Uno de cada cuatro estudiantes del sistema público tiene sobreedad

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El sonido de los carros, los grandes edificios y la cantidad de personas que transitaba por las diferentes calles de Tegucigalpa dejaron de formar parte del día a día de Saúl Adonay Mendoza, un estudiante que durante la pandemia del covid-19 emigró junto a su familia a una aldea de La Paz, un departamento que colinda con Francisco Morazán.

Pero la pandemia no solo los obligó a huir de donde vivían, sino que también a que Saúl abandonara la escuela.

“Estábamos en una aldea súper lejana en La Paz, ahí antes era bien dificultoso, ahora hay internet, pero en ese tiempo tenía que comprar. Incluso, ni celulares teníamos, por eso él dejó de recibir las clases y perdió su año”, explicó Aracely, madre del adolescente, al explicar por qué su hijo cursa un grado inferior para la edad que tiene.

A raíz de esto perdió un año lectivo, más otro que no culminó años atrás por dificultades en el aprendizaje. Ahora tiene 15 años y apenas está en sexto grado.

En Honduras uno de cada cuatro estudiantes (en promedio, el 24% de los educandos) tienen el mismo problema: una edad superior a la esperada para su grado académico, según arroja el informe “Cuánto se dejó de aprender” en 2022 de la Secretaría de Educación y el Instituto de Investigación y Evaluación Educativas y Sociales de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM).

Si comparamos este promedio con la matrícula preliminar de 2024 (1.6 millones de educandos) hablamos que más de 398 mil estudiantes tienen sobreedad.

¿Qué significa esto? La Secretaría de Educación estandariza los niveles académicos para que vayan acorde con la edad del alumno, pero por múltiples motivos algunos se salen de esos estándares.

En tercer grado, por ejemplo, la edad adecuada es de 7 a 9 años, en quinto de 9 a 11 y en octavo de 12 a 14, pero hay estudiantes que llegan a tener 22 años, según el documento.

El informe revela que el porcentaje de educando con edades mayores a la edad esperada para el grado que cursaban eran preocupantes.

Solo en el tercer grado representaba el 23% del total de estudiantes, mientras que en quinto era el 22%. En octavo grado, casi tres de cada diez estaban por encima de los 14 años (tenían entre 15 y 22 años).

Incluso, menciona que estos mismos estudiantes en tercero, quinto y octavo grado con sobreedad tenían peor rendimiento en Español y Matemáticas en comparación los que estaban en la categoría de “edad esperada”.

Un ejemplo claro son los estudiantes de tercer grado, pues los que tenían edad esperada alcanzaron 266 puntos en las pruebas estandarizadas de Español, mientras los que estaban en sobreedad sacaron 258 (ocho puntos menos).

Lo mismo pasó en las evaluaciones de Matemáticas, pues le fue peor a los educandos con edades entre 10 y 16 años que cursaban el tercer grado.

Además, las pruebas -basadas en una escala de puntuación de 100 a 500, donde la primera cifra representa un resultado insatisfactorio y la última avanzado- revelan que a mayor grado, peor resultado obtuvieron los estudiantes con sobreedad.

Solo en octavo grado obtuvieron en Matemáticas 211 puntos (categoría de “debe mejorar”), dos menos que quienes tenían edad esperada. En Español, los educandos de octavo grado con sobreedad sacaron 307 puntos y los que tenían entre 12 y 14 años 315 puntos. Ambos estaban en la categoría de “satisfactorio”.

Para Marlon Escoto, director de educación de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), es común que los niños repitan primer grado, principalmente “los niños que no tuvieron ningún grado preescolar”, por eso hay muchos casos de sobreedad en las escuelas del país.

Escoto también resaltó que hay una gran cantidad de niños que por tener sobreedad no pueden volver a la escuela. “Por ejemplo, un niño que tiene 8 o 9 años y no cursó primer grado, no puede volver, porque no lo matriculan, porque primer grado tiene la condición de que el alumno debe de tener 6 años”.

Entonces el niño debe de esperar a cumplir 15 años para poder matricularse en una escuela para adultos o formar parte del Programa de alfabetización “Yo sí puedo”.

“Y este es un frente de niños perdidos pospandemia, que fácilmente alcanzan unos 40,000 niños, por eso cuando se ve que la matrícula va en descenso y no se recupera, es porque aunque esta población de niños no pueden volver a la educación básica por su edad, están en el limbo”, lamentó el exministro de Educación.

Además, resaltó que en la pandemia muchos niños perdieron de uno a dos años debido al confinamiento por el virus y la ordenanza de recibir clases virtuales.

Por otro lado, el experto en educación Jhonny Varela explicó que otro problema que influye es que “el padre de familia ingresa al sistema educativo a sus hijos en una sobreedad, quizás de 8 o de 7 años, por diferentes factores, ya sea por trabajo infantil, falta de acceso, o quizás, la escuela se encuentra muy lejos de donde viven”.

Además, cree que la pandemia jugó un papel importante en el crecimiento de la cantidad de estudiantes con sobreedad, ya que aunque “se atendieron las clases, pero sin los medios y las alternativas para mantener los estándares de calidad, por lo tanto, los jóvenes en esos dos años perdieron la motivación para seguir estudiando”.

En el caso de Saúl, regresó a Tegucigalpa en 2021, año en el que se reincoporó al sistema educativo. Su madre contó a EL HERALDO Plus que al principio fue bastante difícil su la reinserción, pero que le dedica varias horas al día para que pueda estar al 100%, aunque ya no pueda recuperar los años escolares perdidos.

El exministro de Educación, Marlon Escoto, sugirió comenzar a implementar la educación por nivel, es decir, que hayan grados donde se le trate al estudiante según el nivel educativo que posee, sin importar la edad.

De esta manera, niños que por diversas razones no entraron a la escuela en la edad correspondiente pueden recibir educación sin ningún problema, aunque es difícil porque “no existe una normativa para atender a estos niños por nivel”, condenó.

Una docente, quien pidió a EL HERALDO Plus no compartir su nombre, afirmó que lastimosamente a estos estudiantes con sobreedad “no se les trata especialmente o de manera individual, por lo general es la totalidad, o al menos que la repitencia sea muy marcada”.

La hondureña puso de ejemplo el caso de una niña en décimo grado a la que le imparte clases que está repitiendo por tercera vez el mismo nivel.

Consideró que el hecho de que los alumnos con sobreedad tengan un rendimiento más bajo que los demás estudiantes se debe a que entre mayor es la edad, más van cambiando sus intereses.

Sin embargo, “hay alumnos que son mayores, que quizás no están en repitencia por bajo rendimiento, sino por condiciones de salud”, consideró.

Ese fue el caso de Saúl, quien perdió un año académico porque se le dificultaba aprender, un problema que ha venido en aumento desde la pandemia, según conoció este rotativo durante un recorrido por varias escuelas de El Paraíso, Choluteca y Francisco Morazán.