TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Las carencias financieras representan uno de los factores más significativos de estrés psicológico, incluso impactando en los procesos biológicos del cuerpo.
A medida que la crisis financiera global se extiende, los problemas de dinero, que solían ser predominantes en las clases trabajadoras, ahora impactan también a la clase media y a las élites.
La dificultad de cubrir necesidades básicasJerarquizar el estrés no es sencillo, dado que el cuerpo responde de manera similar sin importar si el estrés proviene del trabajo, relaciones personales, cuidados, discriminación, duelo, discapacidad o cuestiones financieras.
Sin embargo, el estrés relacionado con las finanzas es especialmente insidioso, ya que puede afectar todos los aspectos de nuestra vida.
El dinero es esencial para vivir, y la capacidad de pagar cuentas, asegurar alimentos y disfrutar de una vida sin la constante presión de los cobradores tiene un impacto notable en nuestra salud.
La biología y la salud
Los avances en la medicina han demostrado que los sistemas inmunitario y neuroendocrino son cruciales para la salud física y mental.
Estos sistemas biológicos influyen en una variedad de condiciones, desde enfermedades orgánicas hasta trastornos psicológicos.
Psiconeuroinmunología
El estrés financiero puede desencadenar una respuesta sistémica en el cuerpo a través de mecanismos biológicos que conectan las respuestas psicológicas con los sistemas inmunológico, neural y endocrino. Este fenómeno se estudia en el campo de la psiconeuroinmunología (PNI o psicoendoneuroinmunología).
Riqueza, educación y ocupación
La riqueza individual se reveló como el factor más relevante para los procesos biológicos, superando los ingresos y el capital disponible. La educación y la ocupación resultaron ser menos influyentes, probablemente porque estos factores se vuelven menos importantes con la edad, mientras que la acumulación de riqueza cobra mayor relevancia con el tiempo.
El estilo de vida
A medida que envejecemos, el estrés financiero puede tener un impacto creciente en nuestra salud, especialmente en los procesos neuroendocrinos.
No obstante, el estilo de vida juega un papel crucial en mitigar el daño biológico. Actividades como fumar, consumir alcohol, realizar ejercicio físico y mantener un índice de masa corporal saludable pueden contrarrestar parte del impacto negativo.