TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Un respiro profundo y una dosis de valentía es lo que deben tomar los niños que participan de la jornada de vacunación que desarrolla el personal de Salud en los 64 centros asistenciales de la capital.
Las inmunizaciones que se le aplican a los menores de siete años son contra el sarampión, rubéola y poliomielitis.
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Sin embargo, hay un problema que preocupa a las autoridades de la Región Metropolitana de Salud (RMS) y es que los padres de familia se nieguen a vacunar a sus hijos.
Hasta la fecha, de los 135,813 niños que tienen como meta para vacunación, solo un 37% se ha logrado inmunizar con la vacuna triple viral, lo que supone un panorama desalentador para la cantidad que Salud esperaba vacunar. Estas jornadas se realizan cada cuatro años y los menores que no se apliquen sus vacunas pueden estar propensos a enfermedades e incluso la muerte, según dicen los expertos de la RMS.
Sonia Amaya, jefa regional de salud, explicó que los padres de familia en campañas anteriores eran más receptivos y llevaban a sus hijos a vacunar, pero después de la pandemia esta condición cambió.
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“Hemos analizado qué es lo que está pasando, por qué vemos esa indiferencia de los padres a la vacunación, aun sabiendo que tenemos rubéola en Bolivia, sarampión en Argentina y tenemos polio en Nueva York, Estados Unidos”, dijo la directora de la RMS.
El 26 de marzo del 2014 se aprobó en el diario oficial La Gaceta la Ley de Vacunas en Honduras que establece que “todo niño debe ser vacunado siendo los padres o sus representantes legales los responsables del cumplimiento de esta obligación”.
Por lo que las autoridades de Salud pueden inmunizar a los menores porque la ley se los permite, en caso de que el padre se niegue.
Los problemas principales son la pérdida de carné de vacunación, el rechazo al personal que anda vacunando de casa en casa o la inasistencia a los centros de salud de los infantes.
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