La mitad de los niños que trabajan realizan actividades peligrosas y hasta mortales
Pobreza, extrema pobreza, inseguridad alimentaria y el no acceso a la educación son las principales causas del trabajo infantil en Honduras, según expertos
Los servicios de transporte, almacenamiento y comunicaciones aparecen como uno de los rubros con actividades en las que más trabajan los niños, también está en la lista de los empleos más peligrosos.
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TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Hambre, angustia y peligros son algunas de las circunstancias que atraviesan más de 225,000 niños hondureños que realizan trabajo infantil. Día a día salen del calor de sus hogares al frío de las calles a ofrecer su trabajo a cambio de una remuneración para poder sobrevivir.
Gonzalo comenzó a trabajar desde que tenía 13 años. Su primer empleo fue de repartidor en una panadería; la necesidad y las ganas de sacar adelante a su mamá y a sus dos hermanos fueron elementos suficientes para que a su tan corta edad buscara una fuente de ingresos.
“Lo que me llevó a trabajar a la edad de 13 años más que todo fue la necesidad, ya que solo vivía con mi mamá y dos hermanos más, y pues por eso comencé a trabajar para poder ayudarlos”, expresó Gonzalo en diálogo con EL HERALDO Plus.
A pesar de las dificultades, el ahora joven no se dio por vencido y decidió trabajar sin dejar sus estudios de lado.
La Encuesta de Hogares de 2023 del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) revela que al igual que Gonzalo son más de 225 mil niños entre los 5 y 17 años los que se dedican al trabajo infantil, de los cuales 64 mil estudian y trabajan, y otros 161 mil dejan a un lado sus estudios para laborar.
De todos los niños hondureños que trabajan, 120,763 se desempeñan en labores consideradas peligrosas, según el “Manual de implementación del listado de trabajos peligrosos” de la Secretaria de Trabajo (Setrass), es decir, que el 54% de estos menores trabajan en condiciones de riesgo.
En otras palabras, esto significa que por cada diez niños que trabajan, cinco realizan labores peligrosas y hasta mortales.
Cifras Altas
Las preocupantes cifras del INE revelan que siete de cada diez niños que realizan trabajo infantil no estudian, mientras que el resto va a la escuela, pero también ejecutan actividades a cambio de remuneraciones.
Es importante resaltar que el 64% de niños que trabajan en Honduras viven en zonas rurales, lo que evidencia la falta de oportunidades y los recursos limitados en estos puntos geográficos.
Sin embargo, las cifras registradas por World Vision Honduras son aún más altas, debido a que antes de la pandemia había 400 mil menores ejerciendo trabajo infantil, no obstante estiman que después de este tiempo la cantidad aumentó a 900 mil.
Allan Cruz, subdirector del Proyecto Futuros Brillantes de World Vision, explicó que aunque ellos consideran los más de 200 mil niños en trabajo infantil contabilizados por el INE “hay una categoría que no esta ahí y son todas aquellas niñas que están en labores domésticas”, dijo.
“Hay muchísimas niñas en este país, sobre todo en el área rural, que están en la casa; entonces el INE no las registra como ocupadas porque están en la casa, pero en realidad no es que no estén sin hacer nada, están cuidando adultos mayores, cuidando hermanitos, haciendo labores de casa”, lamentó Cruz.
En su página web la organización mencionó que el trabajo infantil “no solo es una vulneración a los derechos de niñas y niños, también perpetúa un ciclo de pobreza al evitar que tengan acceso a la educación y a las diferentes oportunidades de crecimiento y desarrollo”.
Además sugirió que una de las maneras más efectivas para afrontar y combatir este fenómeno es haciendo que los niños ingresen al sector educativo.
“Cuando la infancia ve posible continuar y culminar sus estudios es cuando deciden darse una oportunidad para formarse y no seguir trabajando”, indicó la organización en su página web.
Asimismo, la directora de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf), Lizeth Coello, resaltó que para reducir la cifra de niños que viven en condición de trabajo infantil es importante “trabajar de manera articulada con las instituciones que tienen por competencia la protección de niñez, acercando servicios de apoyo social para las familias en pobreza y pobreza extrema”.
Cruz, por su parte, consideró que es necesario “asegurar que los padres tengan acceso a medios de subsistencia, si los padres tienen acceso a trabajar o alguna oportunidad para empezar a generar sus ingresos, es automáticamente sacar los niños de trabajar”.
Trabajos más peligrosos
La Unidad de Datos de EL HERALDO Plus analizó los registros del INE y lo comparó con los trabajos más peligrosos, según el “Manual de implementación del listado de trabajos peligrosos” de la Secretaria de Trabajo (Setrass).
Según el manual, un empleo puede considerarse peligroso si “el trabajo que, por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo, es probable que dañe la salud, la seguridad o la moralidad de las niñas y los niños”.
El mismo documento enumera ocho rubros en los que los niños ejecutan empleos peligrosos. Al realizar la comparación, este rotativo encontró que el 54% de los menores que trabajan en el país realizan actividades consideradas riesgosas, especialmente para niños y adolescentes de 5 a 17 años.
Uno de los empleos enlistados en este manual está en el rubro el transporte, área en la que trabajan más de 6,000 menores hondureños, según el INE.
Gonzalo, laboró en el sector cuando tenía 16 años de edad trabajando como cobrador del transporte urbano, sin embargo, nunca pensó que esta labor se convertiría en una de las experiencias que nunca olvidaría.
“Cuando fui cobrador de transporte urbano aguantaba hambre, me enfermaba y pasaba vomitando por eso”, expresó Gonzalo, recordando parte de su dolorosa infancia.
Este no fue el único empleo del ahora joven de 20 años, pues también laboró como ayudante de remodelación de interiores de casa, pintor, ayudante de albañil y hasta ganó algo de dinero vendiendo dulces. Lo que obtenía era para apoyar económicamente a su familia.
Algunos de los empleos que realizó Gonzalo también fueron incluidos en el listado de la Secretaría de Trabajo. Por ejemplo, los servicios de construcción, en los que según el INE trabajan 13, 796 niños, también está en el documento.
Otros de los trabajos más peligrosos mencionados por el manual son: silvicultura y explotación forestal, pesca, caza y actividades conexas, explotación de minas y canteras, industria manufacturera, que implique la operación manual, manejo, limpieza y mantenimiento de maquinaria utilizada.
También incluye empleos en servicios de electricidad y gas, comercio al por menor y mayor, almacenamiento, comunicaciones; servicios municipales y personales que impliquen específicamente actividades como ser guardaespaldas, damas de compañía, vigilantes, reciclaje en la vía pública, etc.
Según el INE, los trabajos que más realizan los niños son la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca, en la cual laboran 58,484 menores; industria manufacturera con 12,269 y construcción que cuenta con 13,796.
Allan Cruz, subdirector del Proyecto Futuros Brillantes de World Vision, expresó que existen diferentes elementos que pueden clasificar un trabajo como peligroso para un menor de edad “por ejemplo, un trabajo en donde el niño tenga que cargar cosas pesadas, eso definitivamente es peligroso para la anatomía del niño”.
Asimismo, categorizó los trabajos donde los niños son expuestos a químicos o a herramientas cortopunzantes, a ruidos o a temperaturas extremas.
“Son considerados trabajos peligrosos para la naturaleza y están las fibroformas, que son aquellas que son delitos, como la mendicidad, la explotación sexual comercial, niños en redes de narcotráfico, prostitución”, agregó Cruz.
Malas condiciones
Al ser menores de edad, en muchos casos, los empleadores se aprovechan de la necesidad de los niños y los mantienen en muy malas condiciones dándoles malos tratos y un salario para nada digno.
Los registros del INE, analizados por la Unidad de Datos de EL HERALDO Plus, dicen que el ingreso promedio que reciben los niños que trabajan en el país es de 3,359.3 lempiras, lo que significa que solamente les pagan alrededor de la cuarta parte del salario mínimo promedio de los hondureños (13,020.13 lempiras).
Al ver el sueldo de acuerdo con el área de trabajo, los datos del INE dicen que en las zonas urbanas les pagan 4,151.8 lempiras, en cambio, en el área rural los niños, niñas y adolescentes reciben alrededor de 1,000 lempiras menos, ya que su sueldo promedio es de 2,901.3.
Otro punto importante de resaltar es que, tanto en el área rural como urbana, los menores de sexo masculino cobran un salario mayor que el de las niñas.
Así también, en Honduras existen alrededor de 58,740 menores que llevan a cabo un trabajo o una labor sin recibir sueldo o remuneración, aunque organizaciones de la niñez dicen que la cifra es mucho mayor.
Aunque la edad establecida por la ley para que una persona pueda trabajar de 18 años, existen algunas excepciones para que los menores puedan hacerlo antes, con autorización de sus padres.
Según el articulo 119 del Código de la niñez y Adolescencia de Honduras, cualquier empleo al que se someta un menor de edad deberá de pasar por diferentes filtros.
“El empleo de niños en cualquier actividad retribuida estará sujeto a lo prescrito por el artículo 128 numeral 7 de la Constitución de la República y requerirá de la autorización previa de la Secretaría de Estado en los Despachos de Trabajo y Previsión Social a solicitud de los padres, de los hermanos o del representante legal”, dice el articulo.
Además menciona que estas autorizaciones también las requerirán “los niños que se propongan realizar trabajos independientes, esto es, aquellos en que no medie una remuneración ni un contrato o relación de trabajo”.
Según este mismo articulo, para autorizar este tipo de solicitudes la Secretaría de Trabajo deberá hacer un estudio socio-económico y del estado físico y mental del niño.
La autorización solo se concederá en caso de que la Secretaría de Trabajo considere que el menor “no sufrirá perjuicio aparente físico, moral o educativo por el ejercicio de la actividad que se trate”.
La titular de la Senaf resaltó que “el trabajo ejercido por menores de edad en Honduras está regulado por el Código de Trabajo, el cual permite el trabajo para niños a partir de los 14 años siempre y cuando tenga fines formativos, retributivos y que abonen a su desarrollo”.
“Antes de esa edad es prohibido por las leyes hondureñas, sin embargo, hay un trabajo informal que pasa invisibilizado, porque no son contrataciones por empresas, sino más bien por negocios informales, como el tema de agricultura, construcción, pesca y trabajos domésticos”, agregó Coello.
Medidas para reducir riesgo
El manual de “Implementación del listado de trabajos peligrosos” realizado por la Secretaría de Trabajo explica que algunas de las condiciones que posicionan a un trabajo como peligroso son el uso de herramientas eléctricas o manuales, con exposición a transporte, manipulación de productos químicos, horarios nocturnos, entre otras.
La titular de la Senaf mencionó que “las empresas generalmente no contratan niños y niñas, generalmente la problemática se da en los trabajos ocultos, y las condiciones casi siempre son de riesgo para los niños y niñas”.
Agregó que “es importante activar un sistema de protección que logre realizar acciones de concientización para la población en general y crear políticas de protección social que contribuyan a mejorar las condiciones económicas de las familias en condiciones de pobreza y pobreza extrema”.
Además, la funcionaria mencionó que los empleos que incluyen mayor riesgo o peligro para los niños son la pesca, agricultura, producción de café, melón y langostas, trabajo doméstico y mendicidad forzada.
Atribuyó estas altas cifras de niños laborando en trabajos peligrosos a la “pobreza, extrema pobreza, inseguridad alimentaria, el no acceso a la educación, y la falta de una oferta social articulada para las familias en extrema pobreza”.
El subdirector del Proyecto Futuros Brillantes de World Vision concordó con esta información, ya que para él la razón principal de este fenómeno es “la pobreza de los hogares, porque un hogar que se encuentra en situación de pobreza se ve en la necesidad de expulsar a sus niños a trabajar para poder subsistir”.
Lizeth Coello, afirmó que a pesar de estas altas cifras “el Estado de Honduras realizó un avance considerable en los esfuerzos por eliminar las peores formas de trabajo infantil”.
“Estableció un nuevo protocolo legal para mejorar la coordinación entre las comunidades locales en torno a cuestiones de trabajo infantil y aumentó las sanciones por trabajo forzoso en el Código Penal”, explicó.
El Estado deberá seguir trabajando para lograr devolverle la esperanza a estos cientos de niños hondureños que todos los días ponen en riesgo sus vidas a causa de mantener una fuente de ingreso que los pueda sostener económicamente a ellos y sus familias.