TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La detección temprana es uno de los factores determinantes cuando de manejo oportuno de males se trata. En palabras sencillas, entre más pronto se diagnostique una enfermedad, más eficaces serán las medidas que se tomen en su contra.
Sin embargo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hoy en día unas 750 millones de personas en el mundo padecen de alguna patología tiroidea, y el 60% lo ignora. Es decir, más de la mitad de pacientes con problemas de tiroides no están siguiendo ningún tipo de tratamiento.
En el marco del Día Mundial de la Tiroides, que se conmemora cada 25 de mayo, especialistas endocrinólogos hacen un llamado a hablar abiertamente acerca de estos trastornos, que se manifiestan cuando la glándula no funciona adecuadamente, ya sea porque está secretando demasiada hormona T4 (hipertiroidismo) o porque no está generando la suficiente (hipotiroidismo). El cáncer de tiroides, tiroiditis o la enfermedad de hashimoto también son incidentes.
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“La hormona tiroidea tiene un impacto significativo en los cambios en el cuerpo y juega un papel sustancial en el funcionamiento del corazón y el sistema cardiovascular. Tal es el caso de los pacientes con hipertiroidismo e hipotiroidismo, enfermedades que causan una gran variedad de alteraciones hemodinámicas y cardíacas, que pueden conducir a eventos cardiovasculares, arritmias e insuficiencia cardíaca, por mencionar algunos”, señaló la doctora Alma Monterrosa.
Por ende, la importancia de realizarse chequeos continuos radica en la posibilidad de identificar estos padecimientos a tiempo y prevenir mayores consecuencias. “Existe evidencia de que tanto el hipotiroidismo como el hipertiroidismo subclínico causan alteraciones cardiovasculares, mismas que pueden ser identificadas durante la consulta médica al hablar de ellas, pues hay síntomas que muchas veces los pacientes no toman en cuenta por parecer menores”, refiere.
Y es que debido a la similitud de estas señales, asociadas a otras patologías, el diagnóstico oportuno es una meta alejada de lo ideal. “Muchas veces los pacientes no toman en consideración señales como cambios en el estado de ánimo, depresión, aumento de peso, estreñimiento o fatiga, que guardan constante relación con los trastornos tiroideos”, destaca la endocrinóloga.
También hay que considerar las manifestaciones por separado. En el caso del hipertiroidismo: piel pálida y sudorosa, ojos saltones y mirada brillante, diarreas frecuentes, aumento de la frecuencia cardíaca con palpitaciones, intranquilidad, insomnio, temblores y pérdida de peso.
En cambio, el hipotiroidismo puede presentarse a través de: piel seca y fría, caída de cabello, constipación, disminución de la frecuencia cardíaca, somnolencia y dificultad para bajar de peso. Ante cualquier sospecha, recuerde que los trastornos de tiroides los puede diagnosticar un médico clínico, y derivar al especialista cuando sea necesario.