Este pintoresco pueblo, de origen lenca y tradiciones que nacen en el fragor de las gestas heroicas de sus antepasados, vive con entusiasmo y devoción la fiesta de confraternidad entre los pueblos.
En el corazón de Santa Bárbara, los pobladores de este municipio mantienen vivas las tradiciones de antaño, donde el Guancasco solo es una de las tantas expresiones de paz y respeto que los pueblos indígenas lencas han pregonado de generación en generación.
Gualala en lenguas lencas significa “muchas aguas o ríos”, nombre que se deriva de su ubicación geográfica, ya que esta comunidad es en parte bordeada por el poderoso río Ulúa y en el límite suroeste y parte del norte describe una curva que lo cierra la quebrada del Tiligua y El Ratón.
Durante la conquista de los españoles, Gualala era un antiguo pueblo de indios lencas. Fueron precisamente los conquistadores quienes denominaron el lugar como “Señor Crucificado”.El primer registro que hay de esta localidad como municipio y cuando queda constancia del nombre de su alcalde es en el año de 1633, según un título del partido de Tencoa (actualmente Santa Bárbara).
El templo católico, exquisito en historia y detalles arquitectónicos, es la edificación más importante que alberga al patrón, El Cristo Negro o Señor Crucificado.
Cuentan las historias que el Cristo Negro tenía haciendas de ganado en un lugar denominado La Estancia, las cuales fueron subastadas por el gobierno civil en 1839.
Historia del Guancasco
El Guancasco es una festividad propia de los lencas, enriquecida por las tradiciones cristianas con la llegada de los españoles.
Durante años, la actividad ha rememorado la hermandad que debe existir entre los pueblos indígenas, quienes se debatían en constantes disputas motivadas entre otros sectores por ampliar sus espacios territoriales. Estos conflictos permitieron a los pobladores de Hílala e Ilamatepeque, actualmente Gualala e Ilama, que en 1632 formaban parte del partido y encomienda de Tencoa, para celebrar esta hermosa tradición del encuentro, acto religioso, político y de confraternización comunal.
Es por ello que el guancasco simboliza la coincidencia de ambos pueblos y la voluntad política de armonizar las diferencias que separaron a sus ciudadanos en algún momento de su historia común.
Tradición
La celebración inicia en el mes de diciembre con la peregrinación y recorrido que hace el Cristo Negro, también conocido como El Peregrino, en las diferentes aldeas de la jurisdicción.
Con gran devoción es trasladado a la parroquia de Ilama y a sus localidades, donde también se celebran los tradicionales velorios religiosos.
En estos velorios, los vecinos de cada entidad entonan cánticos y rezos que culminan al amanecer y los concurrentes disfrutan de sabrosos nacatamales, café, pan y otros bocadillos para compartir.
El 14 de enero, día del “encuentro”, desde temprano los vecinos de Gualala se preparan para recibir a su Santo Patrono.
Sonoras alboradas anuncian la alegría que embarga a la comunidad, quien se congrega con fe y esperanza en el tradicional punto de encuentro conocido como Malcaraca.
En esta parte se ubican las autoridades civiles, para esperar el paso en procesión del Negrito, como también lo llaman los habitantes de este casco urbano.
En la procesión le acompaña la Virgen de Lourdes, santa patrona de los habitantes de Ilama, la que llega escoltada por sus autoridades edilicias.
Una vez realizado el encuentro, los alcaldes reafirman sus compromisos de respeto, colaboración y esfuerzo por el mejoramiento de las condiciones de vida de estas comunidades.
Enseguida los feligreses recorren las calles de Gualala, adornadas por atractivas alfombras, rebosantes de alegría con el sonido de los cohetes, acordeones, pitos, música de marimba y las campanas del templo que repican sin cesar, y sin dejar a un lado las alabanzas dedicadas al Señor.
Convivio
Acto seguido, los soberanos municipales de dichos pueblos, junto a los vecinos y visitantes, se dirigen al centro comunal y es donde el gobernante anfitrión del sector ofrece a los festejados un banquete con una bebida preparada con maíz blanco, dulce de papaya o pan en miel llamado “chilate”.
Prontamente todas las personas que se encuentran en la plaza se quedan disfrutando de la música folclórica de marimba, festividad que se realiza con el objetivo de intercambiar costumbres propias de la identidad de cada comunidad.
Feligresía
Al final, la congregación procede a cumplir promesas y romerías ante los pies del sagrado, y es aquí donde se escuchan numerosos testimonios que dan cuenta de milagros de sanación y peticiones concedidas a tan venerada imagen.
Es muy común observar entre estas peregrinaciones a personas que deciden, mediante sacrificio físico, asistir a la celebración pero yendo de rodillas hasta el sagrario superior de dicha capilla.
Con muchos meses de anticipación se invita a todos los creyentes del Santísimo a participar y a compartir la fe, la cultura, las costumbres y la tradición de estos pueblos hermanos que cada año se presentan de manera fiel a consolidar sus valores espirituales por las maravillas recibidas.
Sea por salud, trabajo u otras peticiones que depositan al bendito, los creyentes dan muestras de agradecimiento por las promesas cumplidas y lo hacen según los dictados de su corazón.
El corazón del humilde es la mejor muestra de gratitud, pero hay quienes expresan también su felicidad mediante placas con mensajes de agradecimientos u ofrendas de oro y plata que conserva celosamente el sacristán del santuario en la sacristía.