TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Unos de los peores errores que puede cometer un conductor es intentar cruzar la sexta avenida de Comayagüela, debido al desorden y olvido que tiene esta importante vía.
Y es que todo podrá ser más barato, pero los capitalinos se preguntan ¿Vale la pena ir a meterse a ese caos?
Los años pasan y las autoridades de la Gerencia de Orden Público de la Alcaldía Municipal han sido incapaces de poner orden en el punto más conflictivo de la capital, donde decenas de vendedores ambulantes y carretilleros dejan menos espacio para los peatones y los vehículos.
Esta avenida cruza, desde el puente 12 de Julio (más conocido como Carías) por los barrios El Centavo, Concepción, Perpetuo Socorro, Lempira y Villa Adela, hasta llegar al puente del río Guacerique, en la parte de atrás del El Instituto Hondureño del Seguridad Social.
A lo largo de dos kilómetros, la avenida se intercepta con 21 calles. Además de pasar por los mercados Galindo, San Isidro, Colón, Álvarez y las Américas, se convierte en un lugar casi imposible de cruzar.
Son las primeras 10 calles que hacen una enorme odisea, ya que se tardan no menos de 45 minutos poder avanzar en este tramo. Algunos conductores optan por apagar el motor de sus vehículos.
¿Por qué tanto caos?
Los vendedores, con complacencia de las autoridades edilicias, no respetan el espacio que una vez se les asignó para vender en la vía pública.
Debido al desorden, suciedad y hasta la agresividad con que algunos comerciantes actúan, nadie tiene el valor de ingresa a la zona y poner orden en el corazón de Comayagüela y hacer amigable para los compradores una de las zonas de mayor comercio y flujo de dinero de la ciudad.
EL HERALDO realizó un recorrido completo por la avenida, tardando más de una hora, de extremo a extremo.
Lo primero que se encontró fue un taxista, dando la vuelta en plena avenida unos metros después del puente Carías.
Luego, metros adelante, un carro pickup color gris, con toda la paciencia lo estaban descargando de carne en plena avenida, sin importar la enorme fila de vehículos que tenía atrás.
El conductor, de forma descarada e irresponsable, se bajaba del carro, apagaba el motor y seguía su marcha luego de que varios jóvenes bajaban las piezas de las reses. Así hizo varias paradas hasta dejar vacía la paila del carro.
Por otra parte, los carretilleros se detienen donde quieren y dan el paso a los vehículos, si a estos se les antoja.
Una evidencia que circular por esta zona es tan difícil, es que los motociclistas no pueden rebasar entre las filas y ni los troqueros avanzan, ya que estos tienen que hacer fila como cualquier vehículo.
Otro problema es que los vendedores colocan todo tipo de artículos adelante de los puestos, reduciendo el espacio lo que complica circular por la zona.
Este rotativo se intentó comunicar con las autoridades de la Gerencia de Orden Público para conocer si tiene acciones para ejecutar algún plan de orden en la zona, pero no se obtuvo respuesta.
Pero cabe destacar que las autoridades edilicias han intervenido la segunda y cuarta avenida en puntos conflictivos con señalización para agilizar el tráfico.
