TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El camino al cetro tuvo muchas espinas, pero en ese trayecto a la gloria varios fueron piezas clave para sortear los valladares y hacer que hoy el pueblo azul esté en las nubes celebrando la copa número 18.
Motagua tuvo varios arquitectos para consagrarse en este Clausura. Si la tesis de los entrenadores es que los equipos se organizan de atrás hacia adelante, el Mimado contó con un Marlon Licona quien dejó al traje de eterno suplente de Rougier para convertirse en factor determinante.Aunque tuvo errores, como su regalo en el 2-0 de la final de vuelta, fueron más sus aciertos.
“Pensaba no sé cuántas veces me voy a caer o me he caído, pero tengo que levantarme cómo dé lugar y me levanté”, celebró el portero, quien en la gran final tapó un penal cuando el partido estaba 0-0.
Sus tapadas en el partido en el que estaba en juego el título o sus intervenciones ante Olimpia en la semifinal son solo algunas de sus 50 atajadas en el torneo.
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El de las vallas invictas
De los 18 partidos que jugó, en la mitad (9) se fue con la valla invicta, lo que lo convirtió en el portero del torneo que más veces dejó su marco en cero. Esa seguridad atrás, claro, no solo corrió por cuenta de Marlon.
Su zaga se fajó. Denil Maldonado y Marcelo Pereira hicieron de la central una muralla inexpugnable para muchos rivales.
El Chino (20 duelos) y Chelo (18) jugaron todos los minutos de sus partidos disputados. Y qué decir de un Wesly Decas que se apoderó del lateral izquierdo de Omar Elvir y que jugó 20 de los 24 partidos del Mimado.
Todos ellos fueron bastión para que el Ciclón solo recibiera 20 tantos -menos de un gol por partido-. Un paso adelante, en el medio, está una de las grandes revelaciones, el volante Jonathan Núñez.Sus 17 encuentros jugados y su par de asistencias denotan los pergaminos que tomó el volante de 20 años.
“Uno trabaja y se esfuerza cada día para ser tomado en cuenta en el 11. Me he exigido mucho y esta es la recompensa”, afirmó el mediocampista mixto.Sus dos pases de gol fueron para otro que tiene kilogramos de mérito sobre el trofeo: Roberto Moreira.
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Los goles de Moreira
El paraguayo se convirtió en el goleador del equipo con 10 tantos y varios de esos goles fueron oro molido para llegar a la copa. Con su cabeza anotó los dos tantos ante Olimpia con los que Motagua clasificó a la final y en el combate por la gloria dejó su marca con otro tanto al Real España.
Su hambre de gol se evidencia con esos 25 disparos al marco, que lo catapultan como el jugador del certamen que más remató entre los tres tubos.
“Es un merecimiento de nosotros de perseverar y hacer las cosas bien para levantar un titulo más”, festejó el máximo goleador extranjero del Ciclón, quien se quedó sin contrato.
Su compañero de ataque no tuvo tanto protagonismo constante como él, pero apareció en el momento más crucial, la final.
Ángel Tejeda deambuló entre suplencias y la sequía goleadora, pero en la final de ida se convirtió en un verdadero arquitecto de la 18.
Su gol y sus dos asistencias en ese 3-0 contra la Máquina fueron los que finalmente marcaron la diferencia para que Motagua terminara levantando la copa en el Olímpico.
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