COMAYAGÜELA, HONDURAS.- Gotas de sangre y gritos de dolor, pero a la vez una inmensa fortaleza y ternura, mostraba la personificación del Rey de Reyes que estuvo a cargo de Mario Gabriel Discua, de tan solo 10 años de edad.
Cada Miércoles Santo, las calles de adoquín y concreto del barrio Villa Adela se transforman en el escenario del doloroso camino que vivió Jesucristo para salvar a la humanidad.
Desde hace unos 10 años, más de 30 niños de la parroquia El Calvario hacen revivir la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, con los cuadros vivos del vía crucis infantil.
El derroche de fe y devoción es representado con mucho dramatismo que se refleja en los delicados rostros de los infantes.
“Fueron dos meses de preparación, donde los niños han trabajado fuerte para hacer sus papeles, algunos tienen de tres a cuatro años de participar”, expresó José Antonio Villalta, coordinador del vía crucis infantil.
La vía dolorosa de Jesús inició con unos gritos desesperados y embravecidos de una turba que replicaba: “¡crucifícale, crucifícale!”.
Las 14 estaciones que tiene la Pasión del Hijo de Dios, estaban enfrente de los hogares del popular barrio de Comayagüela, que fueron elaboradas con mucha devoción para acompañar a Jesús en su dolor.
Peticiones
Cada estación era una oportunidad para hacer peticiones para evitar los abusos que son víctimas los niños.
“Cada estación que vamos haciendo trata de representar el abuso que muchas veces sufren los niños, por eso mencionamos que la sangre de Jesús continúa derramándose en el dolor de los niños que son explotados, y obligados a trabajar”, expresó Eduardo Mancía, párroco de El Calvario.
El padre Mancía agregó que la actividad es una experiencia hermosa en la tradición parroquial, con su inocencia y pureza los niños transmiten el rostro de humildad y sencillez del Cordero de Dios.
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Decenas de vecinos acompañaron el recorrido, pero hay quienes desde la puerta de sus casas observan una representación del camino de Jesús con la cruz en su espalda.
“Los adultos podemos aprender de la pureza, de la sencillez e inocencia de los pequeños, ellos encarnan el papel que quieren representar, con tanta fe y devoción; es hermoso representar cada página del evangelio”, recalcó Mancía.
Con sus vestimentas de soldados romanos y látigos de cuero, los gritos de “¡apúrate!”, y “¡avanza, gusano!”, seguidos de empujones para apurar el paso de Jesús, pero la inocencia de su mirada y sus pequeñas manos reflejan su afán por cumplir su misión redentora.
Con asombro y admiración, los feligreses observaban cómo los niños representaban con mucho realismo el vía crucis para recordar el doloroso camino de Jesús.
Uno de los personajes que más llamó la atención, por su capa negra, uñas largas, tridente, su cuerpo blanco y con unos ojos oscuros penetrantes, fue Satanás, interpretado por Maycholl Quezada, de 10 años.
“Quiero llamar la atención de los niños, para que vean lo que estamos haciendo y puedan buscar de Dios, para que les ayude a resolver todos sus problemas”, dijo Maycholl. Al finalizar el acto, los niños recordaron el verdadero significado que tiene la Semana Santa.
