestirlas y darles comida en la boca.
“A veces me duermo a las 3:00 o 4:00 de la mañana porque ellas se ponen muy inquietas y lloran. No es fácil”, manifestó.
Las donaciones han sido el sustento para su casa porque no puede trabajar, ya que no tiene quién cuide a sus niñas. Por eso le pide a la población hondureña, a las autoridades, políticos, a la presidenta Xiomara Castro y a los empresarios que, por favor, le tiendan una mano.
Todas las semanas gasta 5,000 lempiras en la compra de leche, pañales y medicamentos que tienen costos elevados.
Con lágrimas en sus ojos nos contó que hay personas que le dicen “¿por qué no le pide a Dios que se lleve a sus hijas?”, pero ella ignora todos esos comentarios. Agradece a Dios por la vida de ellas y comentó que no se dará por vencida con sus hijas porque son un regalo de Dios y, aunque el camino es difícil, tiene su confianza puesta en Él.
“No me quejo ni me arrepiento de haber tenido a mis hijas, pero tengo que confesar que a veces me siento cansada, sola, y desanimada, porque no es fácil enfrentarme cada día al dolor de ver que ellas necesitan tantas cosas y yo no puedo dárselas”, fueron las palabras, en medio de un llanto en el alma, de esta madre que clama por apoyo para sus hijas.
Si usted desea ayudar a Luz Amparo Fonseca Sierra, puede depositar al número de cuenta de Banco Atlántida 014220065198 o llamar al número telefónico 9874-1191.