Costo de insumos reduce en 50% la producción agrícola en Honduras
La inseguridad alimentaria que amenaza al país es muy latente tanto en el campo como en los mercados municipales no solo por la disminución de la producción agrícola, sino por el encarecimiento de los productos
Ante los altos precios de los insumos, los agricultores se las ingenian para hacer producir la tierra.
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TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El productor de papas Leónidas González Gómez, quien se ha dedicado a la agricultura desde que tenía 15 años de edad, ahora no sabe cuál será su futuro si los costos para producir siguen en aumento.
EL HERALDO Plus lo encontró en La Esperanza, Intibucá, dirigiendo una cuadrilla de unas treinta personas que sacaban afanosamente una cosecha de papas en una extensión de 13 tareas, o sea casi una manzana, y una inversión de aproximadamente 200 mil lempiras.
“Si antes uno sembraba dos manzanas, ahora ya no puede hacerlo, lo más que se puede sembrar es una porque primero uno tiene que ver el gasto”, relató.
Detalló que en el mercado hay insumos caros y baratos, pero él está utilizando los más cómodos, no solo para producir sino para dar empleo a mucha gente de la zona.
“Aquí uno se la rifa, porque los precios de la papa no son estables, a veces no sacamos ni la inversión que hacemos”, lamentó. Tras su extracción de la tierra, su producto rápidamente es llevado por los compradores a los diferentes mercados de Honduras. “Aquí vienen a llevar la papa gente de Santa Rosa de Copán, de San Pedro Sula, Comayagua y Tegucigalpa”, contó González.
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Riesgo
El caso de González es una muestra de cómo los exagerados precios de los fertilizantes, plaguicidas e insecticidas golpean con severidad la producción en el agro. A esta situación se unen los efectos del cambio climático y la pandemia del covid-19.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) en el 2021 había informado que en Honduras, antes de la pandemia del covid-19, un total de 1.8 millones de habitantes estaban en inseguridad alimentaria, no obstante, la cifra ahora casi se duplica y sigue en aumento.
EL HERALDO Plus recorrió el municipio de La Esperanza, Intibucá, así como Tomalá, Valladolid, La Virtud, Mapulaca y Erandique, del departamento de Lempira, y constató la difícil situación que atraviesan los productores, quienes junto a las autoridades de los diferentes municipios confirmaron que la producción de este año 2022 caerá en un 50 por ciento, lo cual amenaza con un desabastecimiento de los mercados y un encarecimiento de los productos.
Y es que el riesgo de una crisis de hambre se ve muy claramente en las áreas de cultivos donde muchas parcelas están ociosas mientras que otras presentan sembradíos extremadamente raquíticos.
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Arnulfo Rodríguez, alcalde de La Virtud, uno de los municipios más pobres del occidente del país, explicó que el patrimonio de esa comunidad siempre ha sido la agricultura, sobre todo el cultivo de granos básicos y la ganadería, pero hoy la producción “bajó de manera preocupante debido a los altos precios de los fertilizantes y de las semillas mejoradas. La gente que antes sembraba dos manzanas hoy solo siembra una, y los que cultivaban una manzana hoy no han cultivado nada”.
Según el edil, hay un desbalance entre la cantidad de cultivos de antes y los de hoy y va a tener su repercusión en las cosechas que serán menos y todavía no se sabe si van a ser de buena calidad porque aún el invierno es temprano y los sembradíos no han dado sus frutos.
“De lo que sí estamos seguros en un cien por ciento es que la producción este año será menos y habrá escasez en los mercados, se corre el riesgo de una crisis alimentaria; y lo otro es que la gente va a seguir pensando en migrar porque verá que en la zona ya no hay condiciones para producir y vivir. Si la situación no mejora vamos a tener una pandemia de migrantes”, advirtió Rodríguez.
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Explicó que en este año los insumos para producir subieron más del cien por ciento, el abono que antes se compraba a 520 lempiras ahora cuesta 1,200 lempiras y ya no está al alcance de todos los productores, por eso ahora la gente piensa dedicarse a otra actividad y no al cultivo de granos básicos u otro tipo de alimentos agrícolas.¿Al faltarnos alimentos de dónde vamos a abastecernos si el problema de producción está igual en todos lados del país?, cuestionó el jefe municipal.
Recordó que antes acudían a El Salvador porque allá el gobierno les ha proporcionado fertilizantes y otros insumos a los agricultores -“aquí no ha sido igual, esto se ha politizado y es poca la cantidad de ayuda que viene”-, pero ahora resulta que para ir al país vecino tienen el problema que los salvadoreños tienen cercada la frontera.
En “el combate contra las maras y pandillas y los soldados están en toda la línea fronteriza y no pasa nadie para acá ni para allá”.
Tanto el Banco Nacional de Desarrollo Agrícola (Banadesa) como el Banco Hondureño de la Producción y Vivienda (Banhprovi) en estos municipios se les conoce más por sus escándalos de corrupción que por su asistencia a los productores. Aquí la asistencia técnica y financiera no existe, la diversificación de cultivos tampoco, los agricultores siembran empíricamente nada más maíz, frijoles y sorgo, los más afortunados tienen sus fincas de café.
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El último informe de las Naciones Unidas sobre las cifras del hambre establece que “la evidencia sugiere que si los gobiernos reorientan los recursos que están utilizando para incentivar la producción, el suministro y el consumo de alimentos nutritivos, contribuirán a que las dietas saludables sean menos costosas, más asequibles y equitativas para todos”.
Pero esto, para Rodríguez, está muy lejos de cumplirse, sobre todo en los municipios de Lempira, que están dentro del denominado corredor seco.
Por su parte Jaime Reyes, alcalde de Mapulaca, también manifestó que poca gente sembró granos básicos por lo caro de los fertilizantes.
Ante la difícil situación, la alcaldía consiguió un pequeño apoyo de fertilizantes con el gobierno, aparte de eso compraron 400 sacos para ayudar a los agricultores. El único requisito para tener acceso a este apoyo es que la familia tenga una parcela cultivada.
Ante un posible desabastecimiento, sobre todo de granos básicos, esta alcaldía ya contempló la compra de maíz para tenerlo en un granero y así apoyar a sus más 4,500 habitantes en un momento de crisis, sostuvo Reyes.
La migración
La reducción de la producción de alimentos y la falta de políticas estatales para atender el agro no solo aumenta la pobreza en la zona del corredor seco, sino que también obliga a muchos jóvenes a migrar; de esta forma el país pierde cada día su fuerza laboral en el campo.Mientras aplicaba un herbicida en su milpa, el joven José Donilio Sánchez sostuvo que la vida en el campo cada día se vuelve más difícil pues la tierra ya no produce como antes, por lo que muchos trabajadores se van a vivir a las ciudades o migran hacia Estados Unidos.
“Aquí es una situación complicada y solo el que vive en estos lugares la conoce y la sufre”, añadió.De acuerdo con el alcalde de La Virtud, “cada hora los jóvenes se nos van y por eso ahora no se encuentra trabajadores como antes. Ahora hay que rogarles a los pocos que quedan para que nos ayuden a cultivar”.
Mientras tanto, el edil de Mapulaca sostuvo que los jóvenes ya no encuentran condiciones para vivir en estos sectores y para salir adelante tienen que irse de aquí. Esto es un fenómeno que viene sucediendo desde hace muchos años al cual nadie le presta atención, criticó.Las proyecciones de una “vida mejor”, como lo pregonaba el gobierno anterior, fueron nulas en estos municipios, y la continuidad de la miseria se fortalece en este gobierno. La desesperanza crece en cada rincón de estas zonas y la angustia del hambre está a pocos meses de aparecer, como lo han advertido los organismos internacionales.
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