Tegucigalpa

La mendicidad es un delito en el país, según la Ley de Convivencia

Más de 240,000 habitantes no tienen ingresos para alimentarse en Honduras, y algunos de ellos recurren a pedir ayudas en las calles y otros lugares
29.06.2024

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Las calles del centro histórico de Tegucigalpa siempre están llenas de gente. En una de esas ocasiones, de repente, un tirón en el pantalón captó nuestra atención y una voz suave, casi imperceptible para el oído, dijo: “Ayúdeme para comer”.

Al bajar la mirada, vimos a una mujer con dos niños pidiendo en la peatonal, cerca de un restaurante de pizza. La madre de familia solo quiere saciar el hambre de sus pequeños.

Entendiendo su necesidad, decidimos regalarle una pizza y tratamos de entablar un diálogo con ella. Pero, parecía avergonzada o tal vez había sido engañada en el pasado, por lo que se negó a hablar.

Cerca de la estatua de Francisco Morazán, un grupo de mujeres cargando a sus niños rompía el bullicio de la plaza central de Tegucigalpa con sus gritos: “Regáleme una varita (lempira) para darle de comer a los cipotes, vaya papi, tire la varita ahí”.

Como equipo, accedimos y aprovechamos para preguntarle a una de ellas: “¿Cómo terminó aquí?”.Con mucha cautela, bajo la promesa de que no se le tomarían fotografías ni se revelaría su nombre, una de las damas accedió a hablar.

“La mera neta, mi mamá me traía de pequeña a pedir, y esta es una forma para mí, pues, de ganarme la vida, es lo único que sé hacer”, señaló la mujer trigueña, aparentando unos 28 años.

Luego de su respuesta, surgió otra pregunta: “¿Sabe que es prohibido pedir?”.Con una cara de sorpresa, la joven dijo: “Nombe, qué loquera, usted es de la perrera (Policía Municipal), ¿va? ¿Nos quiere jod...?”.

“No, para nada”, respondió el periodista, quien reveló su identidad. “Bueno, la mera verdad no sabía nada hasta que usted abrió la boca, pero no, no sabía”, contestó la fémina.

Unos 20,000 niños sobreviven en las calles sin protección del Estado

Según la Ley de Policía y de Convivencia Social de Honduras de 2002, artículo 119: “Se prohíbe la mendicidad sin permiso municipal, el que solo se concederá en caso de impedimento para trabajar.

También se prohíbe la mendicidad utilizando menores, lisiados, paralíticos, ciegos, ancianos, enfermos o simulando una enfermedad o impedimento”.

Además, señala que las personas que mendigan deben ser llevadas a un centro de beneficencia para disuadir esta conducta antisocial, y aquellos que se valgan de ellos recibirán multa y serán procesados conforme a la legislación penal.

En pocas palabras la ley tipifica la mendicidad como un delito en HondurasEl abogado José Santos Cabrera, reconocido por su defensa de los derechos humanos, dijo: “Tengo entendido, las personas deben obtener un permiso de la Alcaldía y su conducta debe ser regulada, como en otros países, para evitar exponer a niños o utilizar a personas discapacitadas”.

Santos lamentó que la ley no se cumpla, no por maldad, sino porque la mendicidad se convirtió en un negocio donde personas sin impedimento físicos se atreven a pedir dinero.

Para la socióloga María Figueroa el limosnear obedece a la pobreza extrema y falta de oportunidades laborales.“Lo que podemos ver o notar son los venezolanos que están pidiendo o vendiendo cosas por necesidad, porque no tienen, y muchas veces esto ocurre en nuestra sociedad.

Solo hay que observar los índices de pobreza extrema”, manifestó la cientista social.

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Situación de la pobreza

Los indicadores del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) señalan que, para el 2023, la tasa de pobreza extrema en los hogares de Honduras pasó del 53.7% en 2021 al 41.5%.

En las zonas urbanas como Tegucigalpa y Comayagüela, este índice descendió de 71.8% en 2021 a 64% en 2023, con una reducción del 7.8%.Sin embargo, a pesar de estos datos, en las calles del Distrito Central cada día se observa a más personas pidiendo ayuda porque la situación económica no les permite cubrir las necesidades, y menos con un salario mínimo de 13,156.53 lempiras mensuales.

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