Honduras

Con chapas de aluminio alimentan su esperanza

Varias madres solteras originarias de Comayagua aprovechan su tiempo libre de las faenas del hogar para quitarse el delantal y convertirse en microempresarias exitosas

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07.04.2014

Donde hay ingenio no hace falta nada. Ellas no tenían oportunidades ni salario base ni un esposo que respondiera por sus hijos, sin embargo, contaban con su creatividad, perseverancia y deseo de sacar adelante a su familia.

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde y esa frase inspiradora quedó plasmada en el nombre de una iniciativa que está dando de qué hablar.

Se trata de Moda Esperanza, un negocio que impulsa un grupo de madres solteras originarias de Comayagua, quienes decidieron no rendirse ante las adversidades y, ante la escasez de oportunidades, decidieron poner su propio negocio.

Así nace lo que ahora es una amplia colección de artículos de belleza hechos a base de material reciclable, por lo que este negocio no solo es rentable desde el punto de vista económico, sino también medioambiental.

Carteras de diferentes tamaños, monederos, fajas de varios estilos, collares, pulseras, brazaletes, aretes y llaveros, entre otros artículos, forman parte de la colección de Moda Esperanza.

Su principal y única materia prima son las chapas de aluminio que recolectan de los refrescos, además de hilo de diferentes colores y, por supuesto, su creatividad, dedicación y precisión para unir chapa con chapa.

Sin salir de casa...

El objetivo de esta iniciativa es proporcionarles a las madres solteras una alternativa para generar ingresos económicos sin necesidad de salir de sus hogares y, por ende, sin descuidar a sus hijos.

El proceso de trabajo lo inicia cada mujer a su ritmo, eso sí, se comprometen a entregar los pedidos en tiempo y forma.

Mientras sus hijos hacen las tareas escolares, juegan, ayudan a ordenar el hogar o descansan, ellas aprovechan para quitarse el delantal y posicionarse en el papel de madres emprendedoras.

Estos productos se comercializan a nivel nacional a través de hoteles, centros comerciales y souvenirs; tienen presencia en Comayagua, Tegucigalpa, San Pedro Sula, La Ceiba, Roatán y Tela; además, sus productos se han exportado a Estados Unidos.

Visión

En la actualidad, alrededor de 36 mujeres conforman Moda Esperanza, pero hay apertura para que se unan más féminas que necesiten lucrarse con este proyecto.

La idea surgió en 2009, a través de una norteamericana de nombre Lisa Weinberger, quien visitaba un orfanato en Comayagua.

Después de conocer a Felícita Gutiérrez, una madre soltera que actualmente se desempeña como gerente de producción de Moda Esperanza, deciden involucrarse, junto a otras mujeres, en esta iniciativa que posteriormente se convertiría en su principal fuente de ingresos.

“Aunque el proyecto inició hacer tres años, es hasta ahora que está tomando más fuerza debido a que se nos han unido patrocinadores como Funazucar, Walmart, Cervecería Hondureña y la Andi (Asociación Nacional de Industriales)”, dijo Victoria Fuentes, gerente de Moda Esperanza.

Según comentó Victoria, el pago a estas microempresarias se realiza en base al salario mínimo; “en ocasiones las ventas bajan, pero hacemos un esfuerzo para no pagar menos”.

Para dar a conocer más sus productos y hacer contactos con clientes interesados en grandes pedidos, ellas trabajan en nuevas plataformas como una página web, “en este momento estamos desarrollando una página para brindar la información requerida”.

Surtido de materia prima

Para fabricar cada pieza primero se debe seguir un proceso de recolección, selección y limpieza, ya que cada chapa debe estar en buen estado.

“Trabajamos en la recolección de las chapitas, a veces la gente nos las regala y en otras ocasiones tenemos que comprarlas”, explicó Victoria.

Son muchas las chapas que utilizan, aunque todo depende del modelo que realizarán, y por cierto, cada estilo lleva el nombre de la primera mujer que lo diseñó.

En el caso del bolso más grande que ellas confeccionan se requieren aproximadamente 1,400 chapas y lleva un proceso de 10 horas solo en la parte del tejido con las chapitas, “a eso hay que sumarle la colocación del forro, el zíper y la etiqueta”, detalló la gerente.

Los precios varían de acuerdo a la materia prima utilizada, el tiempo de fabricación y la mano de obra, pero van desde L 25.00, en el caso de los aretes, hasta L 900.00, que es el valor del bolso más grande.

Aunque hay opciones intermedias, por ejemplo, las pulseras tienen un precio de L 40.00, los brazaletes L 60.00, los collares L 65.00, la faja L 150.00, los monederos L 250.00 y uno de los estilos de bolsos L 275.00.

Las ganancias adquiridas por la venta de estos productos son 100% caritativos y se utilizan para apoyar los proyectos y programas de la fundación Lazos de Esperanza, a través de la que mujeres y madres solteras que viven en condiciones difíciles obtienen un salario justo.

Metas a corto plazo

Felícita Gutiérrez, una de las fundadoras y quien se desempeña como gerente de producción de Moda Esperanza, confió algunas de sus metas.

“Queremos organizar a un grupo de mujeres en cada departamento para que juntas hagamos crecer este negocio”. A la vez incentivó a las féminas interesadas en unirse a esta iniciativa a pedir información y adentrarse en el mundo de las microempresarias.

También se quiere hacer una campaña nacional de recolección de chapas de refrescos y buscar más puntos de venta.

“Las invito a que vengan a mi oficina. Las mujeres que trabajan con Moda Esperanza me buscan y yo las capacito, les digo cuántos productos deben hacer, les doy la materia prima y ellas se la llevan a sus casas para trabajar en los pedidos; a los diez o quince días regresan para entregar el encargo y se les paga por producto terminado”, describió Felícita, quien agregó que el reto es beneficiar al mayor número de mujeres.