Aunque muchos piensan que el cerumen es repulsivo, lo cierto es que es una secreción natural del oído con una función muy importante. Limpiarlo no es algo que se deba tomar a la ligera.
Entre algunas de sus funciones más importantes destaca que ayuda a mantener nuestros oídos saludables, evita que los canales auditivos se sequen y agrieten y protege al oído de la suciedad y el agua, lo cual ayuda a detener las infecciones.
No debes usar hisopos
Debes saber que no hay nada peor que limpiar nuestros oídos con el dedo o peor aún con hisopos de algodón. Incluso las empresas que los fabrican recomiendan no introducirlos en el canal auditivo, solamente están recomendados para limpiar las orejas.
Cuando los insertamos al oído estamos empujando el cerumen hacia la profundidad del oído. En algunos casos, si el hisopo es insertado demasiado profundo, hay un riesgo de perforar el tímpano, lo cual puede causar un dolor repentino, sangrado y una pérdida temporal de la audición.
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¿Cómo debes limpiarlos?
Se debe tener en cuenta que la cera en el oído es necesaria para protegerlo del polvo, de los microorganismos y de cualquier otra partícula extraña que pudiera causar daños.
En el caso de presentar taponamientos muy frecuentes lo más aconsejable es acudir al otorrinolaringólogo, para que sea el quién decida el tratamiento que se debe seguir para solucionar adecuadamente este problema.
Si tienes un problema persistente con la cera, tu doctor podría recomendarte un procedimiento conocido como lavado con jeringa. Esta técnica consiste en lanzar un chorro de agua dentro del canal del oído para eliminar la cera.