Cinco de cada diez mujeres sufren violencia psicológica en Honduras
Cada día muchas mujeres hondureñas se enfrentan a la incertidumbre de un futuro incierto. Así lo vivió doña Elsa Ramírez, quien compartió su testimonio al ser víctima de todo tipo de violencia.
Doña Elsa Ramírez contó su historia de vida y ha publicado varios libros con los que motiva a las mujeres para que sean valientes.
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TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La señora Elsa Ramírez trabajó como secretaria en una institución en 1974. Con apenas 17 años ya tenía su primer trabajo, era una joven que deseaba comerse el mundo, por eso nunca desconfiaba de las malas intenciones de otras personas.
Su labor como secretaria le tomaba casi todo el día. Un día al salir del trabajo, su jefe le ofreció llevarla hasta su casa y ella aceptó.
Doña Elsa vivía en el barrio Buenos Aires de Tegucigalpa, y para ella la ruta hacia su casa ya estaba definida, sin embargo, a mitad del camino su jefe desvió el vehículo por el barrio Villa Adela. Su objetivo no era llevarla a casa, sino que a un motel.
Asustada intentó bajarse del automotor, pero el miedo la paralizó y su jefe la llevó a un motel donde abusó sexualmente de ella, dejando un horrible recuerdo para toda su vida.
Este caso pasó hace 50 años. Ella nunca lo denunció, pero mientras hablaba con EL HERALDO, su cuerpo todavía resentía el trauma que le había dejado esa violación.
La mujer fue víctima de violencia psicológica y sexual, dos de los tipos de violencia que más sufren las mujeres en Honduras, de acuerdos a los estudios de organismos nacionales e internacionales.
La organización International Rescue Committee (IRC) recibió en los últimos tres años 599 casos de mujeres que sufrieron violencia psicológica, física y sexual.
Sin embargo, por cada 10 mujeres, cinco recibieron atención por violencia psicológica, tres violencia física y una sexual.
Cifras alarmantes
Los datos de IRC son completamente significativos, sin embargo, muestran un patrón de violencia a nivel nacional que se evidencia en las denuncias que recibe en el 911.
El Centro de Derechos de las Mujeres (CDM) afirmó que solo del 1 de enero al 31 de enero de 2024 el 911 recibió 6,395 llamadas de violencia doméstica e intrafamiliar, lo que significa que cada día hubo 206 denuncias.
Los datos de la IRC fueron recopilados entre julio de 2021 y enero de 2024 en Honduras y Guatemala, evidenciando que en total asistieron a 1,072 mujeres, de las cuales 599 fueron hondureñas.
Según la organización, el 49% de los casos reportados en Honduras se relacionan con violencia psicológica, mientras que el 29% corresponde a violencia física, afectando a tres de cada 10 mujeres hondureñas.
Además, se señala que una de cada 10 mujeres en Honduras experimentó violencia sexual, como le ocurrió a doña Elsa, pues mientras dialogaba con EL HERALDO Plus, su cuerpo temblaba, sus ojos se pusieron llorosos y su voz se quebrantaba cada vez que contaba los detalles del suceso.
En sus manos tenía un abanico rojo, que agitaba frente a su rostro para disimular el nerviosismo y dolor que le causaba recordar lo que había vivido hace 50 años.
Pero al reconocer que no se dejó vencer por su dolorosa historia, también ofreció una sonrisa que se dibujada en sus labios pintados de rojo.
Doña Elsa, después de haber vivido en carne propia una violación , decidió que lo mejor para ella era irse de su casa, pues sintió vergüenza y creyó que esa era la mejor opción. Y así fue, no llevó consigo ningún objeto personal, más que la ropa que tenía puesta.
En esos momentos tan difíciles, la joven decidió casarse con quien fue su primer esposo, un hombre que había conocido en el pasado ya que en ese entonces también trabajaba en la misma institución, y ella sintió de parte de él aceptación.
El infierno comenzó al estar casados, pues aquel era un hombre alcohólico que abusaba psicológica y emocional de ella.
Durante su matrimonio él se iba a emborrachar, la dejaba encerrada en la casa, “con una tranca cerraba la puerta”, recordó, y lo peor es que la volvía a sacar cuando él se acordaba que ella estaba ahí.
En 1975 doña Elsa tuvo su primer hijo, a los dos años y medio de estar viviendo con su esposo y luego, embarazada de su segundo hijo, decidió dejar a su pareja y volver a la casa de sus padres, quienes la recibieron con los brazos abiertos.
“Nosotros recomendamos a todos y todas las mujeres que busquen acompañamiento y apoyo. Hay muchos lugares donde las mujeres pueden encontrar ese acompañamiento, IRC es uno”, dijo Meg Galas, coordinadora de IRC para el norte de Centroamérica.
En diálogo con EL HERALDO Plus, Galas afirmó que la violencia psicológica se debe a que aún hay roles tradicionales en la mayoría de familias hondureñas, y también tiene que ver con la presión social y económica que atraviesa el país.
“Muchas veces la violencia psicológica es el primer paso y luego pasa hacia la violencia física”, lamentó.
Con muchos esfuerzos, doña Elsa, logró terminar el bachillerato por madurez. Después del martirio que le tocó vivir, decidió rehacer su vida y se casó con su segundo esposo, un hombre que le ayudó con sus hijos y la motivó en sus sueños que antes estaban aplazados.
Con el tiempo, comenzó a estudiar la carrera universitaria en comunicación social y luego también estudió enfermería, admitiendo que su fallecido esposo fue para ella un apoyo emocional que poco a poco le ayudó a superar en gran medida aquellos recuerdos hirientes del pasado.
Actualmente tiene 67 años y se ha convertido en una mujer fuerte, valiente y sobreviviente de violencia de género. Su historia la plasmó en cuatro libros publicados, donde guarda fragmentos de lo aterradora y bonita que puede ser la vida.
“No vale la pena llorar por un hombre que la desprecia”, “tener un corazón fuerte”, “salir adelante a pesar de la adversidad”, fueron los consejos que dio en la entrevista con la periodista de EL HERALDO Plus cuando le preguntó sobre su vida.
Temor a denunciar
De enero al 7 de marzo de 2024, el país reportó al menos 40 feminicidios. Las muertes dejan luto y dolor en decenas de hogares, pero muchas de ellas pudieron evitarse si en Honduras se hubiera aprobado la Ley de las Casas Refugios.
Después de seis años de lucha, y con una movilización a los bajos del Congreso Nacional, organizaciones feministas celebraron que el Poder Legislativo por fin aprobó la normativa.
Ahora, las mujeres víctimas de cualquier tipo de violencia estarán amparadas, aunque eso no signifique que la violencia parará.
La abogada Dalila Flores, del Movimiento Mujeres por la Paz Visitación Padilla, explicó que uno de los problemas principales es que a la mujer se le ve como un objeto, y esto recurre a los desafíos más prominentes dentro de una sociedad, que tiene autoridades no comprometidas.
En consecuencia, se entiende que también hay un gran número de mujeres hondureñas que nunca han denunciado ser víctimas de violencia de género, violencia doméstica o intrafamiliar.
En primer lugar, la abogada Flores, demostró que esto se debe a que se han normalizado estos tipos de violencia, entonces las mujeres tienen vergüenza y hasta cierto miedo de que el sistema no les dé la suficiente importancia.
“La sociedad impone pensamientos, que en cierto modo, hasta las mujeres mismas son machistas, ya que han crecido en ese círculo y en considerables ocasiones se les escucha decir frases como: vos escogiste ese hombre, ahora te aguantas'”, lamentó la abogada.
Los datos del IRC revelan que cerca de 600 mujeres buscaron apoyo en esa organización, enfrentando cualquiera de los tres tipos de violencia.
De las 599 mujeres apoyadas por la organización, 369 tenían entre 30 y 59 años, lo que significa que siete de cada 10 féminas víctimas de violencia son jóvenes adultas.
Este patrón se repite entre las mujeres más jóvenes, porque tres de cada 10 casos atendidos por esta organización, también tenía entre 19 y 29 años.
La organización también detalló que en el departamento de Francisco Morazán, se ha brindado especial atención, con casi 250 mujeres buscando ayuda.
Los datos reflejan que cinco de cada 10 mujeres provienen del Distrito Central y otros lugares del departamento. Asimismo, 196 mujeres eran del departamento de Cortés.
A continuación le presentamos un mapa con reporte de los casos de violencia de género atendidos por departamento.
¿Cómo afecta la violencia de género la salud mental y emocional de las mujeres?
La abogada Flores indicó que muchas mujeres víctimas de violencia se vuelven dependientes a tomar algún tipo de medicamento porque terminan con depresión.
Por su parte, la psicóloga Andrea Santos, explicó a EL HERALDO Plus que “el impacto psicológico que sufren las mujeres víctimas de violencia es grave, ya que a raíz de esto pueden desarrollar una serie de trastornos psicológicos”.
Estos pueden ser depresión, estrés postraumático, fobias, trastornos de pánico e incluso pueden llegar a manifestar comportamientos suicidas y aislarse totalmente de su vida cotidiana.
En otras palabras, la fémina puede dejar de frecuentar amigos, familiares y dejar de realizar actividades que antes disfrutaba.
Aclaró que cuando una mujer tiene autoestima baja, dependencia emocional, apego adquirido y siente que no se crió en un entorno seguro, es más propensa a sufrir violencia de género.
Considerar que para dar un apoyo integral a las víctimas de violencia de género es necesario un equipo interdisciplinario, con distintos profesionales como trabajadores sociales, abogados, médicos, psicólogos y psiquiatras.
En conjunto podrán brindar herramientas, asesorías y estrategias que busquen el bienestar absoluto de la víctima y la reconstrucción de su vida.
El problema, según la especialista, es que “diariamente, vemos mujeres trazándose caminos en brechas cerradas para poder construir sus propios sueños, en la búsqueda inalcanzable del respeto y el reconocimiento, aunque este se vuelva marginado y golpeado por una sociedad aún machista”.
Hoy en día las mujeres viven incertidumbre, angustia, tristeza y dolor, así como doña Elsa, quien lastimosamente nunca denunció, pero sí plasmó sus historias en libros.
Hoy viernes 8 de marzo se conmemoran el Día Internacional de la Mujer, una fecha que se marca en el calendario para recordar la lucha de mujeres trabajadoras a principios del siglo XX, que mediante manifestaciones y protestas pelearon por sus derechos laborales y políticos.
Esta fecha, es un símbolo de solidaridad en la lucha por la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres a nivel mundial.
Las mujeres hondureñas se ven envueltas en tantos escenarios de violencia y relatan que día con día se tienen que sumergir en la incertidumbre del miedo, al no saber si al siguiente día seguirán con vida.
Doña Elsa así lo vivió, más nunca dio su brazo a torcer, fuerte y valiente, luchó por su supervivencia, tejiendo historias que ahora son una motivación para otras mujeres hondureñas.