NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS.- Las personas con autismo tienen más de tres veces más probabilidades que sus pares sin el trastorno del desarrollo de experimentar autolesiones, ideación suicida, intentos de suicidio o de morir por suicidio, muestra una nueva investigación.
“En general, pienso que se debe dar un mayor respaldo a los individuos con autismo. Y esto muestra que hay unas consecuencias potencialmente letales, en términos del suicidio y las autolesiones”, advirtió Alycia Halladay, directora científica de la Autism Science Foundation. Halladay no participo en el estudio.
Los investigadores se mostraron de acuerdo.
“La presencia de enfermedades psiquiátricas explica de manera sustancial este aumento en los riesgos”, comentó el autor principal del estudio, el Dr. Meng-Chuan Lai, psiquiatra de planta y científico clínico del Equipo de Salud Mental Infantil y Juvenil del Centro de Adicción y Salud Mental (CAMH) de la Universidad de Toronto.
“Sabemos que muchos eventos relacionados con las autolesiones y el suicidio se podrían prevenir cuando las personas tienen acceso a respaldos y servicios personalizados de salud mental, y esto es esencial para las personas autistas”, enfatizó en un comunicado de prensa del CAMH.
La paciente Megan Pilatzke es una defensora, y una mujer que vive con autismo.
“Se obliga continuamente a las personas con autismo a enmascarar y ocultar quiénes somos, con el objetivo de adaptarnos a un mundo que en general no acepta nuestros rasgos”, lamentó Pilatzke en el comunicado. “Quiero que las personas comprendan que los autistas tienen dificultades porque nuestras necesidades simplemente no se satisfacen en la sociedad”.
Cuando se dividió según el sexo, las chicas y mujeres con autismo del estudio tenían un riesgo un 83 por ciento más alto de autolesión, mientras que los chicos y hombres tenían un riesgo un 47 por ciento más alto. Estos hallazgos tomaron en cuenta los ingresos y la ubicación del vecindario, las discapacidades intelectuales y los diagnósticos psiquiátricos.
La investigación también mostró que, respecto a las muertes por suicidio, las chicas y las mujeres con autismo tenían un riesgo un 98 por ciento más alto, y los chicos y hombres con autismo tenían un riesgo un 34 por ciento más alto, que se asociaron con los diagnósticos psiquiátricos. El estudio también encontró que una cuarta parte de los jóvenes con autismo experimentan ideación suicida, y que un 8.3 por ciento intentan suicidarse.
En el estudio, Lai y su equipo utilizaron unas bases de datos de salud administrativas en Ontario, Canadá, y observaron la incidencia de autolesiones en casi 380,000 individuos, y la muerte por suicidio en casi 335,000 individuos.
Se dio seguimiento a los eventos de autolesión que resultaran en atención de emergencias en el primer grupo de individuos con y sin autismo de 2005 a 2020. Se dio seguimiento a las muertes por suicidio en el segundo grupo de 1993 a 2018.
Halladay piensa que los números podrían ser incluso más extremos de lo que los hallazgos sugieren.
“El único motivo de que se pudiera realizar un estudio de este tamaño es que observaron al sistema de atención de la salud, ¿no?”, anotó. “Dicho esto, podría haber casos de autolesión, e incluso suicidio, que no se reporten.
Todavía hay un estigma que rodea al suicidio. Y aunque este estudio es magnífico, es probable que no tenga una precisión del mil por ciento, porque es solo lo que se reporta al sistema. Pienso que en realidad podría subestimar el alcance del problema”.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. estiman que 1 de cada 36 niños del país sufre de autismo. El trastorno se refiere a una amplia variedad de afecciones, caracterizadas por problemas con las habilidades sociales, conductas repetitivas, el habla y la comunicación no verbal.
Intentar encajar con todos los demás podría ser una parte del problema, anotó Halladay, sobre todo para las chicas, que se mostró que tenían el mayor riesgo de autolesiones.
“Muchas chicas con autismo pueden enmascarar sus síntomas. Así que literalmente fingen que no tienen autismo con el objetivo de encajar. Y se ha mostrado que esto tiene un impacto significativo en la calidad de vida”, explicó.
También citó el estigma y la incapacidad de conectar con los pares durante momentos críticos del desarrollo, como motivos por los cuales las personas con autismo podrían tener un mayor riesgo.
Lai sugirió formas de abordar el problema.
“Nuestro sistema de atención de la salud debería plantear un método doble para respaldar a las personas autistas: mejorar el acceso a los servicios de la salud mental, e implementar unas adaptaciones orientadas al autismo en estos servicios”, enfatizó Lai.
“Por ejemplo, podemos respaldar a los individuos autistas que llegan a los ámbitos de atención de la salud al ofrecer unos espacios tranquilizadores, proveer la máxima predictibilidad posible, comprender sus estilos y preferencias de comunicación, satisfacer sus necesidades sensoriales, y respaldarlos si desean acudir acompañados por una persona en la que confíen”.
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