Síndrome del niño bueno y el precio que debe pagar en la adultez

Este síndrome condiciona la vida adulta, afectando la toma de decisiones, autoestima y otros aspectos. La máster en psicología Anjannette Gavarrete brinda claves para romper el ciclo

  • 31 de octubre de 2024 a las 13:44
Síndrome del niño bueno y el precio que debe pagar en la adultez
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Tegucigalpa, Honduras.- Desde la infancia, muchos aprenden a que ser obediente y complaciente es la clave para ser aprobado por la sociedad.

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Esta mentalidad, conocida como síndrome del niño bueno, es vista inicialmente como una virtud, un comportamiento que facilita la vida familiar y social. Sin embargo, cuando una persona no logra superar esta dinámica, las consecuencias emocionales y psicológicas pueden perdurar hasta la vida adulta.

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Anjannette Gavarrete, máster en psicología, explica que este síndrome es desencadenado por “un patrón que surge en la infancia, en el cual el niño se enfoca en ser obediente y en evitar conflictos para obtener aprobación y afecto”. Aunque “estas conductas, útiles en un contexto familiar, pueden generar dificultades si no se trascienden”, agregó.

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Y es que, con frecuencia, estas personas viven atrapadas en una dinámica donde la opinión de los demás define su valor, llevándolos a suprimir emociones como la frustración o el enojo para no molestar a quienes les rodean, y este constante esfuerzo por evitar el conflicto y mantener la armonía al final los convierte en adultos que luchan con establecer límites y tomar decisiones por sí mismos.

“En muchas familias, los padres imponen un modelo rígido donde se espera que el niño cumpla con las expectativas sin importar sus propios deseos o necesidades, generando adultos que vinculan su autoestima únicamente a los logros”, explicó la experta.
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La búsqueda insaciable de validación externa suele estar directamente relacionada con la aparición de trastornos emocionales, como la ansiedad o la depresión.

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Por tanto, quienes padecen este síndrome suelen desarrollar una autoexigencia severa que “combinada con la necesidad de evitar decepcionar, coloca a estas personas en un estado de alerta continua”, advirtió la entrevistada.

Rompa el ciclo

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Aunque este patrón parezca difícil de superar, existen enfoques terapéuticos que pueden contribuir a recuperar su identidad y establecer límites saludables.

La entrevistada señala que “estas personas temen que sus decisiones puedan molestar o decepcionar a otros, lo que les genera un profundo temor a equivocarse y los lleva a evitar decisiones trascendentales, y a buscar constantemente la aprobación de figuras de autoridad”.
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De acuerdo con Gavarrete, la terapia cognitivo-conductual es una de las más recomendadas para estos casos porque “ayuda a identificar y cambiar patrones de pensamiento negativos y comportamientos automáticos.

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Por ejemplo, en el caso de personas con tendencia a complacer, se enfoca en detectar creencias centrales como ‘mi valor depende de lo que hago por otros’ y en reemplazarlas por pensamientos más equilibrados y autovalorativos”, puntualizó.

La experta

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Anjannette Gavarrete; máster en psicología

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Teléfono: +504 3172-9118

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Sitio web: clinicalamerced.hn

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Cinthya Bardales
Cinthya Bardales
Cinthya Bardales

Licenciada en Periodismo por la UNAH. Creadora de contenido impreso y digital, orientada a lifestyle, acontecer social y cultural.

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