TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El poder de un abrazo, un beso y una caricia en la crianza de los hijos es significativo.
Los padres que hacen del contacto físico un estímulo de amor y empatía hacia sus pequeños han entendido el mensaje.
La interacción cuerpo a cuerpo tiene una gran influencia en la salud, en el desarrollo físico, emocional, mental y cognitivo de los niños. Un gesto tan sencillo como tomarlos de la mano puede calmar su tristeza o ayudarlos a reducir los efectos del estrés.
Aquellos que crezcan en un entorno que adopte este concepto gozarán de importantes beneficios como mejores relaciones sociales y comunicativas, manejo oportuno de estados de ansiedad o estrés, y reducción de la percepción del dolor.
También tendrán mayores posibilidades de potenciar su estado de ánimo en general y de reforzar su autoestima y motivación.
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Naturalidad
Es importante que los adultos y los padres sean conscientes de que la interacción física con los hijos debe desarrollarse de forma natural.
No es correcto tratar de obligar a los pequeños a que todos sean expresivos y en las mismas situaciones. Cada niño y cada joven tiene su propia personalidad y sus momentos para dar y recibir afecto a través del contacto.
Son los mismos pequeños, sus particularidades y necesidades, quienes deben ir marcando los límites y tiempos del desarrollo del vínculo afectivo físico.
Con lo cual, una educación basada en el desarrollo natural de esta forma de contacto entre padres e hijos supone enseñar que el afecto físico es desinteresado y que darlo no implica esperar nada a cambio.