TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La leve brisa que caía sobre el cementerio Divino Paraíso no fue obstáculo para que don Napoleón Gómez y su esposa Bernardina Pérez dejara de honrar la memoria de su hermano muerto hace 20 años.
“Desde entonces no he dejado de venir a visitarlos ningún año, siempre venimos a limpiarlo y dejarle una coronita, ya que fue muy especial para nosotros”, expresó don Napoleón, mientras pintaba cuidadosamente la cruz de madera donde fue enterrado su hermano.
Y es que estos esposos forman parte de los cientos de capitalinos que acuden el 1 y 2 de noviembre a los diferentes cementerios para recordar la memoria de sus familiares fallecidos.
Son días especiales donde los parientes de los difuntos aprovechan para limpiar sus tumbas, llevar coronas y flores en memoria de su ser querido. “Mi mamá falleció en 1985, pero yo vengo todos los años a limpiar su tumba y a ponerle unas florecitas frescas, pues es lo más sagrado que tuve en mi vida”, mencionó don Antonio Amador mientras sostenía en sus manos un azadón con el que limpiaba la tumba.
Así como don Antonio, muchos capitalinos aprovecharon ayer para visitar a sus parientes muertos, como un gesto especial que recuerda los momentos en vida de los fallecidos.
Entre las actividades que se realizan para estas fechas están adornar las tumbas con flores naturales y artificiales, limpiar y reparar las criptas deterioradas por el tiempo.
Dogma
Varias personas realizan sus honores de acuerdo con su creencia religiosa, por ejemplo, muchos encomiendan su alma a Dios para que pueda descansar en paz, otros lloran recordando diversos momentos vividos.
Comercio
La tradición de origen católica es aprovechada por muchos comerciantes que se colocan en las entradas de los cementerios para vender sus palmitas, sus coronas, flores naturales y artificiales a precios módicos, pues se cotizaban ramos desde 30, 50 y hasta 200 lempiras y, no solo flores, también se agiliza la venta de comida y refrescos.